Forest { L I B R E }

Me gustaba disfrutar del aire, del verdor de las hojas en contacto con mi piel; era mucho más relajante que escuchar el ruido de los autos en la ciudad. El ambiente estaba algo húmedo, pues el sol no estaba calentando como ayer, el día que pasé en la alberca; esta vez estaba oculto detrás de unas cuantas nubes y lo alto de los árboles me protegía de quedar como un camarón por los rayos del sol. Mi reloj marcaba las diez de la mañana; en la universidad tenía todo el resto del día libre y no quería desperdiciarlo, así que sin pensarlo mucho, había decidido venir a caminar al bosque no más que con una botella de agua y un buen libro, pues no necesitaba más para sentarme media tarde a la sombra de un árbol.

Caminé unos cuantos kilómetros adentrándome en la maleza, había encontrado un árbol perfecto, pero también había escuchado unos pasos; bien pude haber dicho que eran de algún animal, pero eso era preocupante, yo sabía lo que era cazar, y como un depredador miraba a su presa, no estaba dispuesto a ser la cena de sea lo que sea que estuviera caminando cerca de mí, empecé a caminar sin una dirección fija; me abrí paso entre la maleza para observar un claro, rodeado de árboles altos e iluminado por la luz del sol, era.. perfecto; pronto miré a la chica que estaba en él y me apresuré a hablar -Oh, lo siento, te he interrumpido- hice una mueca -Creo que te confundí con algun animal- me encogí de hombros apenado.

Mi vista viajó por aquel claro y se centró en la chica rubia que se recostaba sobre lo que parecía ser una toalla azul y apoyaba su cabeza en un tronco; ella respondió con un simple "Hola" y yo fruncí levemente el ceño por lo desorientada que parecía estar la chica, cualquier otra que contara con cinco sentidos y hubiese visto a un extraño en el bosque, minimo se hubiese levantado del lugar donde se había recostado y hubiese preguntado con un "¿Quien eres tú?", en lugar de eso, la chica solo se limitó a saludar y yo en seguida entendí porque.

Ahí, entre sus dedos, había una colilla encendida; no, no era un cigarrillo, era un trozo de papel y por los metros que nos separaban apenas pude identificar un color verdoso dentro del papel, y aunque no podía estar cien por ciento seguro, la actitud relajada de la chica, me lo decía todo. "Marihuana" -pensé e hice una mueca-; detestaba el cigarrillo y había tenido malas experiencias con las drogas, la chica frente a mí no podía tener más de veinte años, y si los tenía, tenía demasiados rasgos aniñados en su rostro -Deberías estar un poco más alerta- comenté, más no quise acercarme más de la cuenta; no era un fiel partidario de ese tipo de adicciones, así que ver a una chiquilla drogándose no era la experiencia más grata que hubiese podido tener hoy; rodé los ojos por la línea de mis pensamientos, y es que me sentía repentinamente molesto, ese simple hecho me había hecho recordar los malos ratos que pasé con Gerard por culpa de las malditas adicciones.

-Creo que te debería de dejar sola- miré la colilla quemada del papel entre sus manos, esperando que comprendiera a lo que me refería -Ten cuidado por aquí, creo que hay animales- si la chica se seguía drogando no estaría en condicones para regresar sola al campus, si fuera una buena persona me quedaría, pero como soy un simple humano, lo mejor era esperar a que ella misma me lo pidiera o que simplemente me dijera, "está bien, nos vemos".

Si, ella había empezado a ser un desastre, era le típico efecto de las drogas; pronto se levantó y cayó a tropezones sobre el tronco; no dudé en acercarme, caminé unos cuantos metros y vi su brazo sangrante pronto, y como pudo, se hizo un torniquete en el brazo; pero, oh vamos! esa toalla era muy grande y el torniquete era desproporcional a la herida, estaba seguro de que ocupaba todo excepto la hemorragia que la chica intentaba parar -Vamos, dejame ayudarte- terminé de caminar los metros que nos separaban y me arrodillé frente a ella, tomé su brazo con cuidado de no lastimarla. Había escuchado su petición, y claro que la llevaría a su "fraternidad", pero primero debía de asegurarme de que no perdiera demasiada sangre; la chica no se iba a morir por esa herida, pero si podría desmayarse en cualquier momento.

-Nosé que estudies, o si estudias medicina; pero creo entonces que voy en un año más avanzado- admití y me encogí de hombros -Dejame ver eso- no esperé su respuesta, pronto me apoderé de su torniquete y los deshice para ver su herida ahora cada vez más sangrante; bien, habían dos opciones: la primera, era romper la toalla en tiras y hacerle un torniquete, y siendo así podría sofocar la herida, o quitarme la camisa y hacerla girones, bien, creo que opto por lo segundo -Dame un minuto y presiona tu herida con una de tus manos; presiona fuerte- me deshice de mi camisa y quité una tira de la parte de abajo para amarrarla en torno a su brazo, mientras lo hacía, todo el enojo fue suplido por un sentimiento de protección, el mismo que sentía hacia mis hermanas -Quita ahora tu mano por favor- miré a la chica -Vamos, pronto te llevaré a donde quieras- le guiñé un ojo y esperé a que se decidiera a quitar su mano.

Me daba la sensación de que la chica era bastante infantil, o al menos sus rasgos aniñados me lo decían, ver su sonrojo al momento de quitarme la playera me hizo sonreir ¿a qué chica de esta edad le pasaba eso?, vaya, a esas había que buscarlas con lupa; aún seguía pensando en eso cuando ella se presentó, yo ya había terminado mi trabajo de "médico", o al menos de "enfermero" -Es un placer Charlie, soy Dominic- le sonreí y asentí con la cabeza con cortesía; mi mirada viajó hasta el suelo y miré la camisa echa jirones, genial, ahora tendría que volver sin camisa, esto se prestaría a "grandes interpretaciones".

Me levanté del suelo donde me había arrodillado y le dí un vistazo al claro, posteriormente al cielo casi oscuro -No te preocupes del momento en el que nos conocemos, las mejores amistades nacen de momentos incomodos- me encogí de hombros, bien, ese era un dicho que acababa de inventar pero no le di importancia -Creo que oscurecerá pronto- suspiré y me giré hasta ella -¿Nos vamos?- le sonreí amistosamente.