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Mañanitas...{Noah}
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Mañanitas...{Noah}
Era sábado por la mañana. No tenía ninguna clase que impartir, lógicamente no había clases en sábado. Así que Kendra decidió salir a correr un poco por el parque de la ciudad. Nada más levantarse se vistió con unos pantalones cortos deportivos rojos y una camiseta tostada de tirantes. Se anudó el cabello en una cola en lo alto de la cabeza y con unas tenis salió de la universidad.
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Invitado- Invitado
Re: Mañanitas...{Noah}
Sabado, sábado, sábado... Todos días son iguales para mí. Ni siquiera el domingo es festivo. No puede serlo cuando mantienes contacto con mucha gente de toda la esfera terrestre. A pesar de ello, hoy he decidido trabajar desde casa. Aquí me concentro mucho más y las mañanas me resultan tremendamente productivas. Además, el despacho que tengo aquí dispone de lo mismo que el que tengo en la empresa. Desde las siete de la mañana llevo encerrado ahí, atendiendo llamadas y contestando infinidad de correos. A algunos podría parecerles aburrido, algo mecánico, pero a mí me entretiene. Me gusta. Me hace sentir que tengo el control, no sólo de mis trabajadores, sino sobre otras empresas. Me dedico a eso: arruinar compañías al quitarles mi apoyo o hacerlas ganar cantidades indigeribles de dinero al dárselo.
La señorita Hudson y el señor Cothie han salido del ático para ir al supermercado antes de que la despensa quede vacía. Salgo del despacho y paseo descalzo por el amplio salón minimalista. Mi BlackBerry vuelve a vibrar, cojo el teléfono y observo por el amplio ventanal que ocupa toda la pared norte y parte de la este de la sala de estar.
—Biancofiore. —Contesto al segundo tono con algo de frialdad. Asiento suavemente—. Sí, de acuerdo. El trato con el señor Porsch no me interesa, así que encárgate de que no le vaya bien. —Sonrío al escuchar la carcajada al otro lado—. Nos proponemos complacer. También que nos complazcan. Si no lo hacen... —me encojo de hombros, dejando inconclusa la frase. Mi interlocutor sabe a lo que me refiero. Cuelgo.
Me acerco a la entrada, cojo la chaqueta de raya diplomática de color caqui a juego con los pantalones y salgo. Llevo unos zapatos negros y una camisa de lino blanca con los primeros botones abiertos. Bajo en ascensor todos los infinitos pisos y en vez de dirigirme al aparcamiento salgo al exterior. La luz dorada del día se refleja en todas partes. Hoy me siento de buen humor. Camino sin rumbo determinado, otra vez hablando por mi móvil. Llego hasta uno de los parques cercanos a mi casa y me siento en un banco. Cruzo las piernas y apoyo en brazo libre en el respaldo, mientras con el otro mantengo el móvil a la altura de mi oreja mientras continúo hablando sobre nuestras acciones en bolsa.
Entonces me quedo momentáneamente callado, observando a una morena que va corriendo y todavía no ha pasado por donde estoy yo. Arqueo una ceja mientras la observo, ligeramente embobado. Ni siquiera me estoy enterando de lo que me están diciendo. Es guapa y atractiva, además de deportista. Interesante. Escucho un grito en la línea que me hace fruncir el ceño.
—Sí, maldita sea. Sigo aquí. No estoy sordo, Morrigan. —Mascullo con tono tajante, observando aún a la mujer.
La señorita Hudson y el señor Cothie han salido del ático para ir al supermercado antes de que la despensa quede vacía. Salgo del despacho y paseo descalzo por el amplio salón minimalista. Mi BlackBerry vuelve a vibrar, cojo el teléfono y observo por el amplio ventanal que ocupa toda la pared norte y parte de la este de la sala de estar.
—Biancofiore. —Contesto al segundo tono con algo de frialdad. Asiento suavemente—. Sí, de acuerdo. El trato con el señor Porsch no me interesa, así que encárgate de que no le vaya bien. —Sonrío al escuchar la carcajada al otro lado—. Nos proponemos complacer. También que nos complazcan. Si no lo hacen... —me encojo de hombros, dejando inconclusa la frase. Mi interlocutor sabe a lo que me refiero. Cuelgo.
Me acerco a la entrada, cojo la chaqueta de raya diplomática de color caqui a juego con los pantalones y salgo. Llevo unos zapatos negros y una camisa de lino blanca con los primeros botones abiertos. Bajo en ascensor todos los infinitos pisos y en vez de dirigirme al aparcamiento salgo al exterior. La luz dorada del día se refleja en todas partes. Hoy me siento de buen humor. Camino sin rumbo determinado, otra vez hablando por mi móvil. Llego hasta uno de los parques cercanos a mi casa y me siento en un banco. Cruzo las piernas y apoyo en brazo libre en el respaldo, mientras con el otro mantengo el móvil a la altura de mi oreja mientras continúo hablando sobre nuestras acciones en bolsa.
Entonces me quedo momentáneamente callado, observando a una morena que va corriendo y todavía no ha pasado por donde estoy yo. Arqueo una ceja mientras la observo, ligeramente embobado. Ni siquiera me estoy enterando de lo que me están diciendo. Es guapa y atractiva, además de deportista. Interesante. Escucho un grito en la línea que me hace fruncir el ceño.
—Sí, maldita sea. Sigo aquí. No estoy sordo, Morrigan. —Mascullo con tono tajante, observando aún a la mujer.
Noah G. Biancofiore- Mensajes : 71
Fecha de inscripción : 24/07/2012
Edad del pj : 39
Re: Mañanitas...{Noah}
Recorría el parque tranquila, sin prisa alguna, marcando un ritmo, el cual se imaginaba en su cabeza como si se tratase de un latido o algo similar. Pum, pum, pum, pum. Cada vez que uno de sus pies se posaba en el suelo. No llevaba música en sus oídos, con el sonido de la naturaleza le bastaba. Podía escuchar los pájaros que cantaban entre los árboles, también el discurrir del río no muy lejano. Pero por desgracia también escuchaba los coches que recorrían las calles de la ciudad, los pitidos de los semáforos, gritos de una señora discutiendo con su marido. Pero el parque aun así seguía tranquilo, a penas algún que otro viejecito paseando, no había niños. A Kendra no le gustaban demasiado los niños, no cuando corría, pues quebraban la tranquilidad de cualquiera con sus gritos y peleas, no podía quejarse por que eran niños, pero le molestaban.
No sabía cuanto tiempo iba a estar corriendo, ni siquiera se había llevado el reloj, lo había dejado en casa, al igual que el teléfono móvil que estaba enchufado a la corriente cargando la batería sobre la mesilla de noche. Ese día había salido a desconectar, estaba incomunicada. No le importaba que hora era, ya comería cuando tuviera hambre y volvería a casa cuando estuviera cansada.
Aunque realmente Kendra tardaba bastante en cansar, estaba acostumbrada ha hacer deporte y disfrutaba de ello. Sabía que mientras se marcara un ritmo y respirase correctamente no iba a tener problema para durar varias horas haciendo ejercicio. Ya fuese corriendo o haciendo otro tipo de ejercicios. Eso si, siempre con buen calentamiento antes. Pues no sería la primera vez que tenía una lesión tonta por olvidar el calentamiento.
Lo que menos soportaba Kendra era cuando por un golpe tonto, ya fuera una simple rotura de fibras o un esguince, lo cual consideraba chorradas, pues no necesitaban ni operación ni yeso, si no que con unos masajes o una simple venda se solucionaban, tuviera que estar un tiempo sin hacer deporte. Lo peor era que además no era solo que el médico se lo prohibiera, cosa que a veces ignoraba, si no que si hacía deporte con la lesión presente tan solo lograría agravar más el asunto y podría convertirse en crónico. Lo mejor de esto era los masajes. Ella adoraba los masajes, aunque fueran en el tobillo, eran de lo más relajantes y por supuesto no se trataba de soluciones químicas como casi todo hoy en día.
Miraba a su alrededor mientras caminaba, para estar en medio de una ciudad aquel parque no estaba nada mal, tenía zonas verdes bien cuidadas, animales por entre los árboles, una zona de juegos para niños, algún que otro quiosco y bancos para sentarse. Fue entonces cuando se percató de un tipo que estaba a unos metros de ella sentado en un banco.
