Tarde de cine |Kiara|

Seis y media de la tarde y aún no me aparece un panorama para hoy en la noche. No es que quiera una fiesta despampanante como para no acordarme de nada el día siguiente, estamos a mitad de semana, por lo que no es un momento indicado como para perder la consciencia, necesito estar atenta en clases; sin embargo si que agradecería una salida algo más tranquila, lo que sea con tal de no seguir encerrada en el departamento que a estas alturas me causaba claustrofobia. Al parecer para mis compañeras de departamento había sido una semana particularmente agotadora, porque ninguna de ellas estaba dispuesta a acompañarme a ningún lugar. Suspiré y tomé la laptop para buscar indicadores de algo interesante que hacer, ciertamente no iba a quedar sentada y de brazos cruzados si tenía las ganas de hacer algo, no era el tipo de persona que se queda indiferente a sus impulsos.

Pubs, Mascaradas, citas a ciegas, todos los panoramas que aparecían en la pagina de eventos sociales eran para un buen par de horas más y totalmente dirigidos a dejarme tirada en el piso, con cero posibilidades de asistir a clases al día siguiente. Frunzo el ceño frustrada justo en el momento en que aparece la cartelera de un cine cercano. Me encojo de hombros, hace mucho tiempo que no voy. Ni siquiera me doy el tiempo de leer cuales son las películas que se exhiben, me decido a ir y busco ropa casual para ello. Me dirijo al aparcamiento y tomo mi auto, en unos diez minutos llego al teatro y compruebo aliviada que no parece haber demasiada gente. Entro en el lugar y comienzo a ver los carteles que anuncian una u otra película. Ninguna termina de convencerme. Justo entonces me doy cuenta de que estoy pisando una pequeña tarjeta de color blanco. Frunzo el ceño y la recojo: 'Estudiante de Harvard'. Al parecer a algún compañero de universidad se le ha caído la credencial. Me doy el momento de mirar detenidamente la fotografía, para corroborar si le conozco, aunque sé que es muy poco probable, pues mi vida social es casi nula fuera del salón de clases. Una lástima no conocer a la muchacha, pues está bastante guapa.

La sorpresa viene luego, cuando me doy la media vuelta y me encuentro con la muchacha de la fotografía frente a frente, tan o más deslumbrante que en ella. Alta y de pelo castaño. Me quedo sonriéndole un momento, pues me inspira toda la simpatía del mundo. Con la cabeza ladeada, le estiro la credencial.- Creo que una compañera de universidad ha dejado caer esto ¿Intentando olvidar que estudias allí?.- solté una risita divertida.- A todos nos pasa.- volví a mirar de reojo los poster de las diferentes películas y luego en mi acompañante .- ¿Has venido a ver una especial? Yo no sé bien que quiero, ¿Alguna sugerencia?.- De pronto reparé en mi torpeza y estiré la mano.- Lo siento, no suelo socializar, no sé como funciona, soy Kiara, por cierto.

Mientras la muchacha guardaba nuevamente la credencial en su mochila, la observé con más detenimiento: era alta, un poco más que yo, de pelo castaño, y unos ojos precioso, lo que más resaltaba en su rostro eran sus labios, acompañados de esos pómulos tan perfectamente simétricos y bien formados. Era más que guapa, era preciosa. Sacudí la cabeza para vovler a centrarme en sus palabras, además de ser tan linda, era muy agradable, no quitaba esa perfecta sonrisa de sus labios, lo que me hacía sonreír al mismo tiempo.- Tu sonrisa es muy linda.- Dije naturalmente. Jamás me sonrojaba ante ese tipo de frases, yo había sido así siempre: si pensaba algo, lo decía, no me importaba que fuese poco usual. En este caso no había porque arrepentirse, era evidente que lo que decía era muy cierto.

Mi sonrisa se acentuó aún más cuando la muchacha me dijo que estaba aquí en la mismas circunstancias que yo, asentí rápidamente.- Mira que coincidencia, estoy aquí por exactamente lo mismo. No sé bien que ver y he venido sola.- solté una risa.- Así que supongo que una romántica sería una mala idea.- Estreché su mano cuando se presentó. Katniss, me encantaba el nombre, me encantaba ella. Volví a mirar las carteleras.- Te diré algo, entremos a ver algo juntas, va a ser divertido, yo invito al pop corn.- Le guiñé un ojo y comencé a caminar sin esperar a que me respondiese, aunque realmente espero que lo haga. Siempre he sido así de decidida, así que es totalmente normal que ya vaya por el pop corn y los refrescos. Esperé que la muchacha llegase a mi lado y le sonreí.- ¿Y? ¿De qué sabor el refresco, Kat?.- Me encantaba lo divertido de la situación, al parecer mi tarde iba a estar lejos de ser lo aburrida que pensé.

Me encantaba ese tono rosado en sus mejillas, y mucho más me gustaba el hecho de que fuese mi frase la que produjiese eso ¿Que era lo que le causaba ese sonrojo? ¿Acaso no escuchaba seguido lo perfecta que resultaba su sonrisa, el ángel que transmitía? Eso no me lo creía, y por lo demás debería advertirle de lo que le esperaba si de halagos hablamos.- Oh, no me agradezcas, es muy cierto, tus labios son muy lindos. Además, ten en cuenta que cualquier cosa que piense, la diré, sin pensar en si suene atrevida o no... prepárate para escuchar absolutamente toda tu verdad.- le guiñé un ojo.- Como por ejemplo, tienes una muy linda figura.- Nuevamente esa tierna pena aparecía en su rostro, haciéndome sentir mucho más...¿contenta? ¿satisfecha? ¿Qué era ese sentimiento de conformidad en mi estómago?

Seguidamente, y mientras hacía la fila para comprar la comida, aparece Kat a mi lado, con esa perfecta sonrisa sobre su rostro. Por un segundo me olvidé de responderle, y la miré embobada, perdida en esa complicidad que entre nosotras se generaba. Sólo una vez que el vendedor me repitió cuál era mi pedido, logré reaccionar.- Oh..claro. Quiero una Fanta y una Coca-Cola, además un pop corn familiar.- mientras el muchacho iba a por mi pedido me quedé mirando a la chica.- Entonces...Harvard ¿Eh? ¿Que estudias en nuestro infierno personal?.- El vendedor llega con el pedido y yo tomo la bandeja, dirigéndome a un acogedor espacio con modernos sillones para esperar a que tu función comenzara. Ladeé la cabeza y la miré un momento.- Te diré qué: sorpréndeme.- solté una ligera risa por lo travieso y coqueto que había sido mi tono de voz.- Me refiero a que, elijas una película a tu gusto, anda, me entrego a tus elecciones.- Me senté en aquel sofá tan largo para darle a entender que allí esperaría, con los refrescos y el pop corn en mis manos...con una chica así no iría a ningún lado tampoco.