Private Investigations - Eileen D. Specter +18

Eran las 11:57 am, aun no era la hora establecida con Eileen para su, misteriosa y extraña reunión que solicito conmigo... Las razones seguían siendo un verdadero misterio para mi, pero daba lo mismo, que podría decirme? Mayor salario? Alguna queja de un alumno o de mis bases morales y autoritarias? Problemas de tiempo? Nada que un poco de mis capacidades diplomáticas no solucionen. Era todo un beneficio el estar en tan alto rango... Casi perfecto, debido a que dentro de la Universidad representaba la máxima autoridad, exceptuando por aquellos inversores y magnates poseedores de acciones y porcentajes de la institución.
El tiempo pasaba, y mi mente flotaba de aquí para allá, recostándome un poco en mi cómoda silla de cuero negro, oyendo las voces provenientes de los pisos de abajo, del jardín, el viento, y la ligera luz que entraba por mis ventanales, filtrada por mis cortinas.
Mi puerta sonó, una, dos, tres veces antes de que la suave voz de Eileen penetre la acústica como una flecha certera.

-Adelante- Musite, a la simple espera de que la barnizada puerta de roble con perilla dorada se entorne y deje paso libre a su curiosa persona.

12 en punto, que precisión, pensé para mi mismo, cuando la joven dama ingreso en mi despacho, con ciertos aires de decidida, se acerco a mi escritorio y se presento. Una sonrisa curvo mis labios y con confianza me incorpore, estrechando profesionalmente mi mano con ella. -El placer es mío señorita Specter, es todo un agrado el tenerla con nosotros en esta institución.- Le dije, observando detenidamente sus ojos. -No se preocupe, cualquier cosa que necesite puede darme aviso o venir directamente aquí, que de seguro la atenderé de inmediato.-

Le hice una seña para que tome asiento, haciendo lo propio luego de ella, y ordenando un poco los archivos y expedientes de mi escritorio, le dedique una mirada agradable.
-Bueno, Señorita Eileen, cuénteme, que razón la trae aquí conmigo?- Le pregunte con cierta curiosidad en mis palabras.

Sonreí agradable ante sus palabras, se notaba su educación y respeto, algo que apreció bastante por estos lugares, sin importar que... Sus disculpas tan inocentes me hacían un poco internamente... Por alguna razón yo era poco querido por padres, madres y curas de iglesia... Por que siempre me hacia maña para pervertir personas, llevarlas a sacar sus lados mas oscuros y atrevidos, sin importarme nada mas.
-No te preocupes Eileen, lo que demuestras es algo que valoro mucho de una persona, no muchos han venido aquí a presentarme sus respetos, pero tu, has hecho la diferencia. Mereces mi tiempo- Le dije con una sonrisa de confianza, mientras me levantaba de mi silla y comenzaba a caminar lentamente por el lugar, me voltee y la mire con una mueca de curiosidad. -Te apetece algo para beber? Prometo no cobrarte por ello.- Le pregunte, lanzando una leve risa para apaciguar el momento, mientras tanto caminaba hacia la barra, para servirme a mi mismo una bebida.

acompañándolo.

Asentí, alegre por haber aceptado mi oferta tan generosa, abriendo las puertas de mi bar de par en par, observando atentamente el contenido dentro. -Vino tinto...- Musite, enfocando mi vista, recordando tener un par de botellas dentro. -Este!- Exclame, tomando una botella de "Ventos, Cavernet Sauvignon" cosecha del 92.
Apoye la botella sobre la barra, cerrando las puertas, pero, no sin antes tomar un par de copas de fino cristal para el vino, descorche la botella, oliendo el contenido, notando que estaba en perfecto y delicioso estado.
Vertí el contenido dentro de las grandes copas, dejando la botella prácticamente vacía, tome su copa y se la entregue en mano dedicándole una sonrisa, notando la proximidad entre nosotros dos tan de pronto.

