En ese momento pasó Murphy por ahí {Jackson}

Pi-pi-pi-pí, pi-pi-pi-pí
Para Hell el despertador estaba sonando aquella mañana como si no hubiese un mañana. Parecía como si en su habitación se hubiera metido un concierto de rock sin avisar y estuvieran en la parte motivada de la canción. Así pues, la rubia bufó mientras daba un golpe al despertador para que éste dejase de sonar y se levantaba como alma en pena de la cama.
Miró por toda su habitación, June ya no estaba. Seguramente para ella levantarse a la hora que lo hacía Hell era casi hasta quedarse durmiendo demasiado tiempo, pero para ella era todo un suplicio. Se restregó los ojos con la palma de la mano y caminó hacia el armario dispuesta a buscar algo de ropa que ponerse. Después iría a la cafetería para desayunar algo decente, aquella mañana no tenía ganas de ponerse a comer lo primero que pillase en el departamento.

Ya llevaba unos días por ahí y poco a poco había empezado a conocerse las cosas. Así que no le costó demasiado llegar a la cafetería, a pesar de que en aquellos momentos veía menos que un topo con legañas debido al sueño que tenía. De sus pantalones vaqueros sacó algo de dinero y miró al mostrador donde estaban los bollos. En teoría ella no comía bollos, no le gustaban, pero el comienzo de las clases ya estaba alarmantemente cerca había decidido amargarse un poco el día para irse acostumbrando. En poco tiempo tendría que volver a acostumbrarse al café, a las noches sin dormir y a despertarse pronto cada día. Y era eso precisamente lo que peor llevaba de todo.
La rubia ya había decidido que bollo comprarse, por eso avanzó sin mirar a ningún lado. Sintió como algo mullidito, posiblemente un pie, se interponía entre ella y el suelo. Dedujo que lo había pisado, y de ser otro momento del día se habría dado la vuelta y pedido perdón, pero en aquel instante no lo haría. Si quien quiera que fuese quería una disculpa tendría que llamar su atención, pues ella iba a comprar su bollo.

Hell ya estaba rondando los ojos mucho antes de que él hubiera completado la frase. Sabía que lo que fuera que le dijese no iba a ser precisamente algo como: lo siento mucho Hell por dejarte tirada en tu primer día. Así que con toda la paciencia del mundo se giró poco a poco, para no arrearle un buen derechazo desde primera hora de la mañana y con cara de pocos amigos dijo - Que va, fui a esa clase, lo que pasa es que se les olvidó mencionarme que a los idiotas como tú también había que pedirles perdón - su tono de voz era áspero, muy diferente al que solía tener habitualmente. Y se notaba a la legua que estaba molesta con el chico - Al que se ve que no le enseñaron el significado de "Enseña esto a Hell" fue a ti. Si no hubiera sido por mis grandes habilidades para orientarme posiblemente aún seguiría dando vueltas gracias a ti - dijo mientras lo señalaba con el dedo. La verdad era que sus habilidades para orientarse consistían en que Mía se hubiera acercado a ella y le hubiese enseñado todo aquello como una buena samaritana. Pero ese detalle no tenía por qué saberlo Jackson y, por ende, no lo sabría. A la hora de quedarse información para ella misma Hell era toda una experta.

- Además, yo no tengo la culpa de que tengas barcas en vez de pies - añadió Hell finalmente para, una vez más, quitarse la culpa a ella misma; como solía hacer siempre. Después de todo, ella siempre tenía la razón, independientemente del motivo.

