Tell me that you'll stay. (Samuel Valencia)

La sensación de encontrarme entre los brazos de Sam era una sensación terriblemente agradable e incluso única, podía sentir la calidez de su piel através de su ropa, incluso aunque esta cinco escasos minutos antes hubiese estado mucho más fría por haberse encontrado dentro de las aguas frescas de la piscina. Me acurruqué entre sus brazos sin dejar de sujetarme a su cuello, escuchándole hablar y simplemente disfrutando de su compañía en los pequeños silencios que a veces se producían de camino a las residencias...¿había dicho que no había cogido en brazos a nadie desde hacía tiempo?, eso me hacía sentir especial, extrañamente feliz, como si eso me diese ilusiones...¿pero ilusiones para qué?, sacudí un poco mi cabeza tratando de sacarme cualquier clase de idea estúpida de encima...conocía a Sam, sabía como pensaba respecto a las chicas y...un chico como él podría tener a cuanta chica quisiese, a cualquiera mucho más linda, divertida y menos estresante...¿qué iba a tener yo de especial?, ilusionarme tan solo me traería problemas...¿y por qué repentinamente empezaba a plantearme aquellas cosas?, Evelyn para, déjalo o vas a estropearlo todo con él...

Cuando llegamos frente a mi puerta me bajé de sus brazos suavemente y saqué la llave de uno de mis bolsillos, encajándola en la cerradura para abrir la puerta, entrar e invitarle a hacerlo también, una vez ambos estuvimos dentro cerré la puerta con cuidado y cerré con llave por si algún profesor o monitor decía entrar sin llamar y veían allí a Sam, pudiendo ser un problema.

-Eres el primer chico al que traigo, siéntete orgulloso.-le dije con una sonrisa divertida.-Siento el desorden, por cierto.-me disculpé.

Mientras íbamos caminando, seguíamos hablando, de vez en cuando, nos quedábamos sin qué decir, pero no eran silencios incómodos, el sonido de los pájaros y la brisa azotar los árboles y nuestros cuerpos nos acompañaron en todo el viaje, era bello, añoraba irme a la casa de campo que tenía en España y despertarme oyendo a los pájaros y las cigarras emitir aquellos sonidos que tanto me relajaban, lo único malo que le veía es que para las horas de las comidas, las moscas entraban en combate molestándonos siempre, aquellos insectos eran asquerosos y pesados, demasiado pesados. Dejé que Evelyn bajase de entre mis brazos con un suave movimiento, ayudándola, para luego oír como la puerta se abría. Cuando se hizo a un lado agaché la cabeza a modo de agradecimiento y entré dentro de la habitación mientras miraba los alrededores, tampoco estaba tan desordenado como ella decía.-No te preocupes, mi habitación está mucho peor, si la llega a ver algún profesor o monitor podrían hasta quitármela de lo desecha que la tengo... Pero porque la última vez que estuve allí fue hace unos largos meses...-No pude evitar soltar una risa con imaginarme de nuevo mi antigua habitación echa una verdadera porquería, debería de ir para allá un día de estos y reorganizarlo todo antes de que llegasen a descubrir lo que había en ese lugar.

-¿El primer chico?-Teniendo en cuenta que no llevaba mucho tiempo en este lugar, era normal que fuera el primero.-Me alegro de ser el primero si te soy sincero.-Amablemente sonreí mientras me acercaba lentamente a una de las ventanas de la habitación y la habría para dejar correr el aire que anteriormente sacudía nuestros cuerpos. Sin duda echaría de menos este lugar, esperaba que lo que quedase de curso, en clases pasase el tiempo rápido, pero el resto, lento, a ser posible, junto la compañía de mi pequeña y dulce Evelyn, que me daba siempre esa alegría que necesitaba para seguir el día.

Me alegraba el haberme encontrado aquella tarde a Sam, no podría tener un mejor compañero en este instante...la casualidad había actuado satisfactoriamente en esta ocasión, aunque posiblemente de no haber sido así habría terminado por llamarle o mandarle algún mensaje para verle si tenía tiempo, el cual ahora a mí me sobraba.
Era increíble la conexión que había desarrollado con Sam, la cual desde el primer momento me había sorprendido ya que yo no era ninguna experta en trato con el sexo opuesto, ni mucho menos, todo lo contrario...solía ser tímida y no entender para nada su comportamiento...tartamudear sin sentido y ponerme nerviosa...y esto no es que fuese precisamente el mejor camino...Era cierto que no llevaba mucho tiempo aquí, en la universidad, pero nunca se me había pasado la idea de ser acompañada por algún muchacho a mi habitación...quizás por eso Sam era el primero, y el hecho de que lo fuese me agradaba enormemente...era como dejarle conocerme un poco más...y me alegraba de que mis compañeras de cuarto no estuviesen ya que la presencia de mi acompañante quizás les hubiese incomodado.

