Worst Hangover - Jessica Rosemont

-Pero que crees que estas haciendo!?-. Esas fueron las palabras que le dije a Jessica Rosemont, una alumna recién llegada a la Universidad, la cual encontré en estado de ebriedad, colándose en los pasillos del área de habitaciones de los chicos... Personalmente no creo que eso sea un problema para ellos, después de todo poca replica hubieran hecho al ver una bella joven husmeando por ahí, creo que el mal trago hubiera sido para ella si uno de aquellos alborotados muchachos quisiera propasarse con su persona.

La tome del brazo y la lleve caminando hacia mi despacho, al cual rápidamente ingrese, cerrando la puerta detrás, dejando a Jessica en una silla, mientras yo caminaba por el mismo, musitando cosas completamente inaudibles por ella, hasta que, un tanto enojado, volví mis ojos a su persona, quien allí se hallaba, mirándome con cierta curiosidad.

-Estas en problemas...- Le dije, firme, seco, con un tono serio.

Me colaba por los pasillos del cuarto de los chicos, había tomado un par de copas, no muchas... bueno tal vez sí demasiadas, pero aún podía caminar bien o al menos eso creía. Por alguna extraña razón estaba entercada en ubicar a Oliver para llevarlo a la disco y seguir tomando, caminaba casi de puntillas intentando no hacer ruido ni mucho menos, pero al parecer no funcionó para nada. Sus palabras me sorprendieron, como un balde de agua fría por la espalda y sólo pude quedarme quieta intentando hacerme invisible, desaparecer -yo... - murmuré mordiendo mi labio y girando para verlo, allí estaba el director, mirándome serio- lo lamento?- dije como si aquello me excusara, pero sabía muy bien que estaba en severos problemas.

Por su expresión sabía que todo estaba mal, lo seguí hacia su despacho intentando caminar lo más derecha posible para disimular la ebriedad,lo cual fue casi imposible porque tropecé un par de veces, sin embargo insistí en aparentar porque sino el castigo sería doble, suficiente tenía ya con que me haya encontrado en territorio prohibido. Me senté sobre una de los sillones y esperé a su orden, fijé mi mirada en él, que iba de un lado a otro de la sala diciendo cosas inaudibles e inentendibles - lo sé- dije mordiendo mi labio y mirandolo con inocencia - pero juro que no estoy borracha!- dije alzando las manos con fingida inocencia y soltando una risita involuntaria producto de la ebriedad

Perfecto, él lo había detectado y yo obviamente ya no podía negarlo -vale, tal vez un poco, pero yo... soy polla!- dije riendo- o sea no sé tomar, juro que solo fue una copa -dije relamiendo mi labio sintiendo la necesidad de agua, estaba algo mareada y confundida. Él se puso de pie y fue por algo, yo no quise seguirlo con la mirada porque sentía que peor sería todo y lo último que quería era terminar vomitando en la oficina del director -Gracias- respondí recibiendo la botella de agua que él había conseguido para mi, intenté como pude abrirla, luchando con ella, luego de un par de intentos me di cuenta que había estado cerrando en lugar de abriendo la botella, me reí por ellos, definitivamente ya no podría negar que estaba borracha.

Lo vi moverse y arrastrar una silla para sentarse delante mio, estaba preparada para escuchar un buen sermón, probablemente me quedaría dormida escuchándolo hablar sobre la responsabilidad, las normas de conducta y eso, pero la verdad era que yo las conocía muy bien y nunca as rompía por romper, siempre había sabido portarme bien, pero esta vez el alcohol me había jugado una mala pasada- faltas? yo no he faltado a clase!- dije excusándome de lo que él había dicho- yo estoy aquí acusada por intromisión en área prohibida y por consumo de bebidas alterantes- dije dándole un buen sorbo a mi botella de agua- no permitiré que se me acuse de algo más, objeción!- dije frunciendo el ceño, segura que se me culpaba por algo que no había hecho