Pero la distracción nunca es buena cuando corres, tanto que tropezó y cayó de bruces contra el suelo, por suerte estuvo a tiempo de frenar con las manos. -Mierda...- Se sintió estúpida.
No sabía cuanto tiempo iba a estar corriendo, ni siquiera se había llevado el reloj, lo había dejado en casa, al igual que el teléfono móvil que estaba enchufado a la corriente cargando la batería sobre la mesilla de noche. Ese día había salido a desconectar, estaba incomunicada. No le importaba que hora era, ya comería cuando tuviera hambre y volvería a casa cuando estuviera cansada.
Aunque realmente Kendra tardaba bastante en cansar, estaba acostumbrada ha hacer deporte y disfrutaba de ello. Sabía que mientras se marcara un ritmo y respirase correctamente no iba a tener problema para durar varias horas haciendo ejercicio. Ya fuese corriendo o haciendo otro tipo de ejercicios. Eso si, siempre con buen calentamiento antes. Pues no sería la primera vez que tenía una lesión tonta por olvidar el calentamiento.
Lo que menos soportaba Kendra era cuando por un golpe tonto, ya fuera una simple rotura de fibras o un esguince, lo cual consideraba chorradas, pues no necesitaban ni operación ni yeso, si no que con unos masajes o una simple venda se solucionaban, tuviera que estar un tiempo sin hacer deporte. Lo peor era que además no era solo que el médico se lo prohibiera, cosa que a veces ignoraba, si no que si hacía deporte con la lesión presente tan solo lograría agravar más el asunto y podría convertirse en crónico. Lo mejor de esto era los masajes. Ella adoraba los masajes, aunque fueran en el tobillo, eran de lo más relajantes y por supuesto no se trataba de soluciones químicas como casi todo hoy en día.
Miraba a su alrededor mientras caminaba, para estar en medio de una ciudad aquel parque no estaba nada mal, tenía zonas verdes bien cuidadas, animales por entre los árboles, una zona de juegos para niños, algún que otro quiosco y bancos para sentarse. Fue entonces cuando se percató de un tipo que estaba a unos metros de ella sentado en un banco.
Pero la distracción nunca es buena cuando corres, tanto que tropezó y cayó de bruces contra el suelo, por suerte estuvo a tiempo de frenar con las manos. -Mierda...- Se sintió estúpida.
Invitado- Invitado
Re: Mañanitas...{Noah}
—Haz algo con eso. Sí, he hablado con él sobre el señor Porsch. —Escucho la réplica sin apartar los ojos de la muchacha; el vaivén de su coleta tras la cabeza ha captado mi atención momentáneamente—. No, ya se lo he comentado. Estoy interesado en la oferta de Zarategui, Morrigan. —Pongo los ojos en blanco ante su contestación. Me exaspera que tengan que preguntarme tantas cosas; parece que no tienen la suficiente autonomía—. Mantenlos a raya. Les compramos las acciones por una cantidad muy ínfima... Quiero arruinarles. Véndelo todo al mejor postor y déjalos en la ruina. —Musito entre dientes, repentinamente enfadado por que me hayan recordado cierto tema.
Sigo cada movimiento de la chica con la mirada, algo absorto. Ya no sólo es el vaivén de su coleta, sino que me encuentro dándole un repaso de arriba abajo con la mirada. Noah, qué poca educación tienes. Aparto momentáneamente la mirada para centrarme en la impertinente voz de Morrigan. Me habla como si fuese su colega, quizá tenga que ponerle los puntos sobre las íes para que no se tome tal confianza.
De repente, en mi campo de visión veo cómo algo cae. Miro con curiosidad en esa dirección para ver cómo la mujer deportiva cae al suelo, aunque consigue amortiguar el impacto con las manos por delante. Aun escuchando la voz de mi hombre, cuelgo el móvil, me pongo en pie y lo guardo precipitadamente en mi bolsillo mientras me acerco hasta la chica derribada. Con una media sonrisa amable, me agacho con cautela a su lado y la ayudo a ponerse en pie.
—Vaya. Un poco más y aterriza igual que un planeador. —Comento para quitarle hierro al asunto y que no se sienta avergonzada—. Un incidente como éste lo tiene cualquiera. —Añado ayudándola al mismo tiempo.
Sigo cada movimiento de la chica con la mirada, algo absorto. Ya no sólo es el vaivén de su coleta, sino que me encuentro dándole un repaso de arriba abajo con la mirada. Noah, qué poca educación tienes. Aparto momentáneamente la mirada para centrarme en la impertinente voz de Morrigan. Me habla como si fuese su colega, quizá tenga que ponerle los puntos sobre las íes para que no se tome tal confianza.
De repente, en mi campo de visión veo cómo algo cae. Miro con curiosidad en esa dirección para ver cómo la mujer deportiva cae al suelo, aunque consigue amortiguar el impacto con las manos por delante. Aun escuchando la voz de mi hombre, cuelgo el móvil, me pongo en pie y lo guardo precipitadamente en mi bolsillo mientras me acerco hasta la chica derribada. Con una media sonrisa amable, me agacho con cautela a su lado y la ayudo a ponerse en pie.
—Vaya. Un poco más y aterriza igual que un planeador. —Comento para quitarle hierro al asunto y que no se sienta avergonzada—. Un incidente como éste lo tiene cualquiera. —Añado ayudándola al mismo tiempo.
Noah G. Biancofiore- Mensajes : 71
Fecha de inscripción : 24/07/2012
Edad del pj : 39
Re: Mañanitas...{Noah}
Como siempre Kendra estaba perdida en su mundo. Pensando una y otra vez en sus cosas, en las teorías filosóficas que ella sola se montaba en su cabeza, en sus películas y cortometrajes. Planteandose mil cosas y al final ninguna que terminara por hacer, como siempre. Tenía atención a todo, al paisaje, a los sonidos de la naturaleza. Oh...claro la naturaleza, que otra cosa, pendiente de la naturaleza, de como las nuevas tecnologías y los avances del mundo fastidiaban cada vez más al planeta y lo destruían a cada minuto. Adiós atmósfera, adiós plantas, adiós animales, adiós agua, adiós petroleo, adiós oxígeno, adiós a todo. Pero lo que nunca se planteaba era en mantenerse atenta a lo que hacía. Si no que se dedicaba a volar entre sus propias nubes y por supuesto a besar el suelo por no ir atenta.
¿Por que siempre pensaba y se iba a su propio mundo cuando estaba haciendo cosas que requerían su atención? Iba a empezar a plantearse seriamente el llevar su i-pod en el bolsillo y los cascos con música en sus orejas cuando corriera, al menos prestaría más atención a donde pisaba. Por que, aunque el golpe no había sido demasiado, después de todo había sido un golpe y eso no se lo quitaba nadie.
Cuando aquel tipo se acercó a ella no pudo menos que dedicarle una pequeña sonrisa y aceptar su ayuda tomando su mano para levantarse. En cuanto estuvo de pie revisó sus manos y sacudió estas que estaban con algo de tierra, también sus rodillas, las cuales estaban algo raspadas. Después pasó las manos por la ropa que, como no, estaba algo sucia por el roce contra el suelo. Por lo demás solo había sido un pequeño susto de nada. -Muchas gracias...si bueno...Lo sé.-
¿Por que siempre pasaban esas cosas cuando estaba delante de algún chico guapo? Parecía que el karma estaba enfadado con ella. Pero si, definitivamente el chico era muy guapo, como pudo comprobar en cuanto estuvo de pie y pudo mirarlo a los ojos.
¿Por que siempre pensaba y se iba a su propio mundo cuando estaba haciendo cosas que requerían su atención? Iba a empezar a plantearse seriamente el llevar su i-pod en el bolsillo y los cascos con música en sus orejas cuando corriera, al menos prestaría más atención a donde pisaba. Por que, aunque el golpe no había sido demasiado, después de todo había sido un golpe y eso no se lo quitaba nadie.