Hell entrecerró los ojos tanto cuando Jackson le dijo aquello de los modales que hasta ella podría jurar que los tenía cerrados. Se mordió el labio por dentro y apretó los puños. Antes de conocer a su "querido" hermano hubiera dicho que era imposible que alguien fuera tan molesto, pero desde que lo conoció... bueno, ahora simplemente prefería olvidarse de su existencia. Cosa completamente imposible si contaba con que estaban estudiando en la misma universidad - Yo tengo modales con quien los tengo que tener. Soy toda una dama - dijo mientras daba un paso hacia atrás y miraba al tendero planeando como comprar el bollo y no morir en el intento - El caso es que tú no te lo mereces - explicó con toda la naturalidad del mundo. Como si pedir perdón dependiera de la cantidad de buenas obras que el otro tuviera para que se lo mereciera - Entonces debes de tener mucha práctica disculpándote, aunque yo no sea la afortunada en conocer cómo te disculpas - como siempre que un tema se acercaba a lugares que Hell no quería tocar era lo que hacía, dirigirlo hacia otro lugar. Sabía que Jackson tenía razón, que debía pedir disculpas, pero su orgullo no se lo permitía y tampoco ella misma.

- Eh... perdona, pero yo me sé orientar perfectamente y no necesito a nadie que me cuide - dijo aún más cabreada cuando, por alguna razón, parecía que el imbécil se había metido en su mente y descubierto que no aprendió a moverse por Harvard ella solita - Niñita de papá o no, el que vive con su padre eres tú. En estos momentos el mío debe de estar por algún lugar de Finlandia, bien lejos de aquí - contestó ella con tono de reproche. El tema de su padre era algo un poco delicado para ella en aquellos momentos, pues había sido por su culpa por la que estaba de vuelta en Estados Unidos estudiando en aquella universidad junto a la persona más insoportable del mundo y no en Oxford u otra universidad europea.

Hell alzó una ceja cuando dijo aquello de que ella tenía los pies más grandes. Instintivamente se miró los mismos para comprobar que era imposible que los pies de ella fuera más grandes que los de él, después de todo ella era chica, por muy grandes que los tuviera (que no era el caso) era bastante difícil que fueran de mayor tamaño que los tuyos. Una vez comprobado aquel detalle pasó una mano por delante de la cara de su hermano - ¿Cuántos dedos ves? Porque, que quieres que te diga, pero parece que te está empezando a fallar la vista - bajó la mano poco después, guardando ambas manos en los bolsillos de su pantalón vaquero y balanceándose ligeramente sobre sus talones - ¿Echar las culpas a otros? - Hell dejó escapar una carcajada despectiva - Yo no estoy echando la culpa a nadie, solamente me limito a decir lo que hay. Y la verdad es que si hubieras tenido los pies más pequeños yo no te habría pisado. Admítelo - dijo ella con una sonrisa socarrona en los labios.

Hell bufó ante su comentario y le dio un par de palmaditas en un hombro mientras dejaba escapar unas carcajadas y después hacía como que se quitaba una lágrima de un ojo que se le "había escapado" por la risa - Hay que ver que sentido del humor que tienes - dicho aquello Hell puso una cara seria - No me extraña que te amargues tú solo, ten cuidado con el café no te vaya a saber demasiado dulce - soltó Hell siguiendo con la mirada hacia donde miraba su hermano. A ella ya se le había quitado el hambre después de todo aquello, pero se veía que su hermanastro sería capaz de comerse hasta a un elefante aunque tuviera el peor día de su vida -¿Qué me salga con la mía? Es que no hay más opciones, Jacksoncín - porque era verdad, no era que Hell se saliese con la suya sino que a veces daba tantas vueltas a las cosas que al final conseguía haciendo que, de una forma u otra, se saliese con la suya.

Hell bufó. ¿Qué se pensaba que era, un mapa con patas? Ella tenía buena orientación, pero lo que estaba claro es que no sabía cómo moverse por un sitio en el que no había estado antes - Claro, Jackson, claro. Llego a un sitio sin conocerlo de nada y me sé situar como si fuera mi casa. A veces me sorprende tu inteligencia - Hell chascó la lengua y se llevó el pelo a la boca para morderlo, como hacía cada vez que tenía ganas de meterle un buen derechazo a su hermano y se contenía por el poco respeto que le quedaba hacia su madre.

