Le Petite Mort Inauguration ¿Ready To The Party? [Todos]

Habia sido invitado a la fiesta de Alessandra que haria en su yate y claro que Johan acepto sin pensarlo y gustoso,le pregunto donde estaria el yate y cuando le avisaron fue hascta alla, sin antes ir a su habitacion y ponerse algo comodo, un jean, camiseta blanca sin mangas y tennis y salio rumbo a la playa.Llego en unos minutos con su coche, buscando donde estacionarlo, cerca del muelle habia lugar y lo dejo ahi, bsuco con la mirada el yate con el nombre de " Le Petite Mort Yacht" sonrio al ver lo inmenso que era, fue hasta alla y llamo fuerte a la anfitriona de la fiesta

Aless The Dutch llego

Harvard. A primera instancia lo que se te viene a la mente al escuchar tan prestigioso nombre, son chicos con altas calificaciones, señoritas de la alta sociedad y por supuesto, nerds peleándose por las becas. Pero lo cierto era que Harvard era eso... Y más. Mucho más. Se miró en el espejo de su camarote. Sí, su camarote. La dueña del yate era Alessandra Clinton. ¿Qué quién era ella? Bueno, ni más ni menos que una de los hijas de Bill Clinton. Y su mejor amiga. Hasta ella se sorprendió cuando Aless se lo dijo. ¡Un yate, dios mío! Y casi se desmaya cuando le invitó a vivir con ella, en el mismo. Ni tarde ni perezosa trasladó sus pertenencias y rápidamente se instaló ahí. La vida en el mar era más sabrosa ¿No?

Aless había planeado una fiesta para la inauguración de "Le Petite Mort" y ella ¿Cómo se habría de negar? El lugar era fantástico, y la verdad era que la rubia no había escatimado en gastos para que la fiesta fuese la mejor de Harvard. Mientras no metieran éxtasis o quemaran el barco, todo saldría bien. Se sujetó el cabello con una pinza y caminó por los pasillos hasta llegar al área donde los invitados llegarían. Una voz masculina llegó a sus oídos, y echó un vistazo por el barandal. Había un joven gritando el nombre de la rubia- Hola, creo que Aless se está terminando de arreglar - le dijo al desconocido. Desde arriba no se podía apreciar muy bien - Soy Anna, también vivo aquí, pasa - le sonrió, y señaló la rampa que daba acceso a los invitados al yate.

Había recibido una invitación a una estupenda fiesta en un yate, asi que sin pensarlo dos veces, tomó sus cosas y se marchó rumbo a la nave señalada en la invitación.
Caminó sobre sus tacones adentrándose en cubierta para encontrarse con un par de personas conversando.

-Hola, Hola - exclamó deliberadamente y sin preguntarle nada a nadie, les tomó a ambos por las mejillas para saludarles de dos besos en la mejilla - Alguno de ustedes es Alessa?, quisiera agradecerle en persona por la invitación a su adorable yate- sonrió sosteniendo su bolso esperando una respuesta

Otra fiesta, una más, esta parecia un poco mejor organizada, me habia invitado Alessandra a su nuevo yate, Le Petite Mort, el nombre me habia hecho cierta gracia al oirlo, y si la fiesta la organizaba Alessandra seguro seria espectacular...

Me puse unas bermudas y una camisa, con unas zapatillas de playa, las bermudas eran tipo traje de baño por lo que se podian mojar sin problemas. Llegué al yate un poco antes de la hora prevista y esperé un rato en mi Dodge Challenger y el aire acondicionado hasta que fuera más o menos la hora.

Cuando empezó a llegar la gente bajé por el muelle hasta llegar al lujoso yate, lo mire con ojo critico por ambas bordas y por detras, era un Lazzara XLS 92, como se las gastaba el tito Clinton... Me encaminé hasta la pasarela de embarque y vi al hermano de las gemelas, Jonathan, subi hacia él y le tendi la mano con una sonrisa. Buenas, Joseph Flannigan dije a modo de presentación, en vez de entrar hacia el yate me quedé al otro lado de la pasarela para conversar un poco con él. Menudo yate eh... Espero que alguno de los presentes sepa conducirlo o que haya un chofer, porque yo más allá de un fuera borda no se llevar... dije por sacar algun tema de conversación.
Poco después empezó a llegar más gente, llegó mi klasgenoot Johan y le saludé con un gesto de mi mano, tambien llegaron dos muchachas despues de él.