-¿Qué no está tan mal?, estos días he estado liada y la he descuidado un poco, me siento como si un huracán hubiese pasado por ella y revuelto todas mis cosas.-dije riendo, sabía que exageraba, lo cierto era que no estaba tan mal, pero normalmente todo solía estar perfectamente ordenado.-¿Podría hacerse una carrera de obstáculos en tu habitación?-pregunté bromeando aunque tratando de imaginarlo.

Caminé hasta sentarme sobre mi cama, la cual se encontraba cerca de la ventana en la que él se había situado para abrirla y le miré sonriendo mientras asentía:-Sí, eres el primer chico al que traigo.-afirmé sonriendo mientras le miraba y balanceaba mis pies de forma entretenida.-A mi también me alegra que lo seas, ¿quién mejor que tú?-dije encogiéndome de hombros.

Me senté en el umbral de la ventana mientras daba la espalda al mundo, dedicándole especial atención a Evelyn, sin duda ella me había sacado de mi aburrimiento extremo, le agradecía realmente que apareciese por aquel lugar para sacarme de allí, porque posiblemente me habría tirado la mañana entera allí, bajo el agua, nadando un largo rato más.-¿una carrera de obstáculos? Sí, posiblemente sí se pudiese hacer una, incluso tendrías que escalar entre la basura para pasar de un lado a otro y todo-Obviamente, no era lo primero ni lo último que exageraba para sacarle una sonrisa a Evelyn, lo mío eran las bromas y mantener a la gente de mi alrededor siempre feliz.

-El primero entonces. ¿Quién mejor? Absolutamente nadie...-Dije dejando escapar una pequeña risa de mis labios mientras me quedé observando los movimientos de Evelyn hasta que se sentaba en su cama.-También por lo que veo aquí tú no duermes sola...-Comenté, ya que había varias camas más, que seguramente eran de sus compañeras de habitación. Yo en cambio estaba solo, de momento, aunque habían un par de camas de más para que alguien se metiera si quisiera, a veces estar solo en una habitación era aburrido y compartirla era mucho más divertido.

-Sabes Evy, debo agradecerte de corazón que te encontrases en la alberca conmigo, si no, aún estaría allí con mi chapuzón aburrido.. ¿De qué tenías clase?-Le pregunté curioso e interesado por saber qué era a lo que había faltado. Mentir y que luego de verdad no estés enfermo podría suponer una grave, gravísima falta y quizás hasta pudiese fastidiarla demasiado... Tan solo esperaba que nadie viniese aquí para revisar a ver si de verdad ella estaba enferma, porque sería un problema gordo.

¿Era posible que una persona resultase tan reconfortante?, ¿qué alguien te transmitiese tanta seguridad, sinceridad, confianza...?, cualquier cosa se quedaba corta para describir todo cuanto Sam me aportaba con su mera presencia...era mi ancla al mundo, desde que le conocía no me sentía sola o fuera de lugar, todo lo contrario. Lo cierto es que me costaba imaginar una habitación tan sumamente desordenada como la que él describía pese a saber que estaba exagerando.

-Teniendo en cuenta lo poco agraciada que soy en los deportes creo que en ese caso yo no podría pasar de un lado a otro.-dije riendo.[color=indigo]-No sabía que fueses taaan desordenado Sam.-[/clor]sonreí, terminando por reír ante su exageración.

Lo cierto era que pensándolo bien el hecho de que fuese el primero me provocaba una gran timidez, mostrarle mi habitación estando tan desordenado...debería haberlo pensado un poco primero, aunque sabía de sobra que el aspecto de mi cuarto no le resultaría ningún problema. Sin embargo tenía razón, ¿quién mejor que él para ser el primero en estar allí?, nadie merecería la confianza necesaria para hacerlo salvo él que en tan poco tiempo me había demostrado tantas cosas.-Tienes razón, nadie se merecería más que tú ser el primero...-dije entonces y luego miré alrededor.-Sí, tengo dos compañeras, pero no creo que regresen hasta bien entrada la noche, siempre están bastante ocupadas, pero son agradables.-expliqué.

Observé al muchacho sentado junto a la ventana, mientras la luz entraba a través de esta, proyectando su sombra en el suelo...se veía lindo de aquella forma, aunque yo siempre le veía así, cosa que comenzaba a preocuparme en ocasiones, al igual que muchos otros pensamientos que a veces rondaban mi cabeza sobre mis sentimientos por mi amigos Sam.-No fue nada, tuvimos suerte, y las gracias debería dártelas yo por traerme hasta aquí y quedarte conmigo en lugar de disfrutar de tu tiempo libre.-le sonreí dulcemente.-Tenía Anatomía, pero hoy era un rollazo.-me encogí de hombros resoplando.

