Canchas { Annie Argent }

La cabeza me iba a estallar. No sabía si era por los estudios, trabajos y demás o porque no llevaba unos días con los ánimos muy arriba. No me había pasado nada en especial para tener los ánimos a bajo, pero todo el mundo a veces se siente mal sin saber por qué, ¿no? La cosa era que ya no podía estar haciendo las cosas que normalmente hacía sin que el dolor de cabeza no aumentara, y era algo que me ponía de mala leche. Un descanso no me iba a venir mal.

Decidí dejar los libros a un lado e irme a hacer algo que me despejara. Supuse que así se me pasaría, y tenía claro lo que era; tirar unas canastas. Vale, quizás no era lo mas adecuado para que el dolor de cabeza se me fuera, pero tomarme una pastilla y tumbarme en la cama para no hacer nada no era algo que me entusiasmara demasiado. Además, hacer aquello significaba dormir hasta el día siguiente, y estaba segura de que al día siguiente me arrepentiría de haber perdido esas horas. Aunque no hiciera algo muy productivo no me gustaba estar parada.

Ordené todo lo que tenía encima del escritorio y me puse la ropa de deporte lo más rápido que pude. Antes de salir me paré en una máquina expendedora para comprarme una botella de agua. Ya sólo me faltaba que me diera un bajón de tensión. Salí hacia las canchas a paso lento, pero pronto aumenté el ritmo para hacer parecer que tenía prisa y que nadie me hiciera pararme para hablar, por lo que cuando me encontré a algunos conocidos sólo les salude con la mano y seguí mi camino. Al llegar a las canchas fui a coger una pelota y me coloqué enfrente de la canasta, pero algo alejada de esta. Usé el coletero que llevaba en la muñeca para hacerme una coleta despeinada y me puse a botar la pelota mientras miraba la canasta.

Lei mi libro una y otra vez pero no podia recordar lo que estudiaba, mi mente vagaba en recuerdos y como era comun en mi no me apetecia estudiar, algo resignada me levante de la silla y me vesti con mis ropas deportivas, tenia pensado correr un poco y asi poder despejarme, no entendia que me pasaba, naturalmente cuando leo algo lo recuerdo facilmente, pero hoy no era el caso, estaba un tanto cansada pero no era de estudiar, en mi vida estudio mas de media hora, es como si me paso de ese tiempo pienso que puedo morir por llenar tanto mi cabeza con cosas que al minuto se me olvidan, si soy una vaga, pero ¿a quien le gusta estudiar?

Me pare frente al espejo y me peine, me maquille un poco, en realidad solo me deliñe los ojos, no me gustaba estar sin maquillaje, me puse mi gorra y agarre mi mp3 me lo puse y me dispuse a salir de la habitacion, pare a comprar una botella de jugo y luego comenze a trotar, con toda la tranquilidad mientras escuchaba mi musica, notaba que algunos me querian saludar pero no tenia gans de hablar con nadie asi que no salude a nadie , lo cual quedo un poco descortes pero ya me disculparia luego.

Fui a las canchas donde para mi sorpresa estaba mi osito particular preferiro, sonrei de lado y aun trotando me acerque a ella, me saque el mp3 y me frene, bueno solo deje de desprazarme pero seguia trotando en mi lugar - A ver si encestas- le dije sin dejar de moverme, esta bien, no queria hablar con nadie, pero mi hermana es mi hermana y a ella le hablo aunque tenga el peor de mis dias.