Un yate. Definitivamente con Alessa uno no puede saber a que atenerse, tienes las mismas posibilidades de que te llame para decirte que se ha comprado un yate como las tienes para que te comente que trabaja en la mafia, o que ha decidido hacerse punk. En fin, sea como sea, así es la chica a la que me amo por más que no pueda tenerla, al menos no del todo. Han pasado apenas unos días desde nuestro interesante encuentro en la piscina y ya la extraño. Al final no tuve el valor necesario para decirle lo mucho que me gustaba y todo seguía igual: nada de compromisos, sexo cada cinco minutos y dañarnos siempre que se pueda...¿Por qué? Porque soy una cobarde, claro está; una cobarde que aún no puede decir lo que siente.

Por la mañana he recibido la invitación que habla del dichoso yate, no me sorprendió para nada que me convidara a celebrar, más que mal nos pasábamos de fiesta en fiesta, sin embargo decidir si ir o no fué más difícil de lo que pensé. Ir a este evento, significaba que Aless se emborrachara, se besara e incluso follara a algunos tipo delante mío...y es algo que no quiero ver, sin embargo tampoco quiero enterarme por terceros...¿Qué tan malo puede ser? Rápidamente me pongo un short y una polera apegada al cuerpo, hace un calor horrible. De camino al muelle me encuentro con muchos estudiantes, y comienzo a imaginar lo grande que será está celebración. Me vendrá bien un poco de locura.

Al llegar al yate, me voy rápidamente a un rincón sin nadie. Ya se han armado algunos grupos de conversación, sin embargo no veo a Aless por ninguna parte. ¿Estará ya con otra persona en alguna parte de este castillo flotante? Lo precioso y lujoso que es ni siquiera me altera: solo quiero verla aparecer a ella. Saludo a un par de personas con la mano, pero más allá de eso solo me quedo quieta allí.

La gente iba llegando, y Alessandra aun no bajaba. Negó mientras una sonrisa suave adornaba su rostro, sabía que debía ser por algo, le gustaba ir bien vestida a las fiestas y ella siendo la anfitriona de esa no iba a decepcionar a los asistentes. Saludó a un par de personas con la mano, y correspondió los besos que le daban en las mejillas como saludo. A algunos los conocía de sus clases - como aquella rubia que había visto en la clase de la profesora Nicole - y a algunos sólo los había visto de pasada. En cualquier caso una fiesta siempre era buena, especialmente porque se podía conocer a todo tipo de personas.

Entró a la que era la cocina para ir a buscar unas bebidas y repartirlas entre los invitados que ya habían llegado cuando escuchó el característico sonido de unos nudillos contra la puerta. Se giró y observó al guapo moreno que miraba el interior con curiosidad. Dejando la pequeña bandeja que había llenado de algunas copas, sobre la blanca mesata, se acercó a él con su mejor sonrisa de bienvenida - Hola, ¿Qué tal?, Soy Anna, bienvenido - le dijo. Se permitió observarlo bien. Era muy guapo, demasiado a decir verdad, y tenía pinta de ser agradable.

Y aqui iba yo a la fiesta de Alessa en su yate, aunque estuviera realmente preocupado por el acontecimiento que habia sucedido con Mia unos cuantos dias atras ¿como demonios me habia terminado casando con alguien en las Vegas? y es mas ¿Por que no encontraba e certificado de este? miles de preguntas rondaban mi cabeza mientras iba de camino al yate. el anillo de matrimonio comenzaba a sentirse levemente molesto en mi dedo en pensar en cierta persona a la que podria encontrarme y que por alguna extraña razon no queria que notara el anillo. Habia pensado en quitarmelo, pero Mia lo llevaba debido a que era el recordatorio de que debiamos arreglar esto.