Cuando aquel tipo se acercó a ella no pudo menos que dedicarle una pequeña sonrisa y aceptar su ayuda tomando su mano para levantarse. En cuanto estuvo de pie revisó sus manos y sacudió estas que estaban con algo de tierra, también sus rodillas, las cuales estaban algo raspadas. Después pasó las manos por la ropa que, como no, estaba algo sucia por el roce contra el suelo. Por lo demás solo había sido un pequeño susto de nada. -Muchas gracias...si bueno...Lo sé.-
¿Por que siempre pasaban esas cosas cuando estaba delante de algún chico guapo? Parecía que el karma estaba enfadado con ella. Pero si, definitivamente el chico era muy guapo, como pudo comprobar en cuanto estuvo de pie y pudo mirarlo a los ojos.
Invitado- Invitado
Re: Mañanitas...{Noah}
Mientras ayudo a que la muchacha se levante, noto vibrar nuevamente el móvil en mi bolsillo. Seguro que a Morrigan no le ha gustado nada en absoluto que le haya colgado tan de repente, sin ningún tipo de explicación. Quizá esté preocupado, casi tiene la edad de mi padre y se comporta como tal. ¿Por qué todo el mundo tiene esa maldita tendencia? Ya soy un hombre adulto y maduro, sé lo que hago. Es cierto que Cothie no está conmigo, pero no me van a asaltar en medio de un parque público. Llamarían demasiado la atención.
Miro a la muchacha, realmente parece avergonzada. Yo intento mantener una sonrisa cordial, no me voy a reír de ella por su caída... Un amargo recuerdo cruza por mi cabeza, uno que intento enterrar profundamente para que no emerga y me arruine el día. Sacudo la cabeza imperceptiblemente y me centro en lo que tengo entre manos. Escucho el agradecimiento de la fémina y asiento quedamente. Maldita sea, mi buen humor de esta mañana ha acabado por evaporarse. Hago un esfuerzo considerable para que vuelva a mí, no quiero ser desagradable con alguien que no tiene nada que ver con la fuente de mi genio.
—Tranquila, mujer —murmuro en un tono tranquilo, con una leve sonrisa. Finalmente cuando termina por ponerse en pie la suelto y la observo de arriba abajo. Veo los rasguños en sus rodillas e inevitablemente pienso mal. Me saco esos pensamientos de la cabeza—. A todos nos ha pasado alguna vez. —Digo con el fin de hacer que se relaje. La noto nerviosa, pero no sé por qué, sólo ha sido una simple caída—. ¿Puedo ayudarla en algo? Quizá necesite ayuda. —Ofrezco con suavidad, sin saber qué hacer en esta situación.
Miro a la muchacha, realmente parece avergonzada. Yo intento mantener una sonrisa cordial, no me voy a reír de ella por su caída... Un amargo recuerdo cruza por mi cabeza, uno que intento enterrar profundamente para que no emerga y me arruine el día. Sacudo la cabeza imperceptiblemente y me centro en lo que tengo entre manos. Escucho el agradecimiento de la fémina y asiento quedamente. Maldita sea, mi buen humor de esta mañana ha acabado por evaporarse. Hago un esfuerzo considerable para que vuelva a mí, no quiero ser desagradable con alguien que no tiene nada que ver con la fuente de mi genio.
—Tranquila, mujer —murmuro en un tono tranquilo, con una leve sonrisa. Finalmente cuando termina por ponerse en pie la suelto y la observo de arriba abajo. Veo los rasguños en sus rodillas e inevitablemente pienso mal. Me saco esos pensamientos de la cabeza—. A todos nos ha pasado alguna vez. —Digo con el fin de hacer que se relaje. La noto nerviosa, pero no sé por qué, sólo ha sido una simple caída—. ¿Puedo ayudarla en algo? Quizá necesite ayuda. —Ofrezco con suavidad, sin saber qué hacer en esta situación.
Noah G. Biancofiore- Mensajes : 71
Fecha de inscripción : 24/07/2012
Edad del pj : 39
Re: Mañanitas...{Noah}
En cuanto estuvo de pie el tipo la soltó de las manos. Por lo que Kendra pudo entretenerse en terminar de limpiarse, pues aunque no había caído en la hierba, claro iba corriendo por el pavimento, había algo de tierra en el suelo, lógicamente pues estaban en un parque. Al ir en pantalones cortos sus rodillas desnudas dieron de pleno contra el suelo, por lo que se entretuvo unos segundos en apartar un poco la pie muerta que había raspado, no tenía nada de sangre en ellas. Al menos en eso tuvo suerte.
Antes de darle tiempo ha hablar de nuevo con el chico, cuando terminó de arreglarse, entre comillas, escuchó el sonido de un móvil vibrando, o al menos eso parecía pues dudaba mucho que el tipo llevara un consolador en el bolsillo. ¿A que fin le venían a la cabeza esas reflexiones? No eran normales, bueno, simplemente Kendra no era normal pero aparte de eso... El tipo parecía ser bastante simpático, al menos con ella lo estaba siendo. Después de ver a una chica caer por un tropiezo tonto casi todo el mundo tendería a reírse, la verdad, él no.
-Si, pero bueno supongo que esta vez me pasó a mi. ¿No?- Sacudió la cabeza sonriendo divertida. Hizo un pequeño gesto con la mano para quitarle hierro al asunto, después de todo solo había tropezado con el suelo, no era nada del otro mundo a fin de cuentas. -No, la verdad es que no necesito nada, hoy es mi "Día desconectada" deberías probar, parece que estás todo el rato pegado al móvil...- Comentó sin mala fe, ella a veces era demasiado sincera. -Ah y bueno, que modales los míos... Me llamo Kendra, encantada.
Antes de darle tiempo ha hablar de nuevo con el chico, cuando terminó de arreglarse, entre comillas, escuchó el sonido de un móvil vibrando, o al menos eso parecía pues dudaba mucho que el tipo llevara un consolador en el bolsillo. ¿A que fin le venían a la cabeza esas reflexiones? No eran normales, bueno, simplemente Kendra no era normal pero aparte de eso... El tipo parecía ser bastante simpático, al menos con ella lo estaba siendo. Después de ver a una chica caer por un tropiezo tonto casi todo el mundo tendería a reírse, la verdad, él no.
-Si, pero bueno supongo que esta vez me pasó a mi. ¿No?- Sacudió la cabeza sonriendo divertida. Hizo un pequeño gesto con la mano para quitarle hierro al asunto, después de todo solo había tropezado con el suelo, no era nada del otro mundo a fin de cuentas. -No, la verdad es que no necesito nada, hoy es mi "Día desconectada" deberías probar, parece que estás todo el rato pegado al móvil...- Comentó sin mala fe, ella a veces era demasiado sincera. -Ah y bueno, que modales los míos... Me llamo Kendra, encantada.
Invitado- Invitado
Re: Mañanitas...{Noah}
En un momento de iluminación, miro a mi alrededor para asegurarme de que no hay fotógrafos cerca. Llevo varios años en la mira de las cámaras de la prensa y nunca me han fotografiado con una mujer; quiero que eso siga siendo así. Si me fotografiasen con una, sería un mal augurio para ella. Harían mil especulaciones, como hacen ahora insinuando mi homosexualidad o mencionando que soy asexual. Odio que hagan eso y más que se refieran a mí por «soltero codiciado». Dios, sé que el éxito trae todo esto en el paquete, pero me gustaría deshacerme de ello para vivir una vida tranquila.
Vuelvo la mirada hacia ella para ver cómo se sacude el polvo de su piel raspada en las rodillas. Frunzo ligeramente los labios... El pensamiento que me ha cruzado al ver sus rodillas amgulladas sigue rondándome; no resulta nada cómodo pensar en eso ahora. Sacudo mentalmente la cabeza. ¡Biancofiore, céntrate, maldita sea! Además, tengo mil cosas que hacer luego y no puedo andar distrayéndome así como así.
Cuando ella me mira, centro mis ojos tan sólo en los suyos. Sería de mala educación darle un repaso cuando me está hablando. Mantengo la sonrisa cordial, asintiendo lentamente un par de veces mientras la escucho. Disimuladamente meto una mano en mi bolsillo y pulso el botón de colgar para rechazar la llamada. Maldita sea, si Morrigan ve que no contesto, debe ser por algo. Maldito narigudo entrometido. Evito poner los ojos en blanco.