Note con agrado como ella degustaba el delicioso vino, asumiendo que fue de buen gusto por su sonrisa y aquella movida de lengua y robo mi atención por un momento. "Maldita tramposa" pensé para mi mismo... Eso no podía ser una simple casualidad, que ella tan inocentemente venga aquí y sucedan esas cosas así... Que diga estas cosas... No, seguramente había algo mas detrás, algún plan macabro o algo así. Era el día de "seduzcan al Director"? Me entro la duda divertida, pero en fin, lo descubriría mas adelante.

-Me alegro que te guste... Y quien sabe? Quizás si te he investigado un poco.- Le digo bromeando un poco, mientras doy un trago a mi bebida, sintiendo como su delicado sabor me inunda un poco. -Debo admitir que es un buen vino... Inclusive tengo otros, entre otras bebidas de las mejores en su categoría y calidad para degustar.- Le sonreí, un tanto entretenido.

Creí, por un ínfimo segundo que ella se quedaría a embriagarse conmigo, luego, esta creencia se esfumo, para dar paso a una genial, pero muy misteriosa obra del destino... Su ropa ahora estaba completamente manchada de vino, y su lencería provocativa se hacia notar, luciéndose en su perfecto cuerpo como si de una maldita modelo se tratase.
Un sin fin de pensamientos pervertidos cruzaron mi mente... Voltearla, quitarle esa blusa y desparramarla por mi escritorio para devorarla desenfrenadamente fue uno... Succionar aquel vino con la ahora embriagante esencia de su piel, otro... Pero, no me creía que esto era un simple accidente, no, esto tenia que ser mas allá de eso. Haría la prueba de fuego, a ver si funcionaba...

-Espera, déjame ayudarte..- Tome un paño y comencé a frotar el pecho de ella, integro, absorbiendo poco de la bebida que ella "accidentalmente" derramo sobre si misma. Estando su blusa empapada, una idea nueva cruzo mi mente. -Creo que habría que quitarte eso..- Le dije, a la espera de una respuesta.

Lo supuse! Exclame para mi mismo... Sabia que esta chiquilla tramaba algo... Ja! Pero yo no caería tan fácilmente en sus trucos... O quizás si... Si, definitivamente caería en sus trucos, pero ella también en los míos, así que seria algo bastante igualitario.
Observe detenidamente como se deshacía de su blusa, quedando expuesta esa detallada figura y lencería negra, tentadora... "Se la arrancaría con mis dientes..." Pensé para mi mismo, sintiendo como me subía de a poco la temperatura bajo efectos del alcohol.
Me moví cuidadoso por detrás de ella, buscando quizás un lugar poco seguro donde dejar mi copa, y lo encontré, en un aparador, justo a la altura del codo de ella, siguiendo así con el plan, me agache para limpiar un poco el suelo, quedando de espaldas, "desprotegido"

Eso era todo, la maldita estaba jugando demasiado con la tentación, y lamentablemente, quiera o no, esto era todo lo que podía soportar, no tuve que agacharme, para que ella también lo haga y deje en mi cara su ahora alzada falta, para mi deleite con su ropa interior de similar estilo que su corpiño.
Mire su entrepierna, la mire a ella, y mis ojos simplemente se dieron el lujo de tomarse unas vacaciones junto con mi sentido común y moralidad... Deje como si nada el trapo en el piso y tomando su rostro, le plante un beso de aquellos que incendiarían cualquier lugar con solo tocarlo, mientras que con mi mano restante, sujete su cuerpo desde si cintura, trayendola hacia mi.