suspire mientras lo jugaba un poco en mis dedos, "Nikolas Baudeliere, eres un genio" me repetia sarcasticamente a mi mismo mientras dejaba de hacer que el anillo girara sobre su posicion. sabia que si no le ponia mucha atencion podria pasar desapercibido o como un anillo cualquiera, igual dudaba de que las personas sospecharan del significado de este debido a que no era una persona de andar en pareja, menos con un anillo de bodas. Observe la entrada al yate con una lave sonrisa, esperaba que esto no terminara en llamas despues de todo.

al entrar comence a curioserar el lugar, definitivamente se miraba un lugar lujoso pero ¿Y alessandra? no lograba verle por ningun lado, despues de un rato de busquedad me rendi y me decidi a saludarle mas tarde. al pensar en esto desvie la mirada encontrandome con cierta cabellera peliroja que me resultaba conocida, mucho. Pero observe que al parecer estaba acompañada de alguien, de nuevo la misma sensacion de la biblioteca se repitio, haciendo que sintiera el golpe helado de los celos pero ¿Por que? desvie la mirada decidiendo ignorarlos pero de una u otra forma terminaban llamandome la atencion.

Las cejas de la pelirroja se alzaron al escucharlo. Por el "Merci" que el moreno decía, intuía que era francés. Y que al parecer no sabía ni una pizca de inglés. Lo observó señalar las copas. ¿Querría tomar una? Al ver que se llevaba la mano a la frente, como si estuviera frustrado, no pudo evitar llevar su propia mano a sus labios para ocultar una risita. Aquello le había parecido muy gracioso. Y lindo. Al ver que él se adentraba a la habitación y se dirigía hacia donde momentos antes había señalado, además de que le hacía un claro gesto de "Sígueme", caminó tras él con curiosidad. Alzó la ceja al verlo servir las copas que faltaban, y al escuchar el "Ta-dáaan", comprendió - Oh, Querías ayudarme - declaró con una sonrisa. Al ver que el de seguro no iba a entender nada de lo que decía, se llevó la mano al mentón tratando de pensar una buena manera de decirle las gracias, ajena a lo que veía al moreno.

Chasqueó los dedos, quizás no podía decírselo, pero podía demostrárselo. Con ese pensamiento, le indicó con las palmas que aguardara ahí y se dirigió al refrigerador. Ahí habían muchas cosas, el yate tenía un servicio las veinticuatro horas al día, encargado de que nada le faltase. "Privilegios de los Clinton", pensó. Sacó una de las barritas de chocolate que habían ahí - Hey, les gustaba la comida chatarra mientras disfrutaban una película -, abrió uno de los cajones, y sacó uno de los post-its que se encontraban ahí para dar aviso a uno de los empleados sí ellas querían algo en específico del mercado. Con un marcador negro dibujo una carita feliz y un "THANK YOU" que abarcaba la mayoría del papel. Lo pegó a la barrita y se acercó a él. Por la mirada nerviosa que tenía el moreno, podía notar que al parecer no conocía a muchas personas, bueno, ella podría ser su amiga, después de todo la había ayudado.

- Toma, es tu paga por servir las copas - dijo de manera divertida y tendiéndole la barrita con el mensaje. Esperaba que el tono de su voz fuese suficiente para el francés, porque a decir verdad, pensaba que sería un poco difícil que la entendiera. Tomó una de las bandejas con las copas, sin dejar de sonreírle y dirigió su vista hacia donde debían salir para encontrarse con todos. Aunque lo que se encontró en el camino era bastante diferente. Y la mirada que le daba, echaba chispas. Con el pensamiento de "¿Pero qué carajo le pasa ahora?", decidió caminar hacia él, desafiante, y con la nariz apuntando hacia el techo de manera orgullosa. De verdad que a veces no entendía a Nikolas.

Seguía quieta en aquella esquina solitaria. Había venido con la intención de pasármelo realmente bien, comer y beber por sobretodo, hasta que no pudiese más, y sin embargo no tenía ganas de hacer absolutamente nada que no incluyese estar junto a Aless. En el preciso momento en que eso pasa por mi cabeza la visualizo al otro extremo de la sala y sin quererlo sonreí ¡Detesto ser tan jodidamente cursi! Ni siquiera es mi novia, pero es algo que simplemente no podía controlar. De pronto, todas las ganas de hacer cuanta locura se me pasase por la cabeza volvían a mi, junto a la señorita Clinton lo haría todo.