—Me alegra saber que hay gente capaz de desconectar... —Me encojo de hombros y saco el móvil—. A algunos no nos dejan ni respirar. —Mascullo entre dientes, entonces la BlackBerry vuelve a sonar. Cojo la llamada—. Morrigan, ando ocupado. Luego te llamo. —Y cuelgo de nuevo, sin despedirme—. Pero si desconecto, al día siguiente tendría tal cantidad de trabajo a la cual no sé si sobreviviría. —Bromeo con una sonrisa ladeada y tímida—. Yo soy Noah. El placer es mío. —Y, sin pensarlo, me acerco a ella y le doy dos besos en las mejillas, al estilo europeo.
Vuelvo la mirada hacia ella para ver cómo se sacude el polvo de su piel raspada en las rodillas. Frunzo ligeramente los labios... El pensamiento que me ha cruzado al ver sus rodillas amgulladas sigue rondándome; no resulta nada cómodo pensar en eso ahora. Sacudo mentalmente la cabeza. ¡Biancofiore, céntrate, maldita sea! Además, tengo mil cosas que hacer luego y no puedo andar distrayéndome así como así.
Cuando ella me mira, centro mis ojos tan sólo en los suyos. Sería de mala educación darle un repaso cuando me está hablando. Mantengo la sonrisa cordial, asintiendo lentamente un par de veces mientras la escucho. Disimuladamente meto una mano en mi bolsillo y pulso el botón de colgar para rechazar la llamada. Maldita sea, si Morrigan ve que no contesto, debe ser por algo. Maldito narigudo entrometido. Evito poner los ojos en blanco.
—Me alegra saber que hay gente capaz de desconectar... —Me encojo de hombros y saco el móvil—. A algunos no nos dejan ni respirar. —Mascullo entre dientes, entonces la BlackBerry vuelve a sonar. Cojo la llamada—. Morrigan, ando ocupado. Luego te llamo. —Y cuelgo de nuevo, sin despedirme—. Pero si desconecto, al día siguiente tendría tal cantidad de trabajo a la cual no sé si sobreviviría. —Bromeo con una sonrisa ladeada y tímida—. Yo soy Noah. El placer es mío. —Y, sin pensarlo, me acerco a ella y le doy dos besos en las mejillas, al estilo europeo.
Noah G. Biancofiore- Mensajes : 71
Fecha de inscripción : 24/07/2012
Edad del pj : 39
Re: Mañanitas...{Noah}
Kendra se percata de que el tipo mira a su alrededor, haciendo un chequeo al parque y las zonas colindantes como buscando algo o esperando no encontrarlo. ¿A caso sucedía algo? ¿Alguien le seguía? ¿Alguien le espiaba? Que demonios, Kendra siempre con sus películas, como no. Valía para escribir libros más que para estudiarlos. Ese pensamiento se le va de la cabeza al instante. Pero de todos modos sigue preocupada por ese gesto. En parte le dan ganas de soltar un "¿Que pasa?" "¿Te persigue una mafia?" Pero no, sería demasiado sin sentido. Además, ¿que se tenía que meter ella en su vida? No venía a cuento para nada.
Después prefiere obviar lo que vio y pensar que si no dice nada no será tan importante. Vuelve a plantar la mirada en la de él, sonriendo suave. Se lleva las manos al cabello y ajusta la coleta, ya que con el movimiento al caer se había descompensado un poco su cabello. Quizá lo tenía demasiado rebelde, como todo...Hasta el cabello. No pudo evitar quedar parada un rato sin saber que decir.
Definitivamente lo que había sonado era su teléfono. Pero no parecía querer cogerlo, cosa que comprobó cuando este dejó de sonar sin más. ¿Habían colgado o lo apago él? No tenía idea, pero no le vio coger el teléfono hasta poco después en que hubo una nueva llamada, sacó este del bolsillo y después de cruzar dos palabras con el tipo le colgó. ¿A caso era su conversación más interesante que eso? Lo dudaba mucho.
-Bueno, no es tan difícil. Tienes que darle al botoncito para apagar el móvil o dejarlo en casa "olvidado". Salir a la naturaleza y olvidarte de todo lo demás.- Encogió los hombros como si fuera lo más fácil y lógico del mundo.-Yo si quieres te puedo enseñar.- Comentó sonriendo divertida. Aunque después se dio cuenta de que quizá sonaba a coqueteo, aunque no lo era claro. -Pero...¿ni un sábado puedes descansar? Todo el mundo tiene derecho. Yo creo que sabrían vivir sin ti. Alguien puede hacer lo que tu haces aunque sea por un día. Deberías probar.- Le devuelve los besos en la mejilla. -Encantada, un placer Noah.
Después prefiere obviar lo que vio y pensar que si no dice nada no será tan importante. Vuelve a plantar la mirada en la de él, sonriendo suave. Se lleva las manos al cabello y ajusta la coleta, ya que con el movimiento al caer se había descompensado un poco su cabello. Quizá lo tenía demasiado rebelde, como todo...Hasta el cabello. No pudo evitar quedar parada un rato sin saber que decir.
Definitivamente lo que había sonado era su teléfono. Pero no parecía querer cogerlo, cosa que comprobó cuando este dejó de sonar sin más. ¿Habían colgado o lo apago él? No tenía idea, pero no le vio coger el teléfono hasta poco después en que hubo una nueva llamada, sacó este del bolsillo y después de cruzar dos palabras con el tipo le colgó. ¿A caso era su conversación más interesante que eso? Lo dudaba mucho.
-Bueno, no es tan difícil. Tienes que darle al botoncito para apagar el móvil o dejarlo en casa "olvidado". Salir a la naturaleza y olvidarte de todo lo demás.- Encogió los hombros como si fuera lo más fácil y lógico del mundo.-Yo si quieres te puedo enseñar.- Comentó sonriendo divertida. Aunque después se dio cuenta de que quizá sonaba a coqueteo, aunque no lo era claro. -Pero...¿ni un sábado puedes descansar? Todo el mundo tiene derecho. Yo creo que sabrían vivir sin ti. Alguien puede hacer lo que tu haces aunque sea por un día. Deberías probar.- Le devuelve los besos en la mejilla. -Encantada, un placer Noah.
Invitado- Invitado
Re: Mañanitas...{Noah}
Me gusta la despreocupación de la gente corriente. La mayoría de la gente aquí presente seguramente no tenga nada más que preocuparse de cómo pagar sus facturas, sobre su familia y poco más. Pero mis preocupaciones abarcan más: dado mi empleo, un día puedo estar bañado en dinero y al siguiente en la completa ruina. Desde hace cuatro años, cuando empecé con mi negocio, la segunda opción no ha ocurrido, pero nunca se puede decir nunca. Cada día es una noria en la Bolsa, pero, por suerte, siempre he sabido jugar bien mis cartas... Y esta mujer, Kendra, no parece tener muchas preocupaciones.
Suspiro reprimiéndome mentalmente. Parece que mi tema favorito sean los negocios, por eso la prensa sabe muy poco sobre mi vida privada. Me da la sensación de que cedo muy poco de mí a las personas, pero así me gusta que sea. ¿Por qué compartir mi vida si es sólo mía? Eso los medios de comunicación no lo entienden.
Por un segundo evalúo a la mujer que tengo delante. Es agradablemente alta, morena, su mirada es perspicaz... ¿Será sumisa? Oh, mierda, Noah, deja de hacer eso. No cualquiera va a ser tu... En fin. La escucho con la cabeza ladeada, atento. Y finalmente sonrío de lado, bajando la mirada por un instante, pensativo, y luego vuelvo a clavarla en ella.
—Qué sencillo es decirlo... Hacerlo ya es otra cosa. En donde trabajo se exige que esté al pie del cañón en todo momento. Tengo que responder por mucha gente. Para mí no hay ni sábados ni domingos ni días festivos. —Me encojo de hombros—. Tampoco me importa trabajar las veintricuatro horas del día. Me gusta lo que hago. Pero, sin duda, podría ser interesante intentar desconectar. Estoy seguro de que tendría a la junta directiva aporreando mi puerta hasta que la tirasen y me sacarían a rastras de la cama. —Comento divertido, imaginando la situación—. Desde que trabajo no he tenido un día de fiesta. —Hago una leve pausa—. ¿Y usted? ¿Toma fiesta a menudo? Yo no sé qué haría con tanto tiempo libre.
Suspiro reprimiéndome mentalmente. Parece que mi tema favorito sean los negocios, por eso la prensa sabe muy poco sobre mi vida privada. Me da la sensación de que cedo muy poco de mí a las personas, pero así me gusta que sea. ¿Por qué compartir mi vida si es sólo mía? Eso los medios de comunicación no lo entienden.