- ¿Qué tú eres más qué? - dijo Hell soltando una carcajada y enarcando una ceja - Perdona, monín, pero es que me importa muy poco la cantidad de veces que seas más independiente de tu padre que yo - Hell se dio un golpe en el pelo, haciendo que éste saliese disparado hacia arriba, en un gesto de superioridad muy suyo. Poco le faltaba ya para subir la cabeza tan alta que su nariz apuntase al techo. Los labios de Hell se abrieron ligeramente en una O cuando Jackson le insinuó sin insinuar que era tonta - Perdona, pero mi cerebro funciona perfectamente - siseó Hell volviéndose a meter el mechón de pelo en la boca después de que éste se le hubiese caído.

Y se quedó aún más perpleja cuando se fue, sin más, a comprarse su café para luego volver. Pero de algo malo siempre salí algo bueno, así que mientras él estaba hablando Hell se abalanzó sobre el café, arrebatándoselo de las manos - Pues tengo que discutir que lo podrías haber comprado con algo de leche condensada, está más bueno - dijo ella para después pegar un nuevo sorbo al café que su hermanastro había comprado - Podrías comprarme el periódico, ya que estás - dijo mientras se dirigía a una mesa con el café bien sujeto entre sus manos y se sentaba tranquilamente.

Hell hizo una mueca similar a una sonrisa cuando dijo que ya era un punto el que tuviera sentido del humor y pasó completamente de contestarle, no merecía la pena discutir si tenía sentido del humor o no, después de todo si lo tenía ella no lo había visto nunca. En algún lugar de su cabeza sabía, por mucho que le pesase, que su hermanastro no podía tener esa gracia y salero que tenía con ella con todo el mundo. Aún así Hell sonrió socarronamente con su siguiente frase - Pues al parecer hoy te has rendido muy fácilmente a salirte con la tuya, hermanito - le espetó la chica con cierto aire de superioridad.

De haber tenido cinco años, posiblemente Hell habría hinchado los mofletes tanto que la dolerían y habría dejado de respirar cuando le dijo que tenía cosas más importantes que hacer que enseñar a su "hermana pequeña" la universidad. Pero ya iba teniendo una edad y sabía que tenía que controlar un poco esos impulsos, aunque de haberse tratado de otra persona posiblemente no lo habría hecho - No hay nada más interesante que yo. ¿O es que aún no te has dado cuenta? - dijo algo enfadada, herida en el orgullo. Después de todo el que se llevaran mal significaba que conseguía acaparar su atención, atención que le gustaba tener de todo el mundo - Y no me has hecho un favor, mi plan era que me dijeras donde apuntarme a las animadoras para que te pudieras apuntar conmigo; seguro que te cogían - soltó la rubia. Aunque sabía perfectamente que en aquella frase se podría aplicar todo lo que digas podrá ser utilizado en tu contra aún así estaba dispuesta a correr el riesgo solo por la cara que pondría su hermano al escucharlo.

Hell abrió mucho los ojos y se llevó ambas manos a sus pechos para tapárselos - ¿Y cómo sabes tú eso? ¿Es que tienes rayos X en los ojos? - preguntó fingiendo ser idiota, pues no hacía falta ser un genio para saber que era solo una forma de hablar - ¡Eres un PERVERTIDO! - la última palabra la gritó, procurando que todos los estudiantes que en aquel momento estaban en el bar escucharan lo que era su hermano.

Hell se acomodó en la silla y pasó los pies a la silla de enfrente para ponerse más cómoda mientras daba un nuevo sorbo a su café. La verdad, sabía mejor cuando no lo pagabas tú, aún así se le atragantó el café cuando escuchó lo que había creído oír y tosió un poco - ¡¿Qué?! - exclamó dando un golpe en la mesa - Sabía yo que a esa la manipulaba hasta un hipopótamo - comentó más para sí misma que para su hermano. Porque sí, a Hell nunca le había terminado de caer en gracia su madre, desde pequeña había vivido lejos de ella y junto a su padre, lo que significaba que la versión de los echos de su padre había ido haciendo que Hell cogiera más y más tirria a su madre. Hasta el punto de que en más de una ocasión le sacara de sus casillas con solo escuchar su nombre - Llámala tú, seguro que le hace más ilusión - comentó en tono mordaz dando otro sorbo al café y mirando de refilón a su hermano - Por cierto, te he pedido un periódico - dijo con un tono suave, tranquilo, calmado. Un tono que tan fácilmente podía sonar así como interpretarse como la calma que precedida a la tempestad - Y, francamente, sí, creo que te puedo ganar en esto de molestar - contestó dejando el café sobre la mesa por primera vez desde que se había sentado.