Me costo un rato decidir si acercarme a ella o no, sé que Aless no es una persona que le de demasiada importancia a lo que piensen los demás de ella, pero no tengo claro si querrá que nos vean en una actitud demasiado...cercana, porque la palabra 'amorosa' definitivamene no figura aquí. Me acomodé el cabello y fuí en su dirección a paso firme, para luego abrazarla por la espalda y acercarme a su oído.- ¡Bú!.- dije en un suave susurro seguido de una leve risita.

Uno de los asistentes le indicó donde realmente se encontraba la anfitriona de la fiesta. Sunday se giró para reconocerla caminando hacia ella, se sonrió y se alejó para saludarla de forma cordial. La chica le dió la bienvenida indicándole que disfrutara el festejo, indicando las bebidas que corrían por la cubierta. Sunday asintió encantada a la vez que Alessandra se alejaba de allí para saludar a otros invitados. Ella se limitó a tomar una de las copas de champagne para celebrar. Solo le dio un pequeño cuando una voz que reconocía perfectamente le sorprendía por la espalda, tomándole suavemente por la cintura. La rubia se sonrió al escuchar lo que él tenía que decirle, adoraba la forma en que él se refería a ella misma. Se meneó levemente mirando la copa de champagne que sostenía a la altura de su pecho, ladeando su cabeza para sentir unos suaves y dulces besos depositados en su cuello.
Se giró sobre ella misma para encontrarse de frente con el que ahora era su nuevo y reluciente novio, le sonrió ampliamente pues no esperaba para nada verlo allí, y todo eso para ella era algo así como una enorme y grata sorpresa. Se puso de puntillas para poder depositar un corto pero dulce y tierno beso en sus labios a modo de saludo
- Vaya... no esperaba verte por aqui, al parecer tus alumnos son más cercanos a ti de lo que podría esperarse, que conveniente- le dijo hablando muy cerca todavía de su boca mientras que con una mano le abrazaba por el cuello. Era conveniente para ella, pues entonces podría encontrárselo en diferentes celebraciones de la universidad, pero no sabía hasta qué punto podría ser bueno para ella esa especial cercanía que tenía con los alumnos, en especial las alumnas. Sunday le sonrió depositando un nuevo beso en sus labios algo más largo e intenso que el anterior que solo fue un saludo.

Desde lejos se podia notar que al parecer el chico no hablaba ingles del todo. Quizas por el hecho de los gestos que tenia o la expresion en los rostros de la dificultad al hablar. Rei levemente ante la situacion, la verdad era extraño que alguien que rondara por estos rumbos no pudiera hablar en ingles, quizas hasta arriesgado. Ocasionalmente desviaba la mirada para que no se notara que observaba. En ese momento recorde algo importante. aunque consideraba que no era mi culpa que su hermano hubiera comenzado con sus comentarios estupidos en parte debia disculparme porque habia tenido en parte culpa de lo que habia pasado.

Pense por unos momentos en como disculparme con ella pero, nunca en la vida me habia disculpado con ella. Siempre habiamos pasado peleando toda la vida que en este momento no encontraba la manera de solucionar el problema a lo que sucedia. Observe como caminaba en direccion a donde estaba, parecia molesta. Frunci el ceño cuando la idea cruzo por mi mente y sabia que si llegaba a alegarme terminaria contestandole, siempre era asi. Por lo que di unos pasos alejandome mientras sacaba el movil y le mandaba un mensaje ¿como lo consegui? no pregunten, quizas camino del departamento a la comisaria o algo por el estilo pero no recordaba del todo.