-No se no se... Yo creo que sí, si que podrías eh... Lo que debes de tener cuidado son con los escombros que caen desde lo más alto...-Tan solo, me metí en mi cabeza, y pensé en algo que concordase con aquello, ¿una colina cuesta abajo, y grandes piedras cayendo desde lo más alto de la colina? Reí entre dientes, cuando lo imaginé, dando una leve sensación de que parecía que estaba loco, pero me daba igual lo que pensasen de mí, aunque si era sincero, sí me preocupaba que pudiese pensar Evelyn de mí... De todas formas, ser natural era lo mejor, ya que ser algo que de verdad no eres, no vale lo más mínimo, por eso me gustaba ser yo.

Sonreí al escuchar aquello, aliviado, no me gustaría ver como de repente alguna de sus compañeras entraban por la habitación y de repente me vieran ahí con Evelyn cerca... Podrían chivarse y yo ganarme una expulsión de unos días y ni ella ni yo queríamos eso, por lo que, aunque pudiese que no viniesen, había que tener cuidado igualmente. Me levanté de la ventana y me senté al lado de Evelyn, cerca de ella.-Genial entonces... Tenemos todo el día, o hasta que te llegues a dormir, lo que llegue primero.-Reí por un momento mientras la observaba durante unos largos segundos.

-¿Un rollazo, eh? Eres de las mías, siempre intentando evadir las clases más pesadas y aburridas-Reí, levantando mi puño para chocar sus nudillos con los míos, pero, cuando su mano liberó la presión y dejó su mano suelta, yo la agarré con suavidad, agarrando sus dedos con cuidado, con cariño, con ternura... Algo que me daba miedo demostrar, por si se pensaba algo de más, aunque, me haría un favor si ella pensara así, ya que todo sería mucho mejor... Menos miedo a fastidiar la relación tan bella que nos unía...

Imaginar una habitación tan desordenada se me antojaba imposible, pero seguro que jamás ninguna mente antes se habría planteado escribir un libro de puras chorradas en las que una de las pruebas fuese pasar a través de ``La terrible habitación´´, donde jamás sabría que esperar...la habitación de Sam sería la ideal para describir ese lugar muy posiblemente. A veces pensaba en cosas demasiado estúpidas...pero uno no siempre puede controlar lo que piensa, de ser así habría sacado muchos pensamientos de mi cabeza por miedo a lo que estos pudieran hacerme sentir.

-¿Escombros que caen?, ¡no sobreviviría ahí ni aunque quisiera!, sería la forma estrella de secuestro en mi caso, ya que no podría a travesar la habitación de un lado a otro....y créeme que tal y como me estoy imaginando la habitación merecerías un premio por salir de ahí ileso.-reí, imaginando al pobre Sam tratando de salir de allí, aunque con seguridad con ninguna dificultad.

Sam se levantó desde su posición junto a la ventana hasta caminar y sentarse sobre la cama a mi lado, yo le dediqué una sonrisa cuando lo hizo. Supuse que si alguna de mis compañeras entrasen no les molestaría que Sam estuviese aquí, o eso esperaba, de todos modos no vendrían hasta tarde, al menos esta semana habían llegado bastante tarde casi todos los días. Miré a mi amigo mientras hablaba y dije:-Sí, pero tenemos hasta que te toque ir a tu próxima clase señorito, como buena influencia que soy no puedo permitir que te saltes esa clase y menos por mi culpa.-le dije acariciándole el pelo.-Y tardaré en dormirme.-añadí.

-Sí, era un asco, en realidad el profesor lleva dos clases hablando de lo mismo, y no era nada que no pueda recuperar cuando estudie.-dije encogiéndome de hombros sin darle mucha importancia y sonriendo choqué mis nudillos contra los de él, celebrando el haber salido de allí....entonces él agarró mis dedos con suavidad y yo clavé mis ojos en nuestras manos unos instantes antes de devolverlos a sus ojos.-Supongo que si soy de las tuyas pero solo porque eres mi chico favorito.-le dije sonriendo.

Yo, con su mano aún agarrada, tan solo pude reír al escuchar que ella no lograría sobrevivir a mi habitación, obviamente todo estaba demasiado exagerado, en realidad no creo que hayan muchas cosas desordenadas, quizás alguna camiseta y algún pantalón, alguna bolsa de papas y la cama desecha, pero no mucho más, solo que exagerando se me disparaba la imaginación, pero bueno, prefería estar donde estoy ahora mismo a irme al mundo de yupi, al lado de Evelyn todo se volvía demasiado rápido, las horas pasaban tan rápido que me asustaba, me daba miedo saber que llegaría la noche y perdería mi contacto con ella hasta la madrugada siguiente y obviamente, no quería que aquello pasase... ¿Qué me ocurría? ¿Ella era ese parche que mi corazoncito necesitaba para seguir adelante...? Debía arriesgarme, ¿o no? Si lo hacía, podría perderla, para siempre o algo peor también, vivir con este amor, y ella que me diga que solo me quiere como amigo, ¿qué debería hacer...? Suspiré ligeramente.