Tan solo se oía el sonido de la pelota botando sobre el suelo duro y plano. Aquél sonido no me disgustaba, aunque prefería el de las teclas del piano. Recordé la primera vez que toqué uno, había ido con mi madre a una tienda de instrumentos musicales para que ella se comprara una guitarra -la cual nunca llegó a usar- . En cuanto entramos a la tienda me fijé en uno de ellos, era blanco como la nieve, y brillante. Me acerqué a el, y aunque había varios carteles donde ponía "no tocar" no pude evitar deslizar mis dedos sobre sus teclas. Me gané una llamada de atención por parte del vendedor y un pequeño codazo por parte de mi madre cuando se puso a mi lado. Pero con lo único con lo me quedé fue con la imagen de mis dedos pasándo por las teclas. Mis ganas por cambiar ese sonido, algo "feo", que hicieron, fueron tan grandes que no salí de la tienda hasta que convencí a mi madre para que me lo comprara. "¿Para qué quieres un piano? Es un capricho tonto. Sólo te va a durar dos días, después acabará en el sótano y cogerá polvo, como todas las demás cosas de las que te has cansado en nada." Y blablabla. Se equivocó con sus predicciones. Aprendí a tocarlo, un día...y otro...y otro. Y hasta ese mismo momento, seguía tocándolo cuando podía. A parte de pintar, era otra de las cosas que me fascinaba hacer. Podía plasmar, al igual que dibujando, cómo me sentía, y era algo que al ser yo tan reservada a la hora de mostrar mis sentmientos ante la gente, me ayudaba a sacarlos sin necesidad de abrir la boca. Decir algo sin decir nada. No pude evitar sonreír al recordar aquél día.

Comencé a recordar buenos momentos con mi madre por el simple echo de que hacía una semana me había enviado una carta, aquella ''persona'' que abandono a toda su familia y que ni siquiera nos dejó una nota de despedida ahora quería volver a vernos. Siempre fui una niña tierna pero cuando mi madre se fue todo se derrumbó. Oí aquella voz que siempre estaba en aquellos momentos que me sentía derrumbada.La de Annie mi hermana , no la favorita pero si a la que quería un montón y en la que en ocasiones me preocupaba con lo que yo llamaba sus pastillitas de colores - An.. - dije algo desanimada pero sería y dispuesta a contarle todo lo sucedido - Mamá me ha escrito. - lo solté de golpe, era mejor así que darle mil rodeos y comerle la cabeza a nadie además de que a la primera persona que se lo y va a comunicar era a Annie pues ella fue una de las que más sufrió tanto psicológicamente y físicamente.

Digamos que no era su mjor dia, pero esa noticia le cayo como un balde de agua fria, su madre, ella siempre se le pegaba, la trataba de lo peor y a pesar de pedir que la dejase no lo hacia, se fue y se sintio bien, su vida ya no estaria formada por los golpes, podria ser una persona feliz, aunque le costo salir de eso, jamas fue al psicologo para tratar de eso,ella piensa que el psicologo es una especie de maquina que cuenta todo a tus padres o familiares una vez terminara la sesión y no le parecia bien, asi que volcaba todo en su cuaderno, no era un diario pues no creia en eso, pero su cuaderno contenia sus mas profundos secretos, temores, todo lo que pasaba en su vida y la inquietaba, todo aquello que no queria hablar con nadie.

Miro a su hermana y luego al piso, habia dejado de creer que tenia madre cuando se marcho, lo cual no le molestaria si no fuera por su hermanita, no le entraba enla cabeza como una mujer que abandona a sus hijos escribe una carta años mas tarde -que queria tu madre? - dijo haciendo enfasis en la palabra tu, si, podria ser rencorosa, pero los golpes, las humillaciones, todo, todo eso lo sufrio ella.

Bajé mi mirada hacia el suelo para ver botar la pelota, y después alcé la vista para mirar a mi alredor. Quise concentrarme de nuevo en la canasta y volví a mirarla, aunque sabía que si tiraba no encestaría. Nadie, no había nadie por allí execto yo y Annie. Hay gente a la que no le gusta estar sola, a mi no me disgustaba del todo. La pelota se escapó de mis manos y se alejó dando pequeños botes sobre el suelo. Yo me crucé de brazos mientras volvía a observar a Annie -No es solo mi madre, también es la tuya y la de Richard. Y tu no fuiste la única que sufrió, también lo hizo Katniss y todos nosotros, hasta papá.- le dije mientras me acercaba unos metros más a ella. Parecía agobiada , enfada, una mezcla de todo y eso también me angustiaba a mí. Se mostraba tan fuerte y valiente cara al exterior, pero en realidad en ese momento se sentía igual que yo, confunidad, quisiera si o si - No me lo dejo muy claro... Solo decía que nos echaba de menos, que nos pedía perdón y que se fue por varias razones. Que quería vernos en persona y hablar.- dije con la voz ahogada. Caminé hacía un lado de la pista para coger de nuevo la pelota, la sostuve entre mis manos cómo si fuese una caja que contiene un mapa para llevarte hasta un nuevo tesoro, pero si el tesoro era volver a ver a mi madre borracha perdida en el sofá prefería tirarlo. Unas lágrimas se escaparon de mis ojos, era algo involuntario y aunque no me gustaba llorar no podía detenerlo.