Sentí su ligero golpe sobre la frente y aquello me remeció, pude sentir con claridad el movimiento interno que se generaba producido como resultado del alcohol y ese ligero empujón- wow, no es necesario el maltrato físico, suficiente tengo ya con tener los radicales OH en su tope como para que venga a abusar de mi con su dedo inquisidor- me quejé para luego acomodarme en el sillón y escucharlo- Objeción!- volví a repetir cuando él terminó de hablar-citando sus palabras exactas señoría, por qué ensucia su nombre cometiendo estas faltas?- dije imitando su voz- ve, ve, habló de faltas, pues entonces en el estado en el que me encuentro tengo pleno derecho a objetar su acusación previa y a solicitarle que se exprese de forma correcta - dije sin poder soltar una risita divertida al final- pues tengo o no tengo razón?- reí alzando los hombros para darle un sorbo a mi botella de nuevo, sintiendo como el agua refrescaba mi estado.

Hace mucho no pescaba una borrachera como esa, en realidad no era de las que iban emborrachándose por ahí sin motivo, pero me gustaba sentir esa confusión y mareo extraño a veces, sobre todo cuando mi vida necesitaba algo de adrenalina y diversión, aunque para ser sinceros nunca jamás buscaba meterme en líos o ser atrapada por el director, si alguien me hubiese dicho que yo iba a estar sentada en la oficina del master me hubiese reído a carcajadas, no había pasado jamás, ni en el cole, ni en el instituto, ni nunca.

Lo miré revisar mi expediente y era casi una hoja en blanco sin queja alguna, era una chica responsable después de todo, siempre asistía a clase y no causaba problemas ni nada, así que sabía que no podría valerse de gran cosa para acusarme, salvo lo que había ocurrido. Al parecer estaba sorprendido con todo mi rollo académico- lo sé, soy un angelito- sonreí divertida mirándolo cambiarse de sitio- no me castigará o si?- dije apoyando mis manos sobre sus piernas sin recordar que la botella seguía abierta- lo lamento!- dije soltando la botella al ver que había mojado todo su pantalón- lo secaré- dije intentando eliminar los rastros mojados de su pierna con la manga de mi remera - ya dije que lo lamento?- repetí mirándolo con cierto grado de inocencia y culpabilidad

Sus objeciones, reclamos, quejas y todo lo demás me estaban agotando psicológicamente... Tratar con jóvenes borrachas no era precisamente por lo que me había dejado ser Director de aquí, pero en fin, algo debía hacerse.

La mire nuevamente, luego de suspirar y le cerré la boca con mi dedo indice. -No, no la tienes, estas confundiendo las cosas...- Musite, quitando un poco esa expresión tan dura. -Acaso eres alumna de música o de derecho? Diablos...- Dije un tanto fastidiado, mira que he lidiado con alumnos de derecho y sus razones para tal o cual, pero esta chica tenia una lengua bastante afilada, mas para estar en ese estado.

Iba a semi asentir a lo de ángelito, pero fue ahí cuando pensé "Esto no puede ser mas jodido verdad?", y claro, su botella de agua, mi pantalón, una mala, muy mala combinación a decir verdad... Todo el mismo quedo empapado por el contenido de la botella, y yo con mi mejor cara de "Y ahora que!?", hasta que su mano, acompañada de su manga comenzó a repasar la zona humedecida, rozando aquella zona peligrosa al contacto, por lo menos si no pensabas precisamente en darle protagonismo.

La mire y ella con sus ojitos de perro mojado. -Este, si, no te preocupes, ya..- Le dije, pero ella seguía tratando inútilmente de secar mi pantalón, haciendo que la situación se torne un poco mas que incomoda para mi persona.

Miré los pantalones del director y estaban realmente embarrados en agua, aquello no podía ser para nada bueno, suficiente tenía ya con el castigo que me iba a ganar por andar de borracha belicosa y ahora le mojaba los pantalones, eso empeoraría todo -no,no, deje ya lo arreglo-dije frotando con más intensidad la zona mojada- es sólo cosa de hacerlo más fuerte- susurré frotando con mayor intensidad para que la ropa secara- es de franela, absorberá lo mojado- dije sonriendo como si aquello arreglara todo el desmedro que había ocasionado.