Por un segundo evalúo a la mujer que tengo delante. Es agradablemente alta, morena, su mirada es perspicaz... ¿Será sumisa? Oh, mierda, Noah, deja de hacer eso. No cualquiera va a ser tu... En fin. La escucho con la cabeza ladeada, atento. Y finalmente sonrío de lado, bajando la mirada por un instante, pensativo, y luego vuelvo a clavarla en ella.
—Qué sencillo es decirlo... Hacerlo ya es otra cosa. En donde trabajo se exige que esté al pie del cañón en todo momento. Tengo que responder por mucha gente. Para mí no hay ni sábados ni domingos ni días festivos. —Me encojo de hombros—. Tampoco me importa trabajar las veintricuatro horas del día. Me gusta lo que hago. Pero, sin duda, podría ser interesante intentar desconectar. Estoy seguro de que tendría a la junta directiva aporreando mi puerta hasta que la tirasen y me sacarían a rastras de la cama. —Comento divertido, imaginando la situación—. Desde que trabajo no he tenido un día de fiesta. —Hago una leve pausa—. ¿Y usted? ¿Toma fiesta a menudo? Yo no sé qué haría con tanto tiempo libre.
Noah G. Biancofiore- Mensajes : 71
Fecha de inscripción : 24/07/2012
Edad del pj : 39
Re: Mañanitas...{Noah}
Kendra era una de esas personas que siempre que puede se evade del mundo y que cuando no puede irse a un parque o a la montaña, a la playa...a cualquier lugar alejado, simplemente se recuesta en un sofá y se imagina lo que no puede tener. Se imagina allí, cierra los ojos y ve un bonito paisaje verde rodeada de montañas, o una bonita playa y el sonido de las olas al romperse contra la arena. Incluso cuando está tumbada en la cama y hay tormenta se entretiene escuchando el sonido de la lluvia aporreando las ventanas, como si llamara para entrar. Puede que ella fuera demasiado natural, adorase demasiado el desconectar.
Pero si había algo que no podía ser aunque quisiera, era ser tranquila. Kendra siempre ha sido una persona demasiado inquieta, no puede estar parada demasiado tiempo. Algo que era obvio por su pie que no dejaba de moverse contra el suelo mientras estaba parada delante de aquel tipo conversando con el de cualquier cosa.
El tipo por otro lado parecía simpático, por supuesto además de un adicto al trabajo. No se podía decir que ella no adorara el trabajo que tenía, en realidad sus trabajo era su vida, le encantaba leer libros y cuando le apetecía pequeñas historias en su blog. Sin embargo, no era una rata de biblioteca, ni mucho menos. Y cuando podía desconectaba. Había aprendido ha hacerlo cuando vivía con su padre y quería olvidar la familia a la cual pertenecía.
-Bueno, igual de sencillo que hacerlo, créeme. Solo se trata de proponérselo Noah. Deberías probarlo. Oh vamos. Si respondes ante tanta gente seguro que tienes muchas personas sobre las que mandar. Que lo hagan ellos por ti, durante un día, o unas horas al menos. Todo el mundo merece un descanso. ¿No? Después de todo. ¿Para que quieres tanto dinero si no lo puedes gastar?- Kendra se rió ante sus palabras, realmente el podría compararse con un ratón de biblioteca en el ámbito de ella. -Yo también disfruto de mi trabajo, me encanta, pero no soy un ratón de biblioteca. ¿Tengo pinta de ello? Pues que la tiren, no te encontrarán allí. Además...un día de des conexión no es para pasarlo en la cama.- Rió ella como si fuera obvio. Negó con la cabeza. -Claro que no. Pero no trabajo sábados ni domingos. Solo cuando debo corregir exámenes y esas cosas. Pero sinceramente si no fuera como soy podría desquiciarme. Mi trabajo no es solo contar cosas a un aula semi-vacía...- Casi protestó, ya que mucha gente consideraba así el trabajo de maestro.
Pero si había algo que no podía ser aunque quisiera, era ser tranquila. Kendra siempre ha sido una persona demasiado inquieta, no puede estar parada demasiado tiempo. Algo que era obvio por su pie que no dejaba de moverse contra el suelo mientras estaba parada delante de aquel tipo conversando con el de cualquier cosa.
El tipo por otro lado parecía simpático, por supuesto además de un adicto al trabajo. No se podía decir que ella no adorara el trabajo que tenía, en realidad sus trabajo era su vida, le encantaba leer libros y cuando le apetecía pequeñas historias en su blog. Sin embargo, no era una rata de biblioteca, ni mucho menos. Y cuando podía desconectaba. Había aprendido ha hacerlo cuando vivía con su padre y quería olvidar la familia a la cual pertenecía.
-Bueno, igual de sencillo que hacerlo, créeme. Solo se trata de proponérselo Noah. Deberías probarlo. Oh vamos. Si respondes ante tanta gente seguro que tienes muchas personas sobre las que mandar. Que lo hagan ellos por ti, durante un día, o unas horas al menos. Todo el mundo merece un descanso. ¿No? Después de todo. ¿Para que quieres tanto dinero si no lo puedes gastar?- Kendra se rió ante sus palabras, realmente el podría compararse con un ratón de biblioteca en el ámbito de ella. -Yo también disfruto de mi trabajo, me encanta, pero no soy un ratón de biblioteca. ¿Tengo pinta de ello? Pues que la tiren, no te encontrarán allí. Además...un día de des conexión no es para pasarlo en la cama.- Rió ella como si fuera obvio. Negó con la cabeza. -Claro que no. Pero no trabajo sábados ni domingos. Solo cuando debo corregir exámenes y esas cosas. Pero sinceramente si no fuera como soy podría desquiciarme. Mi trabajo no es solo contar cosas a un aula semi-vacía...- Casi protestó, ya que mucha gente consideraba así el trabajo de maestro.
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Re: Mañanitas...{Noah}
Por un momento me planteo si realmente parezco un obseso del trabajo. ¿Será porque voy de traje? Bueno, a diario voy de etiqueta, excepto cuando voy a algo más informal o me dirijo al gimnasio. O en Firenze éramos mucho más movidos y activos, o en Cambridge son mucho más relajados. Llevo ocho años viviendo aquí y todavía no termino por acostumbrarme. Estoy adaptado a la rutina, pero no a la ciudad. Supongo que es porque no socializo mucho, apenas con mi familia, los trabajadores y algún que otro conocido cercano a la palabra amigo. En fin, tampoco voy a darle muchas vueltas al asunto.
La vuelvo a observar, ahora mis pensamientos mucho más calmados. Tengo que aprender a controlarme más, no buscar en las personas algo que me satisfaga para usarlo a favor de mi propio beneficio. Ese es uno de mis mayores problemas... Busco algo en las personas y si no lo encuentro, les obligo a que lo tengan. ¿Obseso del control, también? Sí. Me gusta manipular a la gente, moldearlas a mi gusto... Disciplinarlas. Sin duda tengo que hacer terapia para estas cosas antes de que tenga por afán dominar a cualquier persona que se me cruce.
Inevitablemente me río por su atrevimiento. Lo ve tan sencillo... Ojalá yo tuviese esa perspectiva, seguro que mi vida se simplificaba mucho más.
—No me fío de que los demás hagan las cosas por mí. Me gusta tenerlo todo tal y como yo me lo imagino. Las mentes funcionan diferente, así que dudo que nadie pueda hacer algo exactamente como yo lo quiero. —Digo divertido por su punto de vista—. Descansaría en caso de que mi trabajo me cansase, pero no es el caso. No me importa. Aunque tiene razón en lo del dinero. Soy una de esas personas que vive para trabajar y no trabaja para vivir. —Vuelvo a encogerme de hombros, algo confuso por mi propia revelación—. Ya no sé en qué gastar el dinero ni en qué invertir mi tiempo libre. Así que sigo invirtiendo en bolsa y sigo trabajando. —Sacudo la cabeza con una media sonrisa—. Parezco un adicto al trabajo. Aunque creo que lo soy. —Bromeo. Cuando escucho el comentario sobre la cama, intento no decir nada al respecto. Oh... Claro que en la cama no. En el cuarto de juegos mucho mejor—. Así que ¿profesora? ¿No se desespera tratando con la adolescencia y los pre-adultos? A mi parecer son realmente exasperantes...