Guarde el movil dentro de mi bolsillo manteniendo la mano con el anillo ene sta, la verdad no queria que lo viera. Por alguna extraña razon que no comprendia realmente me importaba que no lo viera, me preocupaba. ¡malditas Vegas y alcohol! Al proximo viaje juraba solemnemente no tomar a ese punto para al menos poder notar cuando estaba a punto de hacer una estupidez monumental de repercusiones mayores... como casarme con mi mejor amiga la cual era como si me hubiera metido a un matrimonio incestuoso con mi hermana

Caminaba hacia el castaño con la bandeja en la mano, como si estuviera en un ring de box y ella se estuviera acercando al contrincante. Y de cierta manera así era. A veces, pensaba, que eran como malditos polos opuestos, cómo si fueran Los Zax del Dr. Seuss. Ella se dirigía al norte y él al sur, y en algún punto, en algún momento, sus caminos chocaban. Ninguno daba su brazo a torcer, y es que así había sido todo desde que tenía memoria. Antes de que pudiese seguir caminando hacia el otro chico, Louis la interceptó y le arrebató la bandeja. Lo miró de manera confusa, sin embargo su mirada cambió a una de comprensión al escuchar el susurro del francés. Cuidado. La verdad era que era demasiado tarde para tener cuidado, pero eso Louis no lo sabía. Le sonrió con agradecimiento y dejó que el muchacho continuase con su tarea de repartir copas mientras ella continuaba caminando.

Escuchó el tono de su celular que indicaba que había recibido un mensaje, por lo que rápidamente metió la mano en uno de los bolsillos de los shorts que llevaba. Juntó las cejas al reconocer el número junto con el nombre del remitente. ¿Le acababa de enviar un mensaje? Al leerlo, su mirada se suavizó y sonrió por la referencia. Volvió a verlo, y siguió caminando hacia él, sin embargo su lenguaje corporal había cambiado, ya no caminaba como si fuese ir a luchar, solo se acercaba tranquilamente. Notó que el castaño se había alejado unos pasos del lugar en el que había estado inicialmente, de cualquier forma no le dio mucha importancia a ese hecho. Antes de llegar hasta él, buscó a Louis entre la gente, aliviada de ver que se encontraba bien. Sí, bueno, lo acababa de conocer, pero le preocupaba un poco el hecho de que no supiese hablar inglés, ¿Qué tal si le ofrecían éxtasis y él lo confundía con mentas? Se estremeció levemente, Alessandra pondría el grito en el cielo si el yate se quemaba.

Llegó hasta donde Nikolas se encontraba y alzó el celular para darle a entender que había leído su mensaje - Entonces si yo soy Simba, tu eres Nala - dijo con una sonrisa bailándole en los labios - Tengo la idea de que Cameron podría ser un buen Zazu - Sí. Ambos eran un poco, no, muy sobreprotectores con ellos. Comenzó a preguntarse quienes serían sus Timón y Pumba, pero tenía cosas más importantes que hacer en esos momentos que asignarles personajes a todas las personas que conocía - ¿Cómo te encuentras? - le preguntó. Después de aquella visita al hospital no lo había visto. Y para ser sinceros, se alegraba de volver a verlo.

La mirada mas relajada de Anna logro que sacara una leve sonrisa ladeada, al menos no vendria directo a pelear lo cual era bueno. Pero al mismo tiempo el cargo de consciencia del estado civil que tenia ahora y que intentaba ocultar surgio en mi. Haciendo que escondiera aun mas la mano entre la bolsa del pantalon tratan do que se viera lo mas casual posible. Bueno, despues de todo, muchas persoans llevaban las manos en los bolsillos del pantalon y en alguna epoca yo no habia sido la excepcion. Auqnue solia llevarlos dentro de las bolsas del sudadero. aunque debido a la situacion no estaba para ponerme con preferencias en ese momento.

Por un momento al escuchar a Anna pude imaginarme a Cameron con un pico y no pude evitar reirme -Dejame decirte que el personaje le queda perfecto, pero el pico no le es muy favorecedor- le dije arqueando la ceja mientras sonreia ladeadamente. Era bueno poder hablar sin pelear, sin que alguno de los dos estuviera intentando demostrar ser mejor que el otro hasta daba cierto aire de tranquilidad. Pense por un momento la respuesta a su pregunta ¿Como estaba? jodido, ma acababa de casar por accidente, pero no le diria eso asi que sonrei de la mejor manera que pude aunque no quisiera hacerlo -Muy bien, ocupado con las clases ¿tu que tal?- Bueno habia salido mas natural que podia.