La mira y niega con la cabeza, no no era su madre, Charlie no sufrio tanto como ella, ella no era la que la golpeaba, cerro sus ojos con fuerza, definitivamente no queria ver a su madre, si estaban bien sin ella por que volvia aparecer? no le basto arruinar su vida antes, ¿tambien queria arruinarla ahora? apreto con fuerza la botella y la tapa de esta se abrio mojandose la mano, se seco y la volvio a mirar.
-No, ella dejo de ser mi madre cuando se marcho, nos abandono y ¿te pensas que quiere vernos por que nos quiere?ella busca algo, dinero talvez, tal vez esta pobre y no le alcanza para el alcohol - dice de la foma mas hiriente, no queria hablar asi, pero odiaba que su madre viniera y se fuera a su gusto, sin pensar siquiera en ellos, sabia que sus hermanos y su padre tambien sufrieron, pero sentia odio, rencor hacia esa mujer, un odio y un rencor que no iba a dejar de lado por nada en el mundo.

Miro a su hermana pensando en si abrazarla o no habia veces que ni siquiera sabia que hacer, se habia cansado de finjir que todo estaba bien, sehabia cansado de todo, se acerco lentamente y la abrazo esperando de su parte un rechazo - lo siento ¿si? pero realmente no puedo pensar en ella como una madre - dice triste

Quizás Annie tenía razón, nos abandono cuando yo tenía once años y no recordaba muchos momentos buenos ya que empezó alcoholizarse cuando yo tenía cinco años y se que no nos trato bien a ninguno. Que empezó a ser así porque descubrió que papá no se conformaba con solo ella, hablando en tema de cama. Papá no sabía muy bien que ocurría en casa ya que madre perdió el trabajo y papá tuvo que comenzar a trabajar más horas de lo que cualquier persona aguantaría. Además por lo que sabía mi padre no quería tener tantos hijos solo dos yo fui algo que ocurrió porque mi madre quería y convenció a mi padre y eso en ocasiones me hacía sentir culpable. Y era normal que Annie pensará así después de las palizas que la metía nuestra madre pero aunque no quisiéramos que fuese nuestra madre, ella no llevó nueve meses en su vientre. Nunca había visto así a Annie, quemó todas las fotos de nuestra madre execto unas que yo guarde en el trastero ya que me daba pena tirarlas ya que aparecíamos todos fingiendo ser una familia perfecta. Annie se acercó a mí y me abrazo, y es que en ese momento lo entendí todo. No quería volverla a ver porque sabía que no podría perdonarla jamás. La abracé fuertemente y unas lágrimas brotaron de mis ojos.-An...¿Y si nos quiere pedir perdón?. Si quiere ser una madre decente después de todo lo que hizo. ¿Y si se arrepiente de todo lo que nos hizo y quiere enmendar todo aquello?- dije sin dejarla de abrazar.

Sin dejar de abrazarla niega con la cabeza no podia creer que su "madre" se sintiera mal por lo que nos hizo pasar,nadie en su sano juicio volveria luego de todo eso, era como querer enmendar un asesinato, ¿quien te perdona despues de haber matado a alguien? nadie, no importa lo que digan.
-No creo que quiera enmendar algo, seguramente busca algo, necesitara algo, y aunque nos quiera pedir perdon, yo no la perdono - dice y la mira, le seca las lagrimas, no valia la pena llorar por una mujer a la cual no le importan sus hijos, era como llorar por que se rompio un jarron, llorar por algo que no tiene sentimientos, eso era su madre, una persona sin sentimientos que solo se fijaba en ella, yo se que ella necesitaba algo y por eso volvia y aunque queria intentar hacer sentir mejor a su hermanita no podia, por que no sabia como decirle cosas buenas de alguien cuando ella no lo sentia asi, era ser una hipocrita