No podía creer aún como era que lo había mojado, odiaba ser torpe cuando estaba borracha y ahora estaba metida en un lío - soy música por cierto -susurré poniéndome de pie quedando arrodillada a la altura de sus piernas - y me gusta tocar - dije riendo producto de la ebriedad, cayendo apoyada sobre su cuerpo.- Maldición!- exclame cuando sentí como la ropa mojada de sus piernas humedecía mi remera, me separé de él como pude quedando recostada sobre el sillón al tropezar con mis pies- mi ropa, acaso esto es venganza- dije mirando como toda la parte de mi pecho y abdomen de había mojado -genial ahora somos dos mojados!- pronuncié mientras me acomodaba en el sillón y miraba apenada mi remera.

La idea no tardó en aparecer por mi cabeza y tengo que confesar que estando sobria no lo hubiese hecho, pero el alcohol lo podía todo. Escurrí un poco la base de la remera y en un movimiento rápido me la quité quedando solo en un diminuto brasier delante de él- castígueme rápido o me enfermaré- dije dejando el polo a un lado y poniéndome de pie delante de él esperando su respuesta o castigo- por cierto, debería hacer lo mismo, no quiero que sea mi culpa que el directo se ausente por gripe durante una semana

Dude por un segundo si esto era a propósito o simplemente era un accidente demasiado subido de tono... Por que por mas que le dije que se detenga, ella seguía frotando mi pantalón por la zona de mi entrepierna, y yo, mentalizandome para que ninguna sorpresa aparezca de pronto allí.

-Eso es.. Interesante..- Sus palabras no ayudaban en nada... Claro "Soy Música, me gusta tocar." no podía no imaginar una escena salida de una película para adultos... Ella cayo sobre mi, haciendo que me tense muy levemente, para ver como ahora ella era la mojada, y de que forma! Podía ver la marca de su sostén a través de la humedecida tela, notando como se pegaba a su cuerpo... Tan atractivo... Diablos, basta! Tenia que pensar en otra cosa!

Ella se incorporo un poco y se sentó en el sillón, estrujo su remera y así de la nada se la quito, quedando semi desnuda frente a mi, y yo con mi mejor cara de poker, pensando, "ahora que mierda hago?". Inevitablemente la observe, siguiendo su cuerpo con mi mirada cuando ella se levanto y se paro frente a mi... No pude oír, o bien no pude procesar lo que me dijo sobre castigarla con exactitud, solo asentí a su sugerencia, desabrochando mi cinturón, para luego desabotonar mi pantalón y quitarlo de mi, junto con mis zapatos.

Momento mas incomodo no podía ser... Mucho menos cuando note que de a poco, una erección contenida con todas mis fuerzas comenzaba a aparecer, rindiendome finalmente para que con plenitud se asome bajo mis boxers. -No se que tipo de castigo quieres...- musite, mirando sus ojos, los cuales iban de aquí para allá.

Acomodé mis cabellos en una coleta alta y no muy atada, dejando alguna mechas caer sobre mi rostro. la situación se volvía un tanto incómoda o acalorada,no lo sabia diferenciar y es que el alcohol podía producir muchos estragos en mi, además de hacer cosas sin pensar y meditar, podía elevar mi temperatura corporal, ah y pues claro que sentir sus ojos clavados sobre mi cuerpo de forma inquisidora no ayudaban para nada a apaciguar el ambiente - sí interesante- dije entre susurros mirando como me hacía caso y se quitaba los pantalones delante mio, ¿Qué era lo que se había propuesto? Relamí mi labio al verlo semi desnudo parado allí delante de mi, intenté concentrar mi mirada sobre la suya para no hacer más acalorada la situación de lo que ya lo era, pero realmente era imposible. Mis ojos barrieron su cuerpo notando claramente como su miembro erecto se marcaba notoriamente sobre sus boxers, dejando muy poco a la imaginación, sacudí la cabeza e intenté concentrarme en lo que estaba diciendo.

