Fiebre de sábado por la noche {William}

por Invitado Lun Jul 16, 2012 2:36 pm

El hecho de que a una persona no le gusten las discotecas no significa que sea antisocial, pero lastimosamente mis amigas son de la clase de chicas que creen que si no pasas todas las noches de tu vida de juerga no eres feliz. Así fue como tras horas de sobornos y por favores decidí ir a bailar con ellas; mi problema era que no soportaba el olor a sudor, y mucho menos el del cigarrillo. Y para colmo, luego de un par de horas terminaba por quedarme sola en la barra, sosteniendo un martini que no deseaba beber. Los chicos se pavoneaban por ahí, creyendo que por tener un convertible eran los dueños del mundo, y bastante a menudo las chicas con las que intentaba entablar conversación eran monotemáticas. Me sentía frustrada, sin embargo era menos laborioso aceptar la invitación de mis compañeras, que intentar razonar con ellas.
Sin demasiado entusiasmo fui hacia el vestidor e intenté buscar algún atuendo más o menos adecuado; luego de pasar de largo unos cuantos pares de faldas y otros cuantos más de blusas, [Solamente los administradores pueden ver este vínculo]. Dejé mi cabello suelto, y decidí pasar del maquillaje. Interiormente pensé que si entrabamos a la disco pasada medianoche…luego de un par de horas podría estar de vuelta en casa; a lo sumo a las tres ya estaría en mi cama, mientras terminaba una plantilla que debía presentar a la semana siguiente. Poco después de las once mis compañeras aparecieron en el piso, con sonrisas perfectas dibujadas en su rostro –Vamos…quiero estar en casa a las tres. No puedo creer que me hagan acompañarlas…- me quejé, aunque ya estaba un poco más animada con respecto a la discoteca. Antes de salir tomé las llaves del departamento, y las puse en mi bolso; luego de bajar tomamos un taxi y nos dirigimos hacia el antro.
Cuando entramos a la disco nos dirigimos hacia la pista al ritmo de la música; en mi cabeza se dibujó una relación de proporción: a medida que nos acercábamos al centro, el aire se volvía más denso. Aunque la verdad era que no la estaba pasando nada mal, la música me gustaba y mis compañeras me hacían sentir bien entre tanta gente. Luego de bailar un rato, un joven moreno y de ojos claros se acercó hacía donde estaba y me pidió que bailara con él; un tanto más animada le tomé la mano y acepté la oferta. No lo iba a negar, el muchacho era guapo, pero luego del segundo tema me había empezado a aburrir –Creo que volveré con mis amigas- solté con aparente seriedad, conteniendo la gracia que me daba la situación. Luego de darle un beso en la mejilla al chico me perdí entre la multitud, intentando encontrar la barra o a mis compañeras de juerga.

por **William J. Price** Miér Jul 18, 2012 11:02 am

Sentado en el sillón sin las más mínimas ganas de irme a la cama, Mía y Juliet ya se encontraban dormidas hace un buen rato. Insomnio. Eso era lo que tenia esta noche y al parecer como iban las cosas le haría compañía a las estrellas hasta que ellas se fueran. Resople. Un sonido empezó a invadir por la habitación, me levanto rápido para que la música no despierte a la pequeña, busco por todos lados el origen del ruido hasta dar con mi celular, mensaje nuevo, se leía en letras blancas adornaban la pantalla de este, abro el nuevo mensaje y al leerlo una sonrisa se formo en mi cara, mis amigos, mis antiguos amigos de Chicago, esos amigos que me llevaron al lado oscuro por haci decirlo y otros cuantos con los que jugaba baloncesto habían llegado a la ciudad para pasar una noche loca. Me mordí el labio inferior viendo a las dos mujeres durmiendo, de lo más seguro que si salgo Mia me matara, pero esto era lo que menos me importaba. Fui hasta donde guardaba mi ropa por estos quince días y saque una camisa de color gris con cuadros blancos que me la puse encima de mi polera negra con cuello en v. Tome un papel y escribí en este ''Voy a salir, intentare llegar antes que amanezca, intentare'' lo deje en un lugar visible, tome las llaves de mi carro y me dirigí a la discoteca donde nos íbamos a encontrar.

Dos horas ya, dos horas en que me encontré con mis amigos, dos horas en que no habíamos parado de reír y recordar viejos tiempos, eramos un grupo grande, diez personas, que de a poco se comenzó a disipar algunos con las ganas de un porro salieron del local para irse a los matorrales, otros ya encontraron parejas a la que seguramente iban a follar y los que quedaban, bueno, ellos seguramente tendrán un coma etílico ya que no paraban de beber, agradecí que esta noche me estaba controlando, para estar dos horas, mi conciencia seguía trabajando bien. Bebo un poco de mi ron puro cuando una flamante cabellera roja se cruza en mi vista, ese color era inolvidable, sonrei para mis adentros dando pasos para llegar a la espalda de la chica, acerco mi boca a su oreja, pasando uno de mis brazos en su hombro - Pensé que no eras una chica de fiestas, Firegirl - termine burlando me como siempre de su color de pelo.

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