Tenía un grave conflicto mental, algo que no quería que pasase pero... Era imposible no darle una vuelta tras otra por no saber qué demonios hacer... A la mierda todo, me arriesgaré y si sale bien, perfecto, y si no... Me tocará joderme. Me levanté un momento soltando su mano, acercándome a la ventana en silencio, dejando que el viento corriese por allí y me diese de lleno, intentando buscar algún método de relajación, algo dificilmente imposible en este lugar.

Al poco, me di media vuelta para acercarme a Evelyn y acuclillarme un poco hasta estar a la altura de su rostro, ella parecía extrañada con mi conducta, y lo entendía, pero, seguro que no se esperaba lo que iba a ocurrir ahora. Mi rostro se fue acercando lentamente hasta el suyo, hasta que nuestros labios fueron encajados en un dulce beso. Eran perfectos, moría por besarla, era una de las personas más lindas que jamás había visto en toda mi vida y yo... Yo la amaba, no iba a esconderlo más tiempo. Nuestros labios, parecían dos piezas de un puzzle que encajaban a la perfección, ¿quizás estuvimos echos para encontrarnos y amarnos?

La risa de mi amigo llenó la habitación al completo, dándole un nuevo toque de alegría y felicidad, causando incluso una nueva sonrisa en mi rostro mientras le miraba completamente embobada...en algunas noches él era todo cuanto pensaba antes de dormir, tratando de recordar las cosas buenas que vivíamos juntos, grabándolas en mi memoria sin el peligro de que existiese la posibilidad de olvidar. A veces ni yo misma me creía la suerte que había tenido conociéndole aquel día, ¿y si no lo hubiera hecho?, ¿qué habría sido de mi vida aquí sin él? posiblemente cualquier otra chica estaría teniendo en este momento mi misma buena suerte, y yo unicamente podría envidiarla desde la distancia.

Muchas veces había deseado conocer a Sam mucho antes en mi vida, quizás así no habría necesitado tantos cambios en esta...o quizás todo aquello había sido necesario para encontrar algo mejor, algo que me llenaba y me hacía feliz: él. Tener esta clase de pensamientos me llenaba de temor en ocasiones, de tristeza e incluso de inseguridad...el hecho de querer a Sam como mucho más que a mi mejor amigo me aterraba debido a que sabía su forma de pensar en estos casos...temía no poder vivir conformándome unicamente con su amistad en el caso de que yo misma aceptase mis sentimientos por él...o que de hacérselos saber me rechazase y nada volviese a ser lo mismo entre nosotros...me había acostumbrado a su presencia, al deseo de querer tenerle cerca y si eso desaparecía por mi culpa...no me lo podría perdonar, prefería vivir negándome a mi misma que le quiero a perderle.

Algo no marchaba bien, o eso me hizo pensar el ver como soltaba mi mano y se levantaba para volver a su anterior posición junto a la ventana mientras el viento azotaba suavemente la habitación. Le miré con confusión, algo tensa al no saber que ocurría o que pensamientos se paseaban en ese momento por su cabeza. No tardó mucho en dar la vuelta mientras mis ojos aún se mantenían sobre él espectantes, para ver como regresaba frente a mí, agachándose levemente, quedando así nuestros rostros a la misma altura, bastante cerca, cosa que me provocó un gran nerviosismo e hizo que mis mejillas se encendiesen completamente, sintiendo el corazón latir aceleradamente. Su rostro continuó acercándose hasta que sus labios se posaron sobre los míos, deslizándose sobre estos...en un principio no supe como reaccionar debido a la sorpresa...después mis ojos se cerraron y mis labios se acompasaron a los suyos, besándole con suavidad, con mucha timidez pero sobre todo con mucho cariño...queriendo demostrarle lo mucho que había deseado ese beso y que lo había esperado.

Aquella cercanía, esos labios, su mirada posado sobre mí... Si era sincero, me sentía como una joven colegiala a la que el chico que le gusta le ha dicho que siente lo mismo por ella, tenía miedo y estaba un poco nervioso, pero, cuando sentí sus cálidos labios sobre los míos, todo aquello desapareció al momento, si quería separarse, lo entendería perfectamente, pero... No, no hay peros, insistiría hasta que ella terminase enamorándose de mí.

