Retomando la cocina y buscando ideas para un día especial

Debía ponerse a la tarea cuanto antes o se le haría tarde. Ashley no era una gran cocinera, más bien apenas pisaba la cocina, pero aquel día se había decidido a preparar una deliciosa cena. Su hija Kass llegaría pronto a casa, y que mejor recibimiento que su cena favorita. Ya habia perdido al practica, pero esperaba no olvidar como era que a ella le gustaba y que le saliera bien.

Se puso ropa que si se manchaba no tuviera dificultad de eliminar aquellas manchas, pero sin abandonar su pulcritud. Se colocó el delantal, sacó todos los ingredientes y tras lavarse las manos se puso a la tarea. Prepararía su primera lasagna desde que Kass se marcharía, pero por una vez mas y por su hija lo que fuera. Mientras cocia la pasta Ashley se quedó en las nubes. Llevaba todo el día con un tema en la cabeza y no llegaba a ninguna conclusión.

Para aquellos asuntos era perfecto su marido. A Damian simpre se le ocurria alguna cosa, pero ella debía tomarse mucho más tiempo y aquella vez no lo había hecho. - tal vez si... No. Eso no.- se dijo para si misma mientras probaba la salsa- Le falta sal.

Quedaba poco para el cumpleaños de Kass y seguía sin tener ideas de que regalarle. ¿Por qué su marido no la ayudaba nunca en aquello? Si que la ayudaba en el último momento, pero si lo hiciera antes se ahorraria aquellos momentos de dudas. Una vez preparado todo comenzó a colocarlo todo en una fuente bastante grande. - Si queda algo se lo puede llevar para otro día.

Cuando colocó todo en la fuente abrió la puerta que habia calentado prevemente y metió la fuente dejando que se hiciera. Una cosa ya estaba hecha, y no le habia salido nada mal. Esperaba que algo se torciera pero se alegró de que asi no fuera, por extraño que pareciera. Ya solo le quedaba limpiar todo el desorden que habia dejado, algo que tampoco le gustaba mucho, pero si se le daba bien.

Mientras limpiaba la cocina no dejaba de pensar en el regalo. ¿Qué se le podia regalar a una adolescente? Aunque ya se estaba conviertiendo en toda una mujer. De cualquier manera la decisión era dificil. ¿Por qué aquello le era tan difícil? Hacer un regalo no era nada complicado, tan solo se debia buscar algo del agrado de la persona, pero a Ashley le podian rondar por la cabeza miles y ninguna idea.

Al escuchar la voz de su hija se dio la vuelta recibiendo su abrazo y regresandolo a la vez que le daba un besa en la frente. - Hola hija. ¿Qué tal te a ido el día? Espero que no tuvieras dificultades para entrar- sabia que su marido le habia dado la identificacion necesaria para acceder, pero nunca a veces podia negarse a dejarte entrar por cualquier cosa.

- ¿Te encuentras bien?- le preguntó. No sabia que era, pero le notaba que algo le preocupaba. nunca acertaba a ver que era, pero si percibia aquellas cosas de su hija.

-No, todo bien - contesté respecto a lo de si entrar había sido dificil. Sonreí tristemente y me senté sobre la barra de la cocina, una mala costumbre que había heredado de papá. ‘’las sillas son para sentarse’’ nos reprendía siempre mamá ‘’ pero es mas cómodo aquí’’ aseguraba papá, y tenía razón. Di un ligero suspiro y la miré. Esa mujer me había dado la vida, era lógico que supiera cuando andaba bien y cuando no. Pensé un poco sobre si contarle o no, la verdad era que siempre le había tenido muchísima confianza, y le contaba todos mis problemas, pero sabía lo mucho que quería a Ethan, no en extremo como papá que casi le pone un templo, pero si lo quería bastante. Aun que, igual no le había desagradado el hecho de que Stephen fuera mi novio, o al menos no lo había demostrado. Daba igual, necesitaba hablar con alguien que fuera medianamente neutral en ese asunto. Si le contaba a April o Zoe, ambas me terminarían golpeando, literalmente. – Peleé con Ethan – confesé mirando a mis pies que colgaban en la barra

Mientras terminaba de recoger todo vió como Kass se sentaba sobre la barra de la cocina. Ashley chisteó molesta por aquello, aquella costumbre no le gustaba en absoluto. ¿Qué tenian de malo las sillas? Si su padre no la enseñara tan mal no imitaria aquellos actos. - Sabes que no me gusta que te sientes ahi.- le dijo de modo recriminatorio, pero no hizo nada para que lo rectificara. Ya lo habia intentado miles de veces y nunca conseguia nada. Era inútil molestarse.