Ella respondió positivamente a mi impulsiva reacción, "eso es!" pensé para mi mismo, mientras la volteaba, dejándola de espaldas al suelo, mientras me tiraba sobre ella, besando aun sus carnosos y tentadores labios. Mi mano, subía por su falda, dejándola mas arriba que cuando se agacho, pasando por su abdomen, rozando su corpiño, deteniéndome justo allí, apretando uno de sus senos, jugando un poco con el.
El calor entre ambos aumentaba notoriamente, ya no me importaba nada, mucho menos si por una de esas entraba el profesor, esposo de ella... Directamente ella estaba en mis dominios ahora, ella era mía.
Tome fuertemente la unión de su corpiño, y tirando del mismo, rompí la traba de su espalda, sacándoselo por completo, dejando su majestuosidad femenina a mi regocijo... Tentadores, musite en mi mente, y sin pensarlo dos veces, baje dejando un sendero de besos y mordidas en su cuello hasta ellos, pellizcando, lamiendo y mordiendo sus pezones, mientras jugaba entre mis manos con ellos.

Sonreí, oyendo claramente sus gemidos ahogados entre sus labios, y bajando mi mano, abrí el botón de su falda, dejando que mi mano pase por sobre su ropa interior, acariciando su sexo superficialmente, preparando la idea venidera.
Mis labios, lengua y dientes jugaban entre sus senos, subiendo y bajando por sus clavículas, su cuello y sus mejilla, mientras suspiraba en su oído, tentado por morder su lóbulo con suavidad y enardecer mas la situación.
Mi mano se filtro por sus prendas, rozando suavemente los labios de su vagina, sintiendo el calor y la leve humedad que se hacía notar, para luego, introducir mas profundo mi dedo, penetrándola con el, mientras con mi pulgar masajeaba su clítoris.

-Te gusta?- Le susurre al oído, mientras efectivamente, mordía su lóbulo.

Sonreí diabolicamente ante su afirmación, bajando con mi lengua por su cuello, pasando por sus pechos, lamiendo y mordiendo sus pezones, seguí mi recorrido, hasta llegar a la linea de su pelvis, deseoso, hambriento.
Tome su falda y ropa interior, y de un tirón le quite todo, dejándola completamente desnuda en mi piso alfombrado, manchado de vino, por el momento...
Curve mis labios, y abriendo un poco sus piernas, comencé a lamerlas, pasando por sus gemelos, subiendo lentamente por sus muslos, recorriendo en círculos alrededor de su vagina, dejando expectante aquel momento, generando ese deseo de empezar a torturarla de placer latente.
Unos besos y leves mordidas acompañaron mi camino, dirigiéndome lentamente hacia donde quería llegar, comencé a lamer con humedad y calidez sus labios inferiores, abriéndolos a mi paso, estimulando su clítoris con intensos movimientos, intercalando ocasionalmente con una lenta succión.

Podía sentir el calor y la descontrolada humedad de su sexo que, junto con sus gemidos y estremecimientos, eran la mezcla perfecta para alucinar mi mente, para desesperar mi tentación y excitarme cada vez mas.
Mi lengua, de forma salvaje y atrevida, seguía proporcionando aquel placer que desencadenaba esa reacción en ella, mientras tanto mis manos subían por su cuerpo, lentamente acariciándolo con ganas, llegando a sus senos, los cuales apreté entre mis dedos, junto con sus pezones, los cuales pellizque con ellos a la vez.
Llegado el momento, alce mi rostro para verla, indefensa, excitada y deseosa de mi cuerpo, una sonrisa de lujuria corto mi rostro, y apoyando una rodilla a cada lado de su pecho, tome su rostro e introduje mi miembro en su boca, sintiendo con placer el placer que eso me proporcionaba.

Su boca se abrió paso a mi miembro, el cual suavemente fue aprisionado por esos labios y acariciado por su lengua, a medida que su cabeza se movía, mi respiración se aceleraba, dejando que una serie de jadeos salgan de mi boca, disfrutando mucho realmente de la situación y del placer que ella me proporcionaba.
Una vez que estaba bien lubricado, incorpore levemente mi cuerpo, y tomando el de ella, acomode sus piernas a ambos lados, y sin mas, introduje mi miembro dentro de su vagina, sintiendo ese tan excitante estrechamiento de ella, suspirando a cada movimiento.