La vuelvo a observar, ahora mis pensamientos mucho más calmados. Tengo que aprender a controlarme más, no buscar en las personas algo que me satisfaga para usarlo a favor de mi propio beneficio. Ese es uno de mis mayores problemas... Busco algo en las personas y si no lo encuentro, les obligo a que lo tengan. ¿Obseso del control, también? Sí. Me gusta manipular a la gente, moldearlas a mi gusto... Disciplinarlas. Sin duda tengo que hacer terapia para estas cosas antes de que tenga por afán dominar a cualquier persona que se me cruce.
Inevitablemente me río por su atrevimiento. Lo ve tan sencillo... Ojalá yo tuviese esa perspectiva, seguro que mi vida se simplificaba mucho más.
—No me fío de que los demás hagan las cosas por mí. Me gusta tenerlo todo tal y como yo me lo imagino. Las mentes funcionan diferente, así que dudo que nadie pueda hacer algo exactamente como yo lo quiero. —Digo divertido por su punto de vista—. Descansaría en caso de que mi trabajo me cansase, pero no es el caso. No me importa. Aunque tiene razón en lo del dinero. Soy una de esas personas que vive para trabajar y no trabaja para vivir. —Vuelvo a encogerme de hombros, algo confuso por mi propia revelación—. Ya no sé en qué gastar el dinero ni en qué invertir mi tiempo libre. Así que sigo invirtiendo en bolsa y sigo trabajando. —Sacudo la cabeza con una media sonrisa—. Parezco un adicto al trabajo. Aunque creo que lo soy. —Bromeo. Cuando escucho el comentario sobre la cama, intento no decir nada al respecto. Oh... Claro que en la cama no. En el cuarto de juegos mucho mejor—. Así que ¿profesora? ¿No se desespera tratando con la adolescencia y los pre-adultos? A mi parecer son realmente exasperantes...
Noah G. Biancofiore- Mensajes : 71
Fecha de inscripción : 24/07/2012
Edad del pj : 39
Re: Mañanitas...{Noah}
Kendra se fijó en el atuendo de aquel tipo, la verdad es que según lo que había escuchado de su boca, parecía la clase de persona que siempre lleva un traje encima y pasa más de la mitad del día colgado del teléfono y que seguramente estar lejos de él le provoca más sufrimiento que el hecho de que le saquen una muela. Ella no era de las que juzgaban a las personas por la apariencia, nunca había soportado eso. Pero era obvio que Noah era así, tal lo que parecía, al menos por el momento no había dicho nada que lo rebatiese, ni ninguna otra idea de como era. Así que simplemente se limitó a esperar si podía conocerle más.
Normalmente Kendra no solía tratarse demasiado con gente así, pues son demasiado contrarias a sus ideas, la mayoría de la gente que trabaja en la bolsa, suele ganar dinero a base de ignorar por completo como está el mundo que lo rodea, ya sea el medio ambiente o los niños que mueren de hambre. Pues la mayoría de empresas en las que invierten no son precisamente respetuosas con el medio ambiente. Ponía en rigurosa duda que alguno de esos tipos tomara acciones de Green Peace, aunque dudaba aun más que Green Peace permitiera si quiera que su nombre apareciera en bolsa.
Pero él parecía ser diferente a aquellos tipos, en parte, aunque la verdad es que de no ser por las circunstancias rara vez habría parado ha hablar con él.
-Valla, además de todo eso, ¿también eres desconfiado? Menuda joyita eres... Deberías saber que la perfección no existe, y mejor que así sea, sería demasiado aburrida. Quizá encuentres una mente privilegiada si desapareces un día.- Encogió los hombros tras su comentario. -Bueno, tienes suerte de eso, no hay mucha gente que pueda trabajar en lo que le gusta.- No evitó que una carcajada saliera de su garganta. -Te contaré un secreto, en la tumba ese dinero no te servirá de nada.- Quizá había sido un comentario demasiado macabro, pero era cierto. -Pues créeme que hay mil cosas en las que gastar el tiempo libre y también el dinero. Pero apuesto a que la mayoría de empresas de las que posees acciones no respetan el medio en absoluto.- En ese momento pensó en su padre y tuvo que sacudir la cabeza para olvidar eso. -No hace falta que jures sobre tu obsesión.- Sonrió divertida ante su pregunta. -Claro que no, la mayoría de ellos no son mucho menores que yo. Trabajo en la universidad, eso es más tranquilo, normalmente.-Le miro alzando una ceja. -Y no me llames de usted, que no soy tan mayor.
Normalmente Kendra no solía tratarse demasiado con gente así, pues son demasiado contrarias a sus ideas, la mayoría de la gente que trabaja en la bolsa, suele ganar dinero a base de ignorar por completo como está el mundo que lo rodea, ya sea el medio ambiente o los niños que mueren de hambre. Pues la mayoría de empresas en las que invierten no son precisamente respetuosas con el medio ambiente. Ponía en rigurosa duda que alguno de esos tipos tomara acciones de Green Peace, aunque dudaba aun más que Green Peace permitiera si quiera que su nombre apareciera en bolsa.
Pero él parecía ser diferente a aquellos tipos, en parte, aunque la verdad es que de no ser por las circunstancias rara vez habría parado ha hablar con él.
-Valla, además de todo eso, ¿también eres desconfiado? Menuda joyita eres... Deberías saber que la perfección no existe, y mejor que así sea, sería demasiado aburrida. Quizá encuentres una mente privilegiada si desapareces un día.- Encogió los hombros tras su comentario. -Bueno, tienes suerte de eso, no hay mucha gente que pueda trabajar en lo que le gusta.- No evitó que una carcajada saliera de su garganta. -Te contaré un secreto, en la tumba ese dinero no te servirá de nada.- Quizá había sido un comentario demasiado macabro, pero era cierto. -Pues créeme que hay mil cosas en las que gastar el tiempo libre y también el dinero. Pero apuesto a que la mayoría de empresas de las que posees acciones no respetan el medio en absoluto.- En ese momento pensó en su padre y tuvo que sacudir la cabeza para olvidar eso. -No hace falta que jures sobre tu obsesión.- Sonrió divertida ante su pregunta. -Claro que no, la mayoría de ellos no son mucho menores que yo. Trabajo en la universidad, eso es más tranquilo, normalmente.-Le miro alzando una ceja. -Y no me llames de usted, que no soy tan mayor.
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Re: Mañanitas...{Noah}
En mi momento paranoia, vuelvo a mirar distraídamente por los alrededores, de forma que no parezca que me siento observado. La gente pasa a nuestro lado haciendo footing, otros simplemente paseando de un lado a otro o acercando a sus hijos al parque. No veo a nadie con pintas sospechosas de portar una cámara o una pistola contra mí. Entonces vuelvo a mirar a Kendra, desviando momentáneamente la vista por encima de su hombro. Entonces diviso al señor Cothlloyde, mi guardaespaldas de toda la vida, junto con los nuevos agentes Field y Prince. Ah, sí, mi viejo amigo Cothie ha decidido añadir un extra de seguridad debido a las últimas e inminentes amenazas de muerta contra mi persona.
Observan en esta dirección y se acercan con paso firme y decidido por la espalda de mi acompañante. Oh, vamos, ¿piensan que estoy en peligro? Más deberían cerciorarse de que no hay paparazzis en los alrededores, cosa que sea más probable que un asesino a sueldo. Les miro fijamente y niego una sola vez, de forma casi imperceptible, avisándoles de que no se acerquen. Me gustaría mantener una conversación normal con alguien que no trate sobre armas, medidas de seguridad, cordones policiales y escoltas continuas.
Luego miro a mi acompañante con una grata sonrisa.