-Sí, el castigo- dije girando sobre mi eje para dar vuelta y apoyarme sobre el escritorio dándole la espalda, no podía vero por que las ganas de ser suya me invadieron- si.. eso... usted es el director- dije sin voltear aún apoyando las manos sobre el escritorio esperando que mi mente se relajara un poco y pudiese pensar mejor y con mayor claridad- aceptaré el castigo que me merezca señor- resoplé mirando mi polo aún apoyado sobre la silla donde antes él había estado sentado. No podía creer como todo había cambiado de rubro tan rápido, de ser la niña castigada a estar con un director que tenía el miembro duro y yo casi desnuda en la misma habitación. Una risita salió de mi, mi cabeza no estaba para pensar en ese momento, giré y caminé de regreso a donde estaba él- creo que podría ayudarlo con eso- dije metiéndole la mano en el paquete que a decir verdad estaba más que duro ya -dicen que el agua ayuda- sonreí de forma torcida mordiendo mi labio

Jessica se dio vuelta y me dio la espalda, creyendo así que se había visto ofendida por lo sucedido... Eso no estaba bien, ya de por si la situación no estaba bien, debía de controlarme, no dejarme llevar, pero diablos, es difícil, muy difícil. Pero... Sus palabras no me dejaron caer en esa duda de que le había molestado... No por como lo dijo, si, era el Director... Y eso era una complicación ahora, una gran complicación... Pero, ya realmente importaba del todo? Era solo cuestión de vernos a ambos para llegar al punto de decir, acá sucede algo mas allá de la profesión mía y de su estatus de alumna.

Trate de pensar seriamente, un castigo, un castigo, carajo, no se me ocurría otra cosa mas que sorprenderla de espaldas y hacerle decenas de cosas contra mi escritorio... Que mente mas corrupta y pervertida tenia, no? Era y es inevitable negar mi ser, y en ese momento hacía lo mas que podía para contenerme.

Iba a decir algo al respecto, pero de pronto ella se acerco a mi, con una sonrisa traviesa, y rápidamente con su mano, tomo mi erecto miembro, mientras con mis ojos recorría su tentadora figura... Una sonrisa curvo mis labios y di rienda suelta a mi hombría, no sin antes presionar un botón en la pared, el cual cerraba electronicamente las puertas de mi despacho. Ahora, estamos ella y yo solos aquí.

-Y yo te ayudare con eso...-

Lleve mis manos a su cuerpo, y comencé a acariciar su espalda lentamente, subiendo poco a poco, hasta con una mano desabrocharle el sostén, desnudando completamente su parte superior.

Su mirada fue suficiente para corroborar lo que pasaría allí, demasiado inquisidora, me sentía violada solo con verlo mirarme de pies a cabeza, pero no me quejaba, aquello me gustaba, se sentía bien. Las puertas se cerraron de forma automática, al parecer él director se daba de las buenas encerronas en su oficina y tenía todo listo para eso. - Oh debería agradecer su gentileza al ayudarme?- dije de forma inocente cuando se ofreció ayudarme a solucionar el problema de su miembro erecto.

Ya para ese momento mi mente estaba completamente desconectada de mi cuerpo, no pensaba con coherencia lo que hacía y simplemente me dejaba llevar por lo acalorada de la situación, y es que sí, así era como la situación se había vuelo y lo único que sabía era como iba a terminar todo. Sentí sus manos recorrer mi espalda y aquello me excitó más que nada, tumbé mi cabeza hacia atrás arqueando ligeramente la espalda por el escalofrío que me producía su roce- este será mi castigo?- pregunté con la respiración ligeramente acelerada mientras él desabrochaba mi brasier y yo quedaba semi desnuda delante de él, lo cual al comienzo fue un poco incómodo pero ya que la situación iba a aumentar de nivel no me importó. Solté una risita nerviosa y me acerqué a él para besar su cuello, dándole pequeños rasguños con mis dientes para luego morder y lamer su cuello mientras mis manos desabotonaban con prisa su camisa- castígueme señor director- dije ya sumida por completo en la excitación del momento

