cena italiana || Lex - Kass

Las cosas ya estaban mas tranquilas, al menos a comparación de hacía unos días y por eso había decidido mandar un mensaje a Lex, pues tenía la intención de invitarlo a comer para así agradecerle todo lo que había hecho por mi, además de que hacía mucho tiempo que no hablábamos. Para mi él no solo era el director, era alguien a quien le tenía muchísimo aprecio, para mi es como un amigo mas, y el que fuera amigo de mi padre solo solidificaba nuestra relación.

Al principio pensé que sería bueno ir a un restaurant pero de inmediato desistí de la idea, con todo lo que había pasado hacía dos días, los paparazzi aun estaban sobre ambos, a él por el caos ocacionado en Harvard siendo el director y a mi, en cierta parte por el caos igualmente, pero aunado a esto, la declaración de Ethan dejando atrás su soltería y el que yo apareciera justo en ese momento. No era difícil reunir las piezas. Así que la aparición de ambos en publico no iba a ser lo mejor del mundo.

Despues de pensarlo un rato me decidí por hacer la cena yo misma e invitarlo al yate, ahí no habría ningun paparazzi y tendríamos mayor tranquilidad. No tenía ni la menor idea de que cocinar, pues nunca le había preguntado a lex cual sería su comida favorita, así que preparé mi comida favorita. Una cena italiana; lassagna, pizza y spaguetti, por supuesto, acompañado con pan con ajo y sal, y dos botellas de tinto que esperaban ser abiertas muy pronto. Dejé las cosas en el horno y fui a vestirme, un simple short de mezclilla y blusa rosa que se pegaba a mi cuerpo, el cabello suelto y unas bonitas sandalias sin tacón. Arreglé la mesa para dos, con Lex había confianza por lo tanto todo era un tanto informal. Solo faltaba que él llegara.

Sonreí sin molestarme en arreglar mi cabello, siempre me ayudaban sus palabras y consejos, y era algo maravilloso tenerlo a él para hablar, pues en este caso era imparcial, no tanto pues podía apostar que tenía mayor relación conmigo que con Ethan, pero sin duda era mas imparcial que mi padre, y por supuesto, mucho mas que mi hermano, el cual era un caso completamente aparte pues estaba segura de que nunca iba a aceptar nuestra relación, o no del todo. – Eso espero, de verdad eso espero – suspiré y lo miré, sus ojos aun estaban ligeramente enrojecidos, aun que no podía saber con exactitud si era por el vino o por que había llorado minutos atrás. Me acerqué y le di un beso en la mejilla – Gracias de nuevo lex – bostecé y tuve la intención de tallarme los ojos, pero entonces mi maquillaje se correría así que desistí de ello.

Me relajé sintiendo sus caricias sobre mi cabeza, y de esa forma comenzaba a adormilarme aun mas, cada vez que cerraba los ojos tardaba mas tiempo para abrirlos. Pero cuando el se levantó lo miré confundida pero al ver la cuarta y ultima botella sonreí estirándome para desperezarme y así poder terminar con aquella ultima botella. Tomé la copa y lo vi beber directo así que no perdí el tiempo y tomé toda la copa como si estuviera sedienta y de agua se tratara, incluso manchando un poco mi ropa pero no le di importancia. – Y tu siempre vas a poder contar conmigo – le sonreí de vuelta. – Creo que si, estas botellas tienen algo mal, no pudieron haberse terminado tan rápido – reí para bostezar de nueva cuenta.

Reí fuertemente por la idea del envenenamiento – Sería muy fácil tirar tu cuerpo moribundo por la borda – me encogí de hombros y volví a reir. Escuché sus palabras, una muy sutil pregunta acerca de si yo tenía pastillas o quizás era una insinuación de que él tenía algunas, daba igual, ya andaba bastante mareada, y a como pude me puse de pie para ir a mi habitación a tropezones y tomé el bolso que había usado ese día, y si lo tenía en el yate es por que conservaba ahí seis pastillas de las supuestas mentas. Volví corriendo hasta donde él estaba y tropecé raspando un poco mi rodilla, nada de que preocuparme, solo un poquito de sangre. – Casualmente había unas cuantas en mi bolso – reí y tomé una de ellas llevándomela a la boca y sentándome en el suelo una vez mas.

Había dado justo en el blanco, y no sabía si agradecerle a mi buena puntería, a sus malos reflejos, o a la droga y alcohol, pero lo importante es que Lex se había desplomado sobre el suelo haciendo que un fuerte ruido se escuchara. Lejos de estar preocupada por el, me encontraba riendo a mandíbula suelta sin poder hacer otra cosa que retener mi estomago con las manos pues ya comenzaba a doler fuertemente. Cuando pude terminar de reir, intenté jalarlo de la pierna derecha, tomando su pié, me creía superman cuando en realidad no podía ni mantener mi propio peso de pie, así que terminé cayendo al suelo entre risas. No me importó y me levanté por un vaso con agua el cual tiré sobre su rostro sin dejar de reir en ningun momento. Al menos había terminado mojado.