Se sentó en una de las sillas cerca de ella mientras echaba alguna mirada de vez en cuando al horno. Lo último que necesito es que se me queme. No vio a su hija muy contenta. Podía tratarse de cualquier cosa como sus amigas, las clases o aquel nuevo novio que tenía. Si era lo último sería una alegria para su marido, pero no para ella. Su hija parecia feliz con aquel joven, y era lo que importaba. Al escuchar el motivo de suspiró aliviada por que no fuera por su novio. Una buena noticia para su marido seria un enfado por parte de su hija y ella, como siempre, se encontraría en medio.

- ¿Que peleasteis? Pero, ¿que ocurrió?- preguntó bastante extrañada. Kass se llevaba muy bien con Ethan, o por lo menos eso le constaba a ella. Era una pena que hubieran discutido, aquel chico le agradaba. Siempre le habia parecido un partido perfecto para Kass, hasta que supo de lo Stephen. Claro estaba que Ashley nunca se entrometeria en su vida privada, aquello era cosa de su hija. Le colocó la mano en la barbilla alzando su cabeza para que la mirara cuando agachó la mirada. - Vamos, cariño. Sabes que puedes contarmelo.

Sonreí un poco al escucharla regañarme por eso y por eso mismo dije las mismas palabras de papá – Pero es mas cómodo aquí- la miré sentarse frente a mi y di un suspiro de nuevo. Iba a ser una historia muy larga de contar, por que, para empezar, jamás le había dicho como conocí a Stephen, claro tenía apenas ella dos semanas sabiendo que estaba con él, no se había presentado la oportunidad. Pero, ¿Cómo decirle que, durante el viaje al cual le rogué a ella y a papá por ir en verano junto con mis amigas, a ese que les dijimos que todo estaría perfecto aun cuando íbamos solo las tres hasta Miami, como decirle que ahí me había enamorado de alguien que ni conocía? Era ahora o nunca –Verás, todo empezó en el verano – comencé el relato – ¿recuerdas el viaje a Miami que hice con las chicas?- ¿como podría olvidarlo? Papá y yo peleamos casi un año por ello, yo pidiendo que me dejara ir y él diciéndome las mil y un muertes que podría llegar a tener en un viaje. Ah claro! Pero el señor viajaba ocho días de los siete de la semana. Pero eso no era el caso. – ahí fue donde conocí a Stephen – sonreí ligeramente sin entrar en detalles, una cosa era la confianza que le tuviera y otra que le contara una historia de amor no muy casta entre su hija su profesor – cuando regresé jamás pensé que lo iba a encontrar de nuevo, y tu sabes como estaban las cosas con Ethan – a mi siempre me había gustado Ethan pero nunca habíamos tenido nada, y ahora el también me buscaba a mi. – así que tratamos de intentarlo… pero cuando llegamos a Harvard descubrimos que Stephen era el nuevo profesor de música… y no solo eso, Stephen es el primo de Ethan – confesé. Y ya de ahí debía de imaginarse ella los pleitos constantes entre ellos dos. – Cuando volví con Stephen a Ethan no le hizo mucha gracia, así como a Stephen no le agradaba que yo estuviera cerca de Ethan… - la miré esperando que entendiera todo lo que estaba diciendo, por que había veces que ni yo me entendía – ¿sigo? – pregunté mirándola esperando que me preguntara algo o me dejara proseguir.

Sonrió cuando imitó las palabras de su padre. Eran tal para cual, y como tal era imposible hacerla entrar en razón. Ella era un buen ejemplo, ¿por qué tuvo que escoger al descuidado de su padre?