Aunque, pensándolo bien, ni si quiera hizo falta, Evelyn siguió con aquello,al menos, ni si quiera parecía que se iba a separar, ¿perfecto entonces, no? Mucho mejor de lo que yo realmente me esperaba. Mi cuerpo lentamente iba acercándose a ella, haciendo que su cuerpo se tirase lentamente para atrás, hasta quedar ella bajo de mí, yo sobre ella, casi rozándonos, todo parecía demasiado bello, lo era, todo.

Mis labios, se movieron lentamente, con cierta experiencia, pero con nerviosismo sobre los suyos, hasta que ambos parecíamos quedar en un acuerdo, con una separación de unos milímetros mutua.-Yo... No quería incomodarte, lo siento de verdad Evy... Pero no podía resistirme, tus labios son demasiado para mí, tu mirada hace que me estremezca... Tus mejillas rojizas, me enamoran... Yo... Te quiero, te quiero mucho Evelyn Soller, no te separes jamás de mí, te necesito para ser feliz...-Murmuré con ternura y cariño, muy cerca aún de sus labios, yo tan solo la deseaba a ella, no quería saber nada más de ninguna chica que no fuera Evelyn, ¿repentino, demasiado rápido? Sí, lo fue, pero el amor verdadero puede llegar así porque sí, fácil, rápidamente, con una sola mirada alguien te puede enamorar y Evelyn lo hizo, cuando nuestras miradas se cruzaron en la lejanía, cuando veía a la novata entrar al campus, desde la puerta, yo sentado sobre las escaleras, lamentándome por haber tenido que volver a Cambridge, aquello marcó un antes y un después, ahora dudaba el querer irme de este lugar si ella estaba conmigo.

-Te amo Evelyn Soller, te amo mucho.-Me sinceré con cariño, acercándome de nuevo a ella para darle un más largo y más cariñoso beso, mientras una de mis manos se iba deslizando lentamente hasta su mejilla derecha, comenzando a dejar sobre su piel con suavidad con la yema de mis dedos, lentamente, me encantaba estar así con ella, a su lado, encima de ella, a su lado, a distancia, sea la posición que sea.

Lo cierto es que en un principio tuve miedo, mucho miedo...miedo a que aquello no estuviese pasando realmente, a que solo fuese un producto de mi desmesurada imaginación, a que tan solo fuese un sueño...quería que realmente estuviese pasando, lo deseaba con todo mi alma, con todas las fuerzas que pudiese tener...quería a Sam, le quería más de lo que jamás había querido a nadie, no necesitaba conocer más de él para saberlo...

Siempre había tratado de imaginar este mismo momento, como sería la primera vez que sus labios rozasen los míos, como sería su sabor, su tacto...el tacto de aquellos labios tan perfectos que no me cansaba de mirar cada vez que se curvaban en una sonrisa que hacía que cualquier otra cosa en el mundo quedase eclipsada...siempre había imaginado aquel primer beso y ahora sabía que cualquier intento de imaginármelo se habría quedado muy corto porque por una vez la realidad superaba a la ficción, en mi caso a la imaginación...ni loca me habría apartado de ese beso, por ello continué besándole con timidez, con esa suavidad que me caracterizaba como si tuviese miedo a que desapareciese de un momento a otro o reaccionase y se arrepintiese mientras sentía como él avanzaba hacia mí, haciendo que me recostara hacia atrás sobre la cama, quedando él sobre mí mientras mis brazos se cernían alrededor de su torso...el corazón se me saldría del pecho de un momento a otro, mis mejillas no podían estar más rojas...estaba muy nerviosa, un nerviosismo semejante o mayor al que se sufre en el primer beso...y este en el fondo era el primer beso entre Sam y yo.

Entonces ambos nos separamos levemente, sin alejarnos demasiado, aún sintiendo su respiración contra la mía. Le miré a los ojos mientras le escuchaba hablar sintiendo pena cuando le escuché disculparse, pensando que debería haber sabido que se arrepentiría...pero todo cambió cuando continuó hablando...¡no se arrepentía!...no podía creer que estuviese escuchando todo aquello tan hermoso de sus labios y para mí...yo...¡yo también le quería tanto tanto!, le miré asombrada, con lágrimas en los ojos y una gran sonrisa en mi rostro.-¡Me asustaste tonto!, no te disculpes, por un momento pensé que te estabas arrepintiendo y yo...yo también te quiero, te he querido desde el primer momento y no pienso dejarte jamás, simplemente ya no sé como vivir sin ti Sam...-admití mirándole, tratando de expresarle una pequeña parte de todo cuanto sentía por él. Recordaba haber visto a aquel muchacho atractivo por los pasillos, envidiando a cualquiera que disfrutase de su compañía, a cualquier chica que pudiese lograr su atención y más su amor, buscando cualquier excusa tonta para hablarle y ahora...ahora era tan feliz con lo que estaba pasando. Todo lo que había pasado había valido la pena porque me había llevado hasta él.