Sus besos, lamidas y mordidas habían terminado el trabajo de quitarme el interés por mi titulo, el suyo, la prohibición y todo lo que sea relacionado, esto iba a seguir su curso y a la mierda. Mi camisa así como así voló por allí, tirada por mi brazo luego de que ella me la desabotone, ahora solamente quedaba ella con su falda para que estemos iguales. -Tu castigo siquiera ha comenzado, esta es la previa...- Susurre en su oído, un tanto jadeante, dejándome llevar por la excitante situación.

Mis manos se posaron en su falda, la cual baje de un tirón, dejando una fina ropa interior como única prenda, mientras tanto, besaba su cuello, y dejaba un rastro de mordidas en el, subiendo por su mejilla hasta sus labios.

Tome con mis manos su trasero con firmeza, y con un suave movimiento la obligue a sentarse sobre mi, haciendo que su sexo, roce contra mi miembro por sobre nuestras prendas, haciendo del lugar el mismo infierno.

Escuché sus palabras y un escalofrío de placer recorrió mi cuerpo solo de pensarlo, enredé los dedos de mi mano en su cabello para atraer su rostro más al mio y poder besarlo, delineando sus labios con la punta de mi lengua y luego hundirme en un beso profundo y apasionado, haciendo que mi lengua se introdujera en su boca en busca de la suya de forma traviesa y juguetona. Sus manos practicamente me alzaron en peso haciendo que quedara sentada sobre él -maldición- exclamé entre jadeos al sentir el roce de su miembro con el mio, duro y haciendo presión, se sentía tan genial que podía suplicar por que me hiciera suya.

El hecho de ser algo prohibido e indebido incrementaba mi necesidad de su cuerpo, mordisqueé su labio inferior tirando de él hacia mi, rastillando ligeramente su piel con mis dientes, para luego bajar sutilmente por su cuello, mordiendo y succionando su piel, no podía detenerme, esto ya había comenzado y lo terminaríamos por las buenas o las malas. Descendí por su pecho sin separar mis labios de su piel, mientras mis manos acariciaban su cuerpo, me separé de él ligeramente y me propuse quitarle los boxers para liberar su miembro, dándole un par de lamidas juguetonas mientras mi mano masajeaba la base del mismo concentrada en lo que hacía

El lugar estaba cerrado, aislado, dominado por nosotros dos y nuestra incontrolable lujuria que despedía ese calor humano tan grande que podría derretir témpanos con un suave desliz.

Sus besos y mordidas eran como pequeños toques eléctricos sobre mi piel, haciendo que la misma se erice de forma tan agradable, bajando lentamente por mi cuerpo con sus manos y dientes, Jessica se separo de mi, y arrodillada a la altura de mis boxers, los tomo firme con sus manos y con un suave tirón retiro la prenda para dejarme ahora completamente desnudo y expuesto a sus ojos que todo devoraban...

Su boca se abrió y su lengua intrépida comenzó a lamer mi miembro con cálida suavidad, mientras su mano proporcionaba un movimiento acompañante que hacia que mi respiración aumente, un placer recorrió mi cuerpo y llevando mi cabeza hacia atrás, la recosté en el respaldo de mi sillón, disfrutando con creces cada excitante caricia de ella sobre mi erecto pene. -Oh si... Sigue así Jess... Se siente muy bien..- Musite entre jadeos, pensando lo mucho que me gustaría atarla a mi escritorio y darle de forma que la madera se torne aserrín y se incendie.

Sus palabras resultaban frases de puro placer que lo único que lograban era que mi cuerpo se excitara por completo y yo perdiera el control del mismo, que a decir verdad ya muy poco podía dominar. Sentía claramente la necesidad se tenerlo dentro mio, que recorría mi cuerpo de pies a cabeza, haciéndome dependiente de eso, la piel de mi cuerpo se erizaba como respuesta a lo duro que se ponía su miembro en mi boca.