Hell se rió, se rió como si le acabasen de contar el mejor chiste del mundo debido al comentario que el chico había hecho, de modo que se había llevado las manos hasta el estómago para intentar no acabar en medio de la cafetería revolcándose en el suelo de la risa - Creo que tu mundo y el de todos los demás seres vivos que habitan en este planeta es el mismo, a menos que seas un extraterrestre, cosa que no me extrañaría en absoluto, entonces, sí, tu mundo sería uno distinto al del resto de nosotros - dijo cuando se le hubo pasado un poco la risa - No es por llevarte la contraria y tal - dijo ella siguiendo su juego de palabras con una sonrisa arrogante en el rostro.

Hell puso algo así como cara de pena cuando él se empezó a reír por su idea de que formase parte de las animadoras. Como si realmente le hubiera dolido que le dijera que no - Una lástima, tendrías potencial... - dijo en un tono cadente. Luego estaba el tema del fútbol americano, ella había estado viviendo casi toda su vida en Europa, por lo que era más forofa del fútbol europeo o del rugby, aunque técnicamente fuera bastante parecido al fútbol americano - No sé cómo os puede gustar eso, es mucho mejor el fútbol de allí, de Europa - dijo Hell encogiéndose de hombros y hablando mínimamente seria en toda la conversación. Aunque si se paraba a pensarlo aún recordaba que cuando se había ido de Estados Unidos y llegado a Europa por primera vez había dicho exactamente lo mismo pero invertido. ¿Cuánto tiempo tardaría en volver a cambiar de opinión?

Hell alzó una ceja ante el gesto de su hermanastro de levantar las manos cuando ella lo llamó pervertido - No te preocupes, a estas horas no se entera nadie de nada- dijo Hell soltando un suspiro, ella hubiera preferido que todo el mundo se hubiera enterado de lo que le había gritado -Por desgracia - decidió añadir no siendo que su hermano se pensase que se preocupaba por él o algo similar. Después chascó la lengua, mientras se acomodaba de una forma un tanto extraña en la silla - ¿Interés en mí? Está claro que sí lo tienes, aunque del tipo de fastidiar al prógimo - dijo ella, siempre con esa necesidad de tener la última palabra en absolutamente todo.

Hell le sacó la lengua a su hermano con cara de mala ostia cuando le dio una patada a su silla mientras se cruzaba de brazos y toqueteaba el café. Alzó la vista de la mesa hacia su hermano poco a poco, de haber estado completamente despierta o con ganas suficientes le hubiera dado una colleja a su hermanastro - Entonces si conocieras a mi padre te enamorarías de él - dijo ella reprimiendo una carcajada y en un nuevo intento de fastidiar a su hermano - ¿Para darle las gracias de mi parte? Se suponía que tenías que ser tú el que diera las gracias porque se deja robar - Hell sacudió la cabeza y chascó la lengua -, digo... porque te da la propina - en ese momento la rubia se preguntó cuando fue la última vez que su madre le dio dinero a ella.

- ¿Y perderme la oportunidad de molestarte si voy yo? Ni de coña - dijo ella con toda la naturalidad. Más tarde alargó la mano para volver a coger el café y terminárselo, una vez vacío el vaso lo acercó hasta donde estaba su hermano disimuladamente - Anda, toma tu café - dijo dando un último golpecito sobre el envase y volviendo a apoyar su espalda sobre el respaldo - Me sorprende que lo dudaras; desde el primer momento te he dicho que no soy tonta - finalizó ella empezando a plantearse si su hermano tenía memoria de pez o algo similar.