-Yo también te amo Samuel Valencia, a ti y a nadie más.-le dije de corazón, antes de que sus labios volviesen a fundirse con los míos en otro perfecto beso, sintiendo la caricia de su mano sobre mi mejilla...así que así se sentía el ser amada por él, el ser besada y acariciada por aquel a quien amas...es una gran sensación, una que quiero sentir para siempre...estando con él. Estando solos en aquella habitación, sobre mi cama, él uno con el otro, en aquel momento, sabiendo que aquel amor era correspondido...no veía nada más perfecto...aquel mal día se había convertido en el mejor de mi vida. Sonreí contra sus labios muy feliz.

Aquellas palabras que salieron de sus labios, suaves, con cariño en cada una de ellas, sin duda Evelyn era una chica única, alguien que realmente sí apreciaría mi cariño, mi ternura, y todo el amor que podía darle a alguien. Yo estaba muy perdido, muy solo en este mundo, sin duda, mis aventuras con Alessandra jamás las olvidaría, con ella pasé largos bellos años, pero, ahora había que renovar, y aquello que necesitaba para cambiar surgió de la nada hace un par de semanas, bajo las apariencias de una chica tímida con su carpesano en mano.

Lentamente me fui separando de sus labios, sin cesar mis caricias en su mejilla-¿Cómo me voy a arrepentir yo? ¡Pero si estoy con lo más bonito del mundo entero!-Dije con una sonrisa en mis labios mientras me acercaba nuevamente a ella para besarla, con suavidad, separándome a los largos segundos. Me dejé caer a su lado, agarrando su mano izquierda con mi derecha y entelazar nuestros dedos-Eres lo mejor que me ha pasado en muchos años...-Ladeé la cabeza para observarla-Y presiento que vas a ser lo mejor de toda mi vida...-Convencido, asentí con la cabeza, con una firme mirada y tono de voz, a sabiendas de que ella cambiaría mi vida a bien. Ella haría de mí mejor persona, lo sabía, quería olvidar todo lo malo pasado, hacer vida nueva, con alguien que de verdad me amase... ¿Qué haría desde ahora? Debía ser mucho más cuidadoso con lo que hacía y lo que no hacía. Lo primero, sería dejar de fumar, ya que el humo de mis porros la molestaba y eso era lo último que yo quiero, molestarla... Supongo que le daría todo mi cargamento a Alessandra o... Siempre puedo fumármela a escondidas, aunque el problema era que pasaría si me pillase... No sé, eso ya me lo iría pensando, presionarme no era lo mejor que podía hacer nadie conmigo.

Aún no podía creer que aquello realmente estuviese sucediendo, que las cosas pudiesen cambiar tanto y que por una vez fuese de forma favorable para mí...antes de venir aquí nunca lo habría imaginado, ni siquiera habría pensado que pudiese gustarle a alguien y menos a un chico como él...jamás habría pensado en vivir algo tan maravilloso y hermoso, algo que esperaba que durase mucho, que siguiese llenando de vitalidad mi corazón y de sonrisas cada día en mi rostro. ¿Qué dirían ahora los demás cuando nos viesen?, juntos, pero no como siempre, no como meros amigos que pasean juntos, esta vez tomados de la mano, como las personas que se quieren...la sola idea hacía que mi corazón diese un vuelco de alegría.

Sonreí contra sus labios antes de que fuese alejándose poco a poco, finalizando aquel beso tan dulce mientras su mano aún dejaba suaves caricias sobre mi mejilla...¡se sentía tan bien el roce de su piel contra la mía!, le miré con una sonrisa bobalicona en los labios y los ojos llenos de felicidad:-Exagerado...eres tan especial...-le dije con un tono de voz aterciopelado, alzando levemente una mano apara acariciar su mejilla con amor antes de que sus labios volviesen a buscar los míos en un nuevo beso, uno de los tantos que esperaba poder recibir durante a saber cuanto. Luego Sam se tumbó a mi lado, entrelazando los dedos de su mano derecha con los míos de la izquierda, ladeé el rostro para mirarle incluso cuando sus ojos se encontraban clavados en el frente, escuchando sus palabras. Antes de esto jamás habría pensado que alguien fuese capaz de quererme, por alguna razón podía pensar en que la gente a mi alrededor se enamorase de otras personas, pero nunca de mí...y ahora sabía que yo también podía ser amada.-No sé si lo seré, pero tu ya eres lo mejor que he tenido en toda mi vida, de verdad.-le dije mirándole a los ojos. Había gente que trataba de cambiar a la gente que quiere, pero yo no formaba parte de esas personas, quería a Sam tal y como era, cada pequeño ápice de él era lo que me había llevado a sentir por él lo que sentía, cada pequeño defecto y cada virtud que formaban parte de él, me gustasen o no, era lo que había hecho que le quisiera más que a nadie...por supuesto que sería difícil, ambos somos muy distintos y siempre tendremos nuestros problemas, pero siempre podremos tratar de arreglarlo y quien no arriesga no gana...yo quiero arriesgarme con él.