Me aparté ligeramente de él y lo miré a los ojos- hagamos esto y hagámoslo bien- dije con una sonrisa divertida volviendo otra vez mi mirada a su miembro que se erguía imponente ante mi boca, como llamándome. Me acerqué a él y lo sujete con una mano para luego lamer la punta del mismo con cuidado, saboreando todo el contorno para luego meterlo en mi boca de a pocos, comenzando con succiones delicadas en las que presionaba mis labios sobre su miembro para ejercer presión, acelerando la velocidad, acomodándolo con dificultad en mi boca mientras mi lengua lo masajeaba por dentro.

La sensación era única y sentía claramente como mi cuerpo iba respondiendo a todo, mi respiración andaba más agitaba de lo normal y mis prendas íntimas comenzaban a mojarse del placer, mi cabeza andaba más mareada y adormecida y ya no por el efecto del alcohol necesariamente

Mierda, carajo, santa madre de Dios, esta chica estaba haciéndome uno de los mejores orales que he tenido la dicha de disfrutar... Sus labios, su lengua, sus movimientos, todo era perfecto, y podía sentir como si las puertas del cielo estuvieran mezcladas con un toque de la lujuria del infierno.

Su respiración se agotaba junto con la mía, sabía lo que ella deseaba mas que chupar mi miembro... Por eso, la obligue a retirarlo de su boca, y sujetándola la apoye en el sillón, teniendo ahí mismo una ocurrencia bastante particular, pero divertida... Tome mi camisa que se hallaba por ahí, y sujetando sus brazos, cruce sus muñecas, y la ate al respaldo del sillón, inmovilizando sus manos completamente. -Esto sera divertido...- Musite con una sonrisa traviesa, quitando finalmente su húmeda ropa interior, para abrir sus piernas y comenzar a lamer su clítoris.

Estaba disfrutando esto más que a nada, sentir que le das placer a alguien es una sensación de poder y dominio genial, me gustaba, eso de dominar la situación me resultaba agradable hasta que sentí como me separaba de su cuerpo ligeramente, aquello me sacó de mi concentración sin entender demasiado qué pasaba, hasta que caí en cuenta, los roles cambiaban y eso me excitaba más de lo que ya lo estaba.

Con un par de movimientos logró inmovilizarme y atarme al sillón sin derecho a queja u objeción. Relamí mis labios al ver su sonrisa traviesa y dejé que todo sucediera. Sentir sus manos rozar mis piernas para quitarme lo que me quedaba de ropa, revolvió hasta a última parte de mis terminaciones nerviosas, mordí mi labio y tumbé la cabeza sobre el sillón intentando relajarme pero era algo casi imposible.

Podía sentir su respiración cerca a mi sexo alterando todas mis hormonas, sus manos abrir mis piernas, el roce de su piel con lamía parecían arder y podía jurara que terminaríamos destrozando media habitación si seguíamos con esto. Sentir su lengua en mi clítoris me volvió loca, arqueé la espalda intentando alejar mi sexo de su lengua, pero a decir verdad no podía controlar ni la más mínima parte, un par de gemidos cargados de placer se salieron de mi boca mientras intentaba desesperada soltarme de aquel sillón para dar rienda suelta a mi imaginación y deseo.

Sus movimientos se hicieron rápidos y violentos, como si supiera lo que le esperaba y lo que no quería sentir para no volverse mas loca de lo que ya parecía estar... Su excitación era absoluta, tanto como la mía, la cual en ese momento, simplemente por mala persona, me decía que continué estimulando su clítoris con mi cálida lengua, ignorando sus pedidos desesperados de soltarse y tomarme por la fuerza para destrozar el jodido lugar.