Observe al chico extranjero que mantenia vigilada a Anna, por un momento de nuevo senti como los celos atacaban un poco, luego me tranquilice. suspire y voltee a verla -¿no habla ingles verdad? dije refiriendome al chico. Con una sonrisa en los labios le indique con la mano libre que tenia que se acercara a nosotros, queria hablar con Anna, eso era cierto. Pero, por alguna razon termine llamando a como se llamara a que se acercara. ¿Que era lo peor que podia pasar?

Cruzó uno de sus brazos frente a su pecho, sujetándose de su codo contrario. La conversación era, agradable, sí. A pesar de haber ido con todas las intenciones de ir a pelear - ¿Qué? Ni idea, pero siempre lo terminaban haciendo - al menos sabía que podían tener una charla tranquila - Igual, el otro día nos fue a visitar el dueño de una empresa importantísima, aunque ni recuerdo su nombre - comentó. Sí, ese día se había quedado dormida en la clase, de lo único de lo que se alegraba era que que su cuerpo había quedado semioculto por los otros estudiantes y no le habían llamado la atención por la profesora Nicole.

Al escuchar la pregunta de Nikolas, se giró para ver a Louis - Ni un poquito, pero es muy agradable - Sí, el francés se había tomado la molestia de ayudarla con las copas, a pesar de no saber como decírselo. El castaño le indicó a Louis que se acercara, y se sorprendió al principio, sin embargo no pudo evitar sonreír. No le haría algún mal a Louis hacer otro amigo, con lo poco que hablaba inglés, supuso que sería un poco tímido al momento de acercarse a otras personas, aunque quizás con ella, la diligencia había podido superar aquello y había preferido ayudarla. Bien por él, faltaban más personas con esa actitud.

Louis se acercó a ellos con dos copas, para después tenderle una a la pelirroja. Con una sonrisa se lo agradeció y notó que cambiaba de mano la propia. Al querer estrechar la mano del castaño, alzó las cejas sorprendía por el atrevimiento de sacar la mano de Nikolas de su bolsillo. Quizás en Francia fueran así, se dijo. Le dio un trago al champagne, y sus ojos se fijaron en el estrechamiento de manos. Y se atragantó al ver la mano de Nikolas. Más bien, al ver uno de sus dedos, el cual era adornado, ni más ni menos por un anillo, que indicaba que era casado. Nikolas estaba casado.

Se llevó la mano al pecho, sintiendo un dolor, quizás por el atragantamiento y el ataque de tos que le había dado. Louis la miraba sonriente, pero no tenía ganas de devolverle la sonrisa. Al controlar por fin su respiración, miró a Nikolas. Y sintió mucha decepción. Forzó una sonrisa antes de hablar - Felicidades - dijo señalando el anillo. ¿Estaría ahí su esposa? ¿Había tenido el descaro de llevarla ahí? Que más le daba. Después de todo sólo se habían besado ¿No? - Fue un gusto haber charlado contigo, Nikolas. Pero tenemos trabajo que hacer, con permiso - Y tratándolo de la manera más formal y cordial de la que lo había tratado en toda su vida, se colgó del brazo de Louis y lo incitó a caminar en dirección contraría a la del otro muchacho. Sintiéndose pequeña y mal por alguna razón.

La música sonaba e incitaba un ambiente alegre, y por lo visto muchos de los invitados pensaban eso, porque bailaban sonrientes. Cerró los ojos y se tragó, se guardó, la decepción que sentía. Quería llorar, pero no lo haría. Cuando volvió a abrirlos se fijó en Louis, y antes de que el francés pudiese decirle algo, dijo de manera firme - Bailemos - Y tras pronunciar eso, lo arrastró a la improvisada pista de baile. Lo único que lloraría en esa noche, serían sus pies de tanto bailar. Que le dieran al mundo, pero esa fiesta no se la iban a arruinar. Y con ese pensamiento, se bebió de un trago la copa de champagne.