Al ver su actitud tan desanimada se esperaba una historia no muy grata. Estaba preparada, siempre lo estaba. Las dificultades se presentaban cuando su marido estaba presente o descubria lo que Kass le habia contado. Se alegraba de que al menos no estuviera en aquel momento presente. - Claro que lo recuerdo- como para olvidarlo. Kass no hizo más que insistir a su padre, y él no hacia mas que negarse. Pero como buena hija que era no cesó hasta conseguirlo. - lo que me extraña es que lo convencieras.- aunque no negaba que ella misma tuvo algo que ver. Su hija debía agradecerle aquello.

Mientras escuchaba su relato ya dudó de si su intervención fue acertada. Estaba convencida de que aquel viaje seria seguro, y asi lo creyó hasta aquel momento. Esperaba que su hija regresara de aquel viaje con alguna sorpresa, pero ¿enamorada? Bueno, al menos sorpresa era. No sabia si decir algo o seguir callada. Lo cierto era que aquella confesión la habia pillado desprevenida. No esperaba que lo que imaginaba como una disputa simple entre jovenes pudiera derivar a aquello. - Y no me sorprende. ¿Como haces para meterte en esos problemas, hija?- dijo mientras pensaba que en su epoca nunca vivió cosa semejante.

- ¿Es que eso no era todo? Claro, continua.- dijo anodada por que la historia continuaba. No sabia que decir, no sabia que preguntar. Tan solo queria saber como habia terminado todo aquello y si iba a ser capaz de consolarla de algun modo.

- Eres mi hija. Por supuesto que lo has heredado. Aquello era indudable. En ciertos aspectos era identica a Ashley, pero inevitablemente habia adoptado feas costumbres de su padre, y por mucho que intento remediarlo no hubo remedio. Pero al menos en aquel aspecto se parecia a ella. - Cuando tengas conquistado a tu hombre te será tan fácil como a mí- le dijo sonriendo.

Al escuchar que aquello continuaba suspiró. No queria ni imaginar que le iba a contar. Siempre le contaba sus problemas, ya fueran buenos o malos. Algunos rozaban lo extraño, pero aquello parecia una telenovela que nunca acababa. Mientras escuchaba su historia queria interumpir para decir algunas cosas, pero se las guardó. Aquel "algo" que no decia no ser lo que ella creia no la escandalizaria si era lo contrario. Sabiendo que su hija tenia novio no iba a ser tan ingenua de creer que no ocurria nada. Prefiera pensar que era asi, pero estaba claro que no.

Cuando terminó de contarle todo aquello y al vio afligida sabia que debía hacer algo, pero su cerebro estaba en ese momento colapsado por toda la información. - Se que Ethan es alguien muy importante para ti, y esta claro que ese nuevo novio tuyo tambien... Y debes entender su rivalidad. Cuando dos hombres se enamoran de la misma mujer lo demás no importa, y sobre todo si la mujer por la que discuten es Kassandra Rickford- dijo sonriendole procurando que sonriera un poco. - Mira hija, para estas cosas el único consejo es que hables con ellos dos juntos. Se que es dificil, sobretodo después de lo que me contaste. Pero tu eres insistente y te sabes imponer.. Situaciones asi eran complicadas de solucionar, y si eran recientes aun más. No etendia como su hija habia llegado a conquistar a dos hombres de una vez. Era digna de su padre.
¿Qué consejo mejor podia darle? Ni siquiera ella sabia que hacer en aquella situacion.

En momentos como esos era cuando comprobaba que no solo mi padre tenía aquella vena orgullosa en su cabeza, mi madre también la tenía, aun que claro, con mayor moderación, pero igualmente existía. – entonces ya lo tengo conquistado – reí un poco. Miraba los gestos y acciones de mamá, al parecer pensaba que todo eso era una locura, y de verdad que lo era. Casi reí al ver su cara cuando dije ‘’algo’’ ¿Quién diría que mi madre pensaba que yo seguía siendo pura y casta? Daba igual, mientras papá no supiera, sospechara, o se enterara de nada, Stephen podría seguir vivo.