Tenia tantas ocurrencias perversas para hacerle, después de todo, estaba atada a mi sillón en mi despacho! Esto seria divertido! Me levante y separe de ella, caminando desnudo por mi despacho, apague un poco el brillo de las luces, dejando un ambiente mas intimo para ambos, y con un pañuelo limpio de reserva de mi escritorio, volví con ella, y tape sus ojos atando el mismo en su cabeza. Eso era el primer paso, luego, camine hacia mi bar, abrí un compartimento y retire un par de cubos de hielo, sonriendo despiadado, regrese, y sin decir mas, comencé a pasar el helado objeto por su cuerpo, haciendo un sendero desde su cuello, sus labios, bajando por su pecho, rozando sus pezones, hasta su vientre, dejando que algunas gotas deslicen suavemente hasta su vagina.

Podía sentir claramente mi cuerpo corresponder al suyo, ligeros espasmos de placer que inundaban mi cuerpo haciéndome estremecer de placer, haciéndome delirar como nunca antes, tal vez todo se veía incrementado por el sólo hecho de estar atada y no poder liberarme, sentirme bajo su poder me estimulaba de una forma única, nunca antes había estado en una situación igual, pero podía decir ahora que se sentía de lo mejor.

Cuando noté que se separaba de mi una cierta duda me invadió, no sería capaz de dejarme allí atada o si? pero luego lo vi aligerar un poco las luces creando un ambiente especial e íntimo, para luego acercarse con su majestual miembro erecto hacia mi, con un pañuelo y me di cuenta que todo esto se volvería aún mucho más intenso de lo que alguna vez había podido imaginar. Mientras me tapaba la vista no podía dejar de pensar en lo que pasaría, mordí mi labio intentando no dar rienda suelta demasiado a mi imaginación. Una vez más él se separó de mi y la ansiedad me consumía- dime que harás, dímelo- exigí mientras me retorcía en la silla esperando su siguiente movimiento. Cuando volví a sentirlo cerca, la necesidad se su roce me consumía y quemaba, pero no imaginé jamás que hiciera lo que hizo. Pude sentir con claridad el hielo derritiéndose por mi cuerpo y un gemido incontenible salió de mis labios, mi piel se puso de gallina y mis pezones se excitaron al sentir el contacto con lo helado, me retorcí en la silla y esperé a que terminara sintiendo con claridad las gotas heladas resbalarse por mi piel hacia mi vagina haciéndome gemir de placer- hazme tuya- imploré retorciendo mi cuerpo en el sillón

Sus palabras no hacían mas que deleitarme, sus gemidos me volvían loco, y me incitaban a mas, pero, contendría un poco mis instintos primitivos y continuaría un poco mas con aquella pequeña tortura, recorriendo aun su cuerpo con el hielo, notando como su piel se erizaba, sus pezones se endurecían y su respiración llegaba a sus limites, se notaba su deseo impulsivo de soltarse y hacer de mi una inimaginable cantidad de cosas, pero, lo divertido era que no tenga la posibilidad, no por ahora...

Deje que mi lengua recorra sus senos, y junto con mis labios, aprisione uno de sus fríos y duros pezones en mi boca, succionando un poco del mismo, mientras que con mis manos, una acariciaba su espalda, y la otra la utilizaba para penetrarla con dos de mis dedos, sintiendo como estaba toda mojada por la excitación. -Te mueres por soltarte, verdad?- Le susurre, esperando que eso le de la determinación suficiente para tirar y romper con mi camisa totalmente, sabiendo que luego de eso no quedaría lugar entero en mi despacho.

Se estaba divirtiendo, tenerme amarrada no solo resultaba excitante para mi sino también para él, podía notar su respiración acelerada y el palpitar de su corazón como el de un potro acelerado salirse de su cavidad, mi sentido del tacto se había incrementado, eso de estar ciega hacía que mi piel fuera más sensible a todo al igual que mis oídos.