—Yo no me considero... desconfiado, prefiero definirme como una persona precavida, nada más. —Bromeo con una sonrisa de hoyuelos todavía presente—. No sé a quién pretendo engañar: sí, soy desconfiado, pero en su justa y sana medida. Si no fuese así, no estaría aquí hablando con usted, una completa desconocida que podría ocultar un arma de fuego en la cinturilla de su pantalón. —Mi atisbo de broma desaparece cuando ella comenta que soy una persona perfecta. Oh, estoy demasiado lejos de la perfección, si ella supiese...—. No soy perfecto, tengo multitud de defectos. Y sí, gracias a que supe aprovechar oportunidades, trabajo en algo que adoro. —Suspiro. Ladeo la cabeza para mirarla, algo confuso por su comentario—. Sé que no me servirá de nada en la tumba. Simplemente espero el momento adecuado en el que invertirlo... y también espero poder dejarlo en herencia. —Me encojo de hombros. Es un futuro bastante lejano pretendo tener hijos. Preferiblemente uno adoptivo, al menos. Pero no creo que eso sea incumbencia de ella. Me envaro cuando la escucho y arqueo una ceja—. Me ha juzgado precipitadamente sin conocerme. Mi empresa, también en todas las que invierto, cumplen con los requisitos ambientales de la ISO 14000, ISO 14001, ISO 14020 y sus tres tipos, el sello verde... ¿Conoce la organización WWF? ¿Y AICF? ¿PETA? Soy activista de todas ellas, por no mencionar el inmenso aporte económico, fiscal y judicial que hago. Que tenga dinero no significa que me traiga sin cuidado el mundo que me rodea. —A la legua se nota que me ha cabreado su comentario.
Escucho atentamente sobre su empleo, aunque no contesto nada. Asiento una vez, de forma cortante, todavía enfadado por lo que piensa. Las apariencias engañan.
Observan en esta dirección y se acercan con paso firme y decidido por la espalda de mi acompañante. Oh, vamos, ¿piensan que estoy en peligro? Más deberían cerciorarse de que no hay paparazzis en los alrededores, cosa que sea más probable que un asesino a sueldo. Les miro fijamente y niego una sola vez, de forma casi imperceptible, avisándoles de que no se acerquen. Me gustaría mantener una conversación normal con alguien que no trate sobre armas, medidas de seguridad, cordones policiales y escoltas continuas.
Luego miro a mi acompañante con una grata sonrisa.
—Yo no me considero... desconfiado, prefiero definirme como una persona precavida, nada más. —Bromeo con una sonrisa de hoyuelos todavía presente—. No sé a quién pretendo engañar: sí, soy desconfiado, pero en su justa y sana medida. Si no fuese así, no estaría aquí hablando con usted, una completa desconocida que podría ocultar un arma de fuego en la cinturilla de su pantalón. —Mi atisbo de broma desaparece cuando ella comenta que soy una persona perfecta. Oh, estoy demasiado lejos de la perfección, si ella supiese...—. No soy perfecto, tengo multitud de defectos. Y sí, gracias a que supe aprovechar oportunidades, trabajo en algo que adoro. —Suspiro. Ladeo la cabeza para mirarla, algo confuso por su comentario—. Sé que no me servirá de nada en la tumba. Simplemente espero el momento adecuado en el que invertirlo... y también espero poder dejarlo en herencia. —Me encojo de hombros. Es un futuro bastante lejano pretendo tener hijos. Preferiblemente uno adoptivo, al menos. Pero no creo que eso sea incumbencia de ella. Me envaro cuando la escucho y arqueo una ceja—. Me ha juzgado precipitadamente sin conocerme. Mi empresa, también en todas las que invierto, cumplen con los requisitos ambientales de la ISO 14000, ISO 14001, ISO 14020 y sus tres tipos, el sello verde... ¿Conoce la organización WWF? ¿Y AICF? ¿PETA? Soy activista de todas ellas, por no mencionar el inmenso aporte económico, fiscal y judicial que hago. Que tenga dinero no significa que me traiga sin cuidado el mundo que me rodea. —A la legua se nota que me ha cabreado su comentario.
Escucho atentamente sobre su empleo, aunque no contesto nada. Asiento una vez, de forma cortante, todavía enfadado por lo que piensa. Las apariencias engañan.
Noah G. Biancofiore- Mensajes : 71
Fecha de inscripción : 24/07/2012
Edad del pj : 39
Re: Mañanitas...{Noah}
Kendra se percata casi en todo momento del modo en que él vuelve a revisar sus alrededores, como si tuviera que controlar lo que sucedía todo el rato en el parque, sin entender muy bien a que se debe. ¿A que se suponía que temía? ¿Paparazzi? No creí que su propia persona fuera tan importante, Kendra no era más que una simple profesora, al menos allí solo era eso. ¿Puede que su padre la estuviese buscando? Lo ponía en duda, ese viejo avaro no se interesaba más que por el y por su dinero. Por su bien esperaba que no le dejara a ella su herencia, aunque era más que obvio pues no tenía nadie más, aun así si lo hacía podía tener por seguro que la empresa no sería lo mismo ni por asomo. Después de todo ella no pensaba traicionar sus principios.
Como siempre Kendra ya volvía a divagar sobre sus cosas, sobre su vida, el futuro...¿quien sabe que pasará en el futuro? Si lo importante es ahora. Pero simplemente la idea de pensar en su padre la irritaba y la hacía desear viajar a Australia solo para decirle que se olvidara de que tenía una hija, ya que en realidad cuando se fue a penas dijo nada. Hizo las maletas enfadada y se fue. Está claro que su padre en parte se preocupa, pero solo a nivel económico y eso la irrita aun más, ya que cree que puede comprarla con dinero.
El problema era que a veces creía que todos eran como su padre, y no.
-Bueno a veces no te consideras algo, pero eso no implica que no lo seas, simplemente que no lo ves.- Le dijo ella sin animo alguno de ofenderle. Después de rió. -Puede que todos debamos desconfiar un poco alguna vez, ¿no crees? De todos modos no siempre y no ante todo...- Encogió los hombros y levantó ligeramente la camiseta, lo justo para que viera su pantalón. -¿En serio crees que aquí entra algo? Es demasiado ajustado.-Comentó sin pretender coquetear ni nada similar, siendo sincera. -Como todo el mundo, ahí está la gracias, si eres perfecto. ¿Que sentido tiene? Bah...- Hizo una mueca, a veces se ponía demasiado filosófica.-Bueno, la verdad es que si, pero creo que no es justo que tu ganes algo para que lo disfruten otros, ¿no? Ya sean hijos, hermanos o lo que sea...- Dice mirándole y encoge también los hombros. Como siempre ella solía tener bastante falta de tacto y de pelos en la lengua, motivo por el cual le tachó de una cosa que no era sin a pensar pararse a pensarlo un poco. - Cierto, he juzgado sin hablar. Tan solo espero que si es cierto tenga en cuenta comprobar esas empresas, pues no todo es lo que parece. Si tanto apoya el medio espero que no tenga acciones en Australia, allí las empresas más importantes...bah, la más importante, el de las más contaminantes del planeta.-Evitó nombrar a su padre y que seguramente sería la futura heredera de aquella empresa.
Estaba claro que él se había enfadado por las palabras de Kendra.
Como siempre Kendra ya volvía a divagar sobre sus cosas, sobre su vida, el futuro...¿quien sabe que pasará en el futuro? Si lo importante es ahora. Pero simplemente la idea de pensar en su padre la irritaba y la hacía desear viajar a Australia solo para decirle que se olvidara de que tenía una hija, ya que en realidad cuando se fue a penas dijo nada. Hizo las maletas enfadada y se fue. Está claro que su padre en parte se preocupa, pero solo a nivel económico y eso la irrita aun más, ya que cree que puede comprarla con dinero.
El problema era que a veces creía que todos eran como su padre, y no.
-Bueno a veces no te consideras algo, pero eso no implica que no lo seas, simplemente que no lo ves.- Le dijo ella sin animo alguno de ofenderle. Después de rió. -Puede que todos debamos desconfiar un poco alguna vez, ¿no crees? De todos modos no siempre y no ante todo...- Encogió los hombros y levantó ligeramente la camiseta, lo justo para que viera su pantalón. -¿En serio crees que aquí entra algo? Es demasiado ajustado.-Comentó sin pretender coquetear ni nada similar, siendo sincera. -Como todo el mundo, ahí está la gracias, si eres perfecto. ¿Que sentido tiene? Bah...- Hizo una mueca, a veces se ponía demasiado filosófica.-Bueno, la verdad es que si, pero creo que no es justo que tu ganes algo para que lo disfruten otros, ¿no? Ya sean hijos, hermanos o lo que sea...- Dice mirándole y encoge también los hombros. Como siempre ella solía tener bastante falta de tacto y de pelos en la lengua, motivo por el cual le tachó de una cosa que no era sin a pensar pararse a pensarlo un poco. - Cierto, he juzgado sin hablar. Tan solo espero que si es cierto tenga en cuenta comprobar esas empresas, pues no todo es lo que parece. Si tanto apoya el medio espero que no tenga acciones en Australia, allí las empresas más importantes...bah, la más importante, el de las más contaminantes del planeta.-Evitó nombrar a su padre y que seguramente sería la futura heredera de aquella empresa.