Sin duda aquello que estaba pasando era muy bello, era increíble pensar que ella y yo estaríamos juntos y no exactamente como amigos, si no como algo más, un algo que hacía que esto fuera tan especial que ni yo mismo me lo podría creer, ni en mis fumadas más grandes se me paso por la cabeza encontrar a una chica tan linda como ella, era sin duda una chica simpática, dulce, con sus defectos, al igual que con cualquier persona, pero me sentía libre a la vez, sabía que no debía hacerme pasar por un capullo que se desvive por ella, obviamente, le dedicaré mucha más atención, eso ni se duda, pero habían personas que cambiaban completamente de ser por conocer a alguien, es como si el tipo más borde de repente se vuelve el más modosito y remilgado del campus y su pareja le gustase por aquello, porque era el tío más borde, más fuerte y con más cojones del lugar. Sabía que ella no quería que fuera un tipo así.

-Te digo yo que sí, por estas-Acerqué mi dedo pulgar a mis labios y lo besé con suavidad mientras agarraba con mi mano libre la suya, atrapando lentamente su dedo meñique también, como cuando hacíamos aquellas promesas que ahora cobraban mayor importancia. Me acerqué nuevamente a ella, para arrebatarle un beso de sus carnosos labios-¡Debo celebrarlo, contigo! Esta noche te llevo a un restaurante, si te parece bien claro...-Dije con una pequeña sonrisa, me apetecía que ella se quedase conmigo hoy, desde ahora, hasta la mañana siguiente y fuéramos ambos al campus andando, en mi moto, en mi coche... De cualquier forma, pero juntos. Al menos, el primer día debía ser especial y desde el primer día, cara uno sería más y más especial que el anterior.

Yo nunca había tenido un novio en serio, en realidad las relaciones que había tenido no podían considerarse relaciones porque apenas duraban debido a mis inseguridades, al hecho de no saber si realmente quería a quien estaba conmigo y si este me quería realmente, estas cosas llegan a saberse por meros gestos tales como el hecho de no sentir nada durante un beso cuando este debería transmitir todo cuanto sientes...nunca se me habían dado bien los chicos y supongo que tampoco las relaciones...pero con Sam era distinto, con él tenía ganas de intentarlo, sentía ese cosquilleo cada vez que lo tenía cerca y sobre todo esa ilusión que se tiene cuando quieres a alguien y también te quiere...con él en cada beso sentía que es cierto, que me quiere. Supongo que así es como la chica bien, que soy, termina aceptando que esta coladita por el cabeza loca de su mejor amigo...somos como el agua y el aceite y sin embargo nuestras diferencias no significan nada, no logran distanciarnos, sino quizás unirnos más.


Observé su gesto, el como me prometía que lo sería, y yo simplemente le creí, confiaba en él y en esto que comenzaba entre nosotros pero que existía desde mucho antes, y luego como junto nuestros meñiques, haciendo nuestra promesa. Sonreí.-Te prometo que intentaré cada día sea mejor.-le dije sonriendo, mirándole a los ojos antes de que robase un pequeño beso de mis labios, haciendo que me sonrojase notablemente debido a la poca costumbre que aún tenía a aquello, aún era extraño pero nuestra nueva situación me gustaba mucho más. Parpadeé un par de veces, sorprendida por al repentina emoción y luego sonreí, nuestra primera cita estaba por llegar, tendría que prepararme para ello y estar a la altura.-¡C-claro!, me encantaría...será nuestra primera cita.-le dije sonrojada. Quería estar con él tanto como pudiese.

Mi mirada no se separa lo más mínimo de ella, ¿para qué? estaba observando lo más bonito que podían ver mis ojos, al menos ese era mi pensamiento, dándome igual todo lo que pudieran pensar de nosotros dos, nos queríamos, nos amábamos, ¿Y qué, algo al respecto? Observaba que por momentos se ponía roja y más roja, por lo que dejé correr una carcajada-Pequeña, será mejor que descanses... Se te ve que cada vez estás peor, ¿dormirás aunque sea un rato por mí? Esta noche te recogeré en tu casa, ¿te parece bien...?-Le dije con una tierna sonrisa después de hablar mientras me incorporaba para acariciar su mejilla con mis dedos esta vez.