Mis gemidos fueron incrementando poco a poco de tono y si al comienzo pasó por mi cabeza la idea de que alguien nos escuchara o descubriera, ahora me llegaba altamente todo, si alguien quería entrar pues que se uniera porque la estaba pasando genial y no pensaba detenerme hasta terminar esto y para que eso pase faltaba aún demasiado. Si ya estaba loca por todo, sentir sus labios chupar mi pezón me hizo delirar, me excitaba demasiado sentirlo allí jugueteando con su lengua, lamiendo y besando, cada una de las succionadas que daban me hacían enloquecer, me retorcía en el lugar de placer y sólo quería que la dichosa camisa se rompiera, podía apostar que estaba hasta dañando mis muñecas por la fuerza que hacía para liberarme pero no me importaba para nada. Cuando sus dos dedos ingresaron en mi, mi columna se arqueó por completo, levantándome casi de la silla de no ser por tener su cuerpo delante haciendo fuerza en sentido contrario, todo eso era ya demasiado para lo que podía resistir, mis gemidos se volvieron incontrolables y no podía mantenerme tiesa en la silla sintiendo como sus dedos me penetraban mientras su lengua hacía lo que quería con mi pezón más que duro del placer.

Escuché sus palabras insitándome a todo, necesitaba sentirlo dentro mil necesitaba su cuerpo, pero la camisa había cedido muy poco a decir verdad- me soltarás- dije entre gemidos de placer intentando mantener una voz clara, lo cual era casi imposible

Su cuerpo no paraba de moverse debido a la tan alta excitación, sintiendo como desaforadamente quería zafarse y tomarme por la fuerza. Eso me divertía ampliamente a decir verdad, el que este tan desesperada por hacerlo conmigo, era mas que detonante para mis sentidos.

Me separe totalmente de ella, y la observe con detenimiento, la soltaría o no? Dejaría que me tome por completo o la torturaría un poco mas? Preguntas preguntas, muchas dudas que necesitaban respuesta... Que haría? Creo que la he torturado suficiente, pensé en un momento, y acercándome a ella, pegue mi miembro contra su pecho, para luego, con una mano tirar del pequeño nudo que la sujetaba, sabiendo que luego de eso se soltaría completamente y yo, si, yo estaría igual a igual que ella.

-Allí vamos...- Le susurre nuevamente, tirando del nudo, para dejarla completamente libre ahora, entregado a ella en mi totalidad.

Cuando se separó de mi pude recuperar un poco la cordura, relajar la respiración y controlar mejor los espasmos de placer, pero aún todo era demasiado, mi cuerpo pedía el suyo y o sentirlo cerca me hacía enloquecer, no igual que cuando me tocaba, pero igual lograba volverme loca. Sentí su miembro erecto y duro pegado a mi pecho y lo busqué con mi boca intentando atraparlo para darle una buena mamada a cambio de todo lo que me había hecho, pero eso de estar vendada y atada no ayudaba para nada.

Cuando sentí como el nudo se aflojaba y mis muñecas quedaban en libertad, me recorrió una sensación carnal y de deseo única, quería hacerle todo y que me hiciera de todo lo que pudiera cruzar por su mente. Sus palabras no ayudaron para nada a despejar los pensamientos maliciosos de mi mente, por el contrario incrementaron mi placer. Una sonrisa pícara y burlona a la vez se formó en mis labios mientras una de mis manos se liberaba para quitar la venda de mis ojos. Me puse de pie y caminé hacia él empotrándolo contra uno de los estantes de libros haciendo que cayeran algunos al suelo- Oops- dije con inocencia para luego pasar la camisa que aun seguía atada a una de mis manos por detrás de su nuca y así jalarlo hacia el sillón- creo que es mi turno señor director- susurré sentándolo de un golpe para luego acomodarme yo y sentarme a horcajadas encima suyo atando sus manos

Los roles se habían invertido, y eso me encantaba, podía sentir su deseo a flor de piel, casi como si me quemara lentamente, sus manos me tomaron con firmeza y mi espalda choco contra un librero, desparramando su contenido por el lugar, luego, casi sin dejarme reaccionar, me arrastro nuevamente al sillón, se sentó sobre mi, y ato mis manos... Era mi turno efectivamente, y no podía siquiera imaginar que clase de cosas pasarían por su cabeza, pero, de algo estaba seguro, sería una de las mas gratas experiencias que podría recibir en esta maldita habitación. -En efecto lo es...- Musite. -Muéstrame que pasa por tu mente...- Le dije provocandola.