Escuché sus concejos, y de verdad eran buenos, incluso me hizo reir un poco, pero había un problema para llevar a cavo ese consejo. –Mamá, el problema es que no pueden estar en el mismo lugar sin pelear, y ahora Ethan no quiere saber nada de mi, me ha dicho que ya no quiere ser mi amigo – me sentía como si le estuviera contando una pelea que tuve en el preescolar, solo que ahora todo era mucho mas difícil. Con Ethan nos conocíamos desde que eramos bebes, al igual que con April y Zoe, habíamos crecido juntos gracias a la amistad de nuestros padres, y que ahora, despues de tantos años, él me dijera que no quería ser mi amigo me ponía bastante mal. No era mi culpa que ahora le prestara mas atención a Stephen que a él. Era lo mismo, el le prestaba mas atención a Serena que a mi.

Los impedimentos continuaban cuando su hija le contaba que las dificultades para que los dos chicos estuvieran en la misma sala sin emprenderla a golpes. Cierto que eso era un problema, pero no debía ser un motivo por el que echarse atrás. Sabía lo importante que había sido siempre Ethan para ella, y lo importante que era entonces Stephen, y ya solo por aquel hecho debía luchar.

Ashley le levantó de la silla y se acercó hasta el horno. La lasagna ya estaba, y lo mejor era sacarla antes de que se quemara. Con sus dotes de cocinera era muy probable que ocurriera. Se colocó las manoplas y sacó la fuente con la lasagna. Un silencio inundó la cocina mientras Ashley cerraba deprisa el horno ya que el calor que desprendía le desagradaba. - Primero, ni siquiera Ethan se cree sus palabras. Siempre os habeis querido el uno al otro...- no sabía en que medida, pero asi era - y el hecho de que diga eso es porque está dolido. Acabará cediendo si le insistes un poco.

¿Era correcto su consejo de insistir hasta el agotamiento del otro? Conociendo a Ethan si que lo era. En cuestión al nuevo novio solo podía dar una opinión. - Con Stephen deberías hacerle entender actuando de esa manera tan celosa solo parece que desconfía de ti.- algo ridículo. En su hija se podía confiar, la había educado para que asi fuera. Ashley podía cometer errores, pero con su hija procuraba ser la mejor.

¿No se habia quemado por dentro? Al sacar la lasagna del horno la vio que era comestible, pero estaba segura de que por dentro se habria quemado o no se habria hecho en absoluto. Le sorprendió que le hubiera salid por una vez bien. A la vigesimo cuarta vez iba la vencida. Esta orgullosa de si misma. Y una cosa estaba clara, no volveria a cocinar nada complicado: Para que se iba a engañar, no volveria a cocinar.

Observó los mensajes de texto en el telefóno y suspiró frustada. -No me lo pones nada fácil, cariño. Intentaba ayudarla pero a cada consejo salía nada nuevo. ¿Por qué era todo tan difícil en las relaciones de ahora? También veia un poco el egoísmo de aquellos dos. Si de verdad les importaba su hija procurarían ser un poco más flexibles el uno con el otro. Pero no se podia pedir eso a unos adolescentes... y un adulto. Si continuaba viendo asi a su hija sería ella quién hablara con ellos.

- Te vas a quemar.- le dijo cuando vió a Kassandra coger un poco de lasagna y justo en aquel momento se quejó escupiendo todo. - Te lo advertí. ¿Por qué no puedes esperarte un poco? Que impaciente.- decía sonriendo mientras iba a por un vaso de agua para su hija.

Observó en silencio la reacción de su hija ante su queja. Entendía su molestia, pero no era para responderle asi. De toda maneras no iba a reaccionar de mala manera, estaba molesta y su ayuda no le estaba resultando útil, asi que lo dejaría pasar.

- Cariño, ¿de verdad no te das cuenta? Ella es tú. La utiliza para sustituirte. Si no te puede tener se busca a otra para darte celos y de paso sentir que esta con alguien. Era un juego muy viejo. Dar celos con otra chica para conseguir a la deseada. Ethan no era muy original en ese asunto, pero por la reacción de su hija parecia empezar a tener resultado. O bueno, tal vez no. Su hija parecia realmente encaprichada con su nuevo novio, Stephen, y no se queria dejar embaucar por Ethan.

- Se que este milagro no se repetira nunca más, pero comelo sin dañarte. Si te quemas no podras disfrutarlo hasta que este frio y ya no tendra el mismo sabor. Era una gran noticia que elogiara su cocina. Por una cosa que le salia bien esperaba al menos alabanzas. pero que no se acostumbraran, no ocurria muy a menudo. Mas bien, nunca.