-Y no te preocupes, no hace falta que lo intentes porque yo sé que cada día a tu lado será diferente y mejor día tras día... Ya verás como sí, una chica tan increíble como tú da alegrías todos los días a todas horas...-Murmuré con el más dulce tono que podía expresar, acercándome a ella, nuevamente, para esta vez darle un beso que esperaba que jamás olvidase, un beso que haría que soñase conmigo hoy, mañana y varios días después con que aquello se volviera a repetir, y se repetiría, a todas horas, a cualquier momento, de forma aleatoria... Sin duda con Evelyn había acertado, sabía que sus relaciones anteriores no fueron tan bien, por eso, yo le iba a demostrar que si existía algún hombre que valiese la pena, era yo.

Supuse que este nerviosismo que me invadía por tenerle tan cerca era algo normal, tendría que acostumbrarme, mi corazón latía aceleradamente sin tregua alguna al sentir su piel contra la mía...y deseaba que fuese siempre así, aunque terminase por salirseme del pecho, valía la pena si era por él, por tenerle tan cerca. Me incorporé un poco, tumbándome de lado para apoyar mi cabeza sobre una mano y mirarle.

-E-estoy bien, solo son las emociones fuertes pero...trataré de dormir un rato...-le dije mirándole tiernamente, escuchando sus palabras mientras se incorporaba acariciando mi mejilla.-Está bien, estaré lista.-le dije con una gran sonrisa, sin poder esperar casi.

Me gustaba saber que él sentía la misma ilusión que yo, las mismas ganas de que lo nuestro saliese bien...-Algo me dice que nos irá bien Sam...y no sabes como me alegra que al fin lo sepas...tenía tanto miedo de estropearlo todo...-le dije con una gran sonrisa. Se acercó para volver a besarme y mis brazos rodearon su cuello mientras una de mis manos acariciaba su pelo con cariño, deseando que jamás se terminase...besarle eternamente...me separé un poco de él, escasos centímetros, rozando mi nariz con la suya con cariño y dándole un corto beso después, apenas un roce entre los labios de ambos.-Te quiero.--le susurré aún cerca de sus labios.-No puedo esperar a esta noche.-sonreí.

-Duerme un rato mi pequeña... Duerme, deja que Morfeo te abrace y te lleve con él durante un rato, pero no te pases mucho eh... Que los dioses son muy atractivos y no puedo competir con uno de ellos...-Reí entre dientes, quizás me hubiese puesto demasiado filosófico, mientras, me acercaba a sus labios, dándole un suave beso, amaba sentir sus labios sobre los míos, era un tacto único, me besaba con delicadeza, algo que me agradaba mucho. Me separé lentamente de sus labios y me quedé mirándola a los ojos.

-Me quedaré aquí hasta que te duermes ¿te parece bien...? Venga, descansa pequeña... Juro que cuidaré de ti para siempre... Para siempre...-Aquello último sonó solo en mi cabeza... Pero sí, la cuidaría para siempre, aunque me hiriese de muerte, yo le guardaría rencor...-Escuchar aquello, que me quería, era sin duda una sensación única, el roce de sus labios con los míos, la deseaba, deseaba que fuera para mí, que fuera el único que pudiese acercarse tanto a ella y posar mis labios sobre los suyos... Era lo mejor de mi vida.-Yo también te quiero...-Besé por última vez sus labios, mordiéndolo con suavidad antes de separarme y sentarme a su lado, agarrando con suavidad una de sus manos, esperando a que terminara durmiéndose.

``Mi pequeña´´, jamás nadie se había referido así a mí, con tanta ternura y cariño...y aquellas dos únicas palabras viniendo de sus labios sonaban como las mejores palabras del mundo, como si cobrasen un significado mayor o especial...tanto amor me hacía sentir como en una nube, quizás porque ni siquiera mis padres habían demostrado nunca un sentimiento así hacia mí, ¿aunque como hacerlo si nunca estaban cuando se les necesitaba y cuando no?
-Sí, creo que dormiré un poco...pero no te preocupes nunca me gustaron los dioses, ¿para qué si hay personas mejores aquí?-le dije sonriendo después de besarle, acariciando sus labios con la yema de mis dedos suavemente, con cariño.

Me tranquilizaba la idea de saber que él cuidaría de mi hasta que me durmiese, como si velase por mis sueños, alejando las pesadillas. Asentí mirándole, aún tumbada sobre mi cama, apoyando mi cabeza sobre la almohada.-Vale, pero la próxima vez quédate a dormir conmigo...-le pedí con algo de timidez, sería la primera noche que dormiría con alguien y aunque la idea me ponía algo nerviosa también me parecía tremendamente dulce, el poder estar con él hasta el amanecer. Sonreí al escucharle y cerré mis ojos sosteniendo suavemente sus manos, no tardé demasiado en quedarme dormida, aquellos días no había dormido bien y tenía cansancio acumulado, por lo que pronto mir espiración se volvió más pesada y me dormí.