Estaba claro que él se había enfadado por las palabras de Kendra.
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Re: Mañanitas...{Noah}
Ya no me siento tan cómodo como antes. Los comentarios fuera de lugar de la señorita Kendra han hecho que pierda el interés principal sobre ella. Vuelvo a mirar hacia Cothie y sus amigos, estos simplemente se encogen de hombros, quedando a varios metros por detrás de nosotros. Empiezan a hablar entre ellos y a fumar como si fuesen un grupo de amigos que acaban de encontrarse. Esto me hace sonreír de medio lado, aunque consigo ocultar mi sonrisa a tiempo. De repente, Cothie me guiña un ojo y me sonríe. Arqueo una ceja y acero la mirada. No, amigo, no.
Miro a la señorita Kendra cuando habla. Ah, sí... Las apariencias siempre engañan. Y parecía educada al principio. Esta mujer necesita algo de disciplina, sin duda. Demasiado... alterable para mi gusto, también. Oh, quizá después de todo mi obsesión no vaya más allá de mis propios límites.
—Si tú no te consideras aquello que los demás creen... entonces ¿por qué preocuparse? No hay que pensar tanto en lo que creerán los demás de nosotros. Eso limite nuestras aptitudes. —Comento ladeando la cabeza—. Desconfiar puede ser una virtud o un defecto, todo depende del contexto en el que te encuentres. Yo lo considero una virtud. Dicen que la confianza da asco. —Me encojo de hombros. Desconfiar de las personas me ha ayudado a no llevarme más disgustos de los diarios. Miro cómo se abre el pantalón para mostrarme que no lleva arma y yo simplemente sonrío sutilmente. Luego miro momentáneamente hacia Cothie, transmitiéndole que soy un buen chico. Oigo su carcajada, pero la ignoro—. Cada uno invierte su dinero en lo que le place, para eso lo gana. No todo lo gasto en los demás, también en mí, pero no me produce... tanta satisfacción. —Luego miro a mi acompañante sin inmutarme y asiento una vez secamente—. Sí, ha ido demasiado rápido con sus pesquisas. Y llevo personalmente el tema de la certificación ambiental, si tanto le interesa el tema, señorita. —Me quedo un instante pensativo—. Sí tengo inversiones en Australia, pero que yo recuerde todo su reglamento ambiental está en orden. Y que una empresa de un país haga eso, no significa que las demás también, si me permite el apunte.
Miro a la señorita Kendra cuando habla. Ah, sí... Las apariencias siempre engañan. Y parecía educada al principio. Esta mujer necesita algo de disciplina, sin duda. Demasiado... alterable para mi gusto, también. Oh, quizá después de todo mi obsesión no vaya más allá de mis propios límites.
—Si tú no te consideras aquello que los demás creen... entonces ¿por qué preocuparse? No hay que pensar tanto en lo que creerán los demás de nosotros. Eso limite nuestras aptitudes. —Comento ladeando la cabeza—. Desconfiar puede ser una virtud o un defecto, todo depende del contexto en el que te encuentres. Yo lo considero una virtud. Dicen que la confianza da asco. —Me encojo de hombros. Desconfiar de las personas me ha ayudado a no llevarme más disgustos de los diarios. Miro cómo se abre el pantalón para mostrarme que no lleva arma y yo simplemente sonrío sutilmente. Luego miro momentáneamente hacia Cothie, transmitiéndole que soy un buen chico. Oigo su carcajada, pero la ignoro—. Cada uno invierte su dinero en lo que le place, para eso lo gana. No todo lo gasto en los demás, también en mí, pero no me produce... tanta satisfacción. —Luego miro a mi acompañante sin inmutarme y asiento una vez secamente—. Sí, ha ido demasiado rápido con sus pesquisas. Y llevo personalmente el tema de la certificación ambiental, si tanto le interesa el tema, señorita. —Me quedo un instante pensativo—. Sí tengo inversiones en Australia, pero que yo recuerde todo su reglamento ambiental está en orden. Y que una empresa de un país haga eso, no significa que las demás también, si me permite el apunte.
Noah G. Biancofiore- Mensajes : 71
Fecha de inscripción : 24/07/2012
Edad del pj : 39
Re: Mañanitas...{Noah}
Parecía que la situación empezaba a estar un poco alterada, como si los comentarios de Kendra no le sentaran bien a Noah, cosa que posiblemente fuera así. La verdad es que la mayoría de las veces ella no medía su sinceridad y dejaba que las palabras salieran solas de su boca, y eso no siempre era buena idea. Aun así, Kendra siempre ha apreciado la sinceridad y se ha dejado guiar por ella, después de todo si quieres algo debes darlo tu primero, ¿no? Ella simplemente daba su opinión, aunque esta no fuera la mejor, ni mucho menos la verdadera, ese no era el caso.
Sigue mirando a Noah a los ojos, pues lo considera un signo de educación, a pesar de que en realidad lo hace por que prefiere mirar a la gente a los ojos cuando les habla, eso te suele decir mucho de lo que piensan. Nota que está bastante distraído, pero no hace caso alguno a ello.
-Por que a veces los demás ven algo que no somos capaces de ver, pero que está ahí. Como por ejemplo...no se, un trauma o algo. No siempre tiene que ser malo, claro. Pero a veces escuchar lo que los demás tienen que decir de ti ayuda, ¿sabes?- Hizo un gesto con su propio cabello. -Puede, pero eso es en el sentido literal, a veces confiar es bueno y hace las cosas más fáciles, al menos a mi opinión.-Confesó Kendra. La verdad es que ella cada vez percibía más el modo en que se distanciaban, no físicamente claro, si no a la hora de la conversación, del modo en que hablaban. -Eso por supuesto, pero es mi opinión, nada más.- Le sigue mirando a los ojos todo el tiempo. -Lo sé. Pero prefiero decir las cosas como las pienso, sinceramente. Y si, me interesa, por que el planeta es de todos y a final solo unos pocos cuidamos de él.- Hace una leve mueca ante su respuesta. -Lo sé de sobra. Pero muchas veces si un empresa con alto capital e importancia lo hace, las demás van detrás. Son como los niños del colegio cuando el más popular hace pellas, los demás creen que eso es guay y lo hacen.-Le mira encogiendo los hombros. -Se de lo que hablo, no hace mucho que he venido de allí.-
Sigue mirando a Noah a los ojos, pues lo considera un signo de educación, a pesar de que en realidad lo hace por que prefiere mirar a la gente a los ojos cuando les habla, eso te suele decir mucho de lo que piensan. Nota que está bastante distraído, pero no hace caso alguno a ello.
-Por que a veces los demás ven algo que no somos capaces de ver, pero que está ahí. Como por ejemplo...no se, un trauma o algo. No siempre tiene que ser malo, claro. Pero a veces escuchar lo que los demás tienen que decir de ti ayuda, ¿sabes?- Hizo un gesto con su propio cabello. -Puede, pero eso es en el sentido literal, a veces confiar es bueno y hace las cosas más fáciles, al menos a mi opinión.-Confesó Kendra. La verdad es que ella cada vez percibía más el modo en que se distanciaban, no físicamente claro, si no a la hora de la conversación, del modo en que hablaban. -Eso por supuesto, pero es mi opinión, nada más.- Le sigue mirando a los ojos todo el tiempo. -Lo sé. Pero prefiero decir las cosas como las pienso, sinceramente. Y si, me interesa, por que el planeta es de todos y a final solo unos pocos cuidamos de él.- Hace una leve mueca ante su respuesta. -Lo sé de sobra. Pero muchas veces si un empresa con alto capital e importancia lo hace, las demás van detrás. Son como los niños del colegio cuando el más popular hace pellas, los demás creen que eso es guay y lo hacen.-Le mira encogiendo los hombros. -Se de lo que hablo, no hace mucho que he venido de allí.-
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