Agua {Libre}

Aquella tarde amenazaba tormenta, de esas que podrías calarte con tan solo abrir la ventana de tu habitación y asomar la punta de la nariz, y por eso mismo a Sansa se le había ocurrido otra de sus geniales ideas. Ir a la playa. Como si ella tuviese el poder de controlar el clima y pudiese hacer que justo donde ella quería ir no fuera a llover. Para colmo, se había limitado a salir con una camiseta de manga corta, unas mallas y sus inseparables deportivas. Si se ponía a llover en ese momento cualquiera podría tachar a Sansa de loca y no andaría muy equivocado, pero ella se había criado en un país donde el frío era casi el pan de cada día y por ello no le importaba ir así a pesar del posible frío que hiciera.

Se quitó los zapatos usando los pies y los dejó cerca de la arena, ella más que nadie sabía que poca gente pasaría por allí y por consiguiente no pasaba nada si descuidaba sus zapatos. Avanzó con decisión hasta la orilla y se sentó allí, cerca del agua, inclinándose hacia la orilla e intentando tocar la espuma que hacían las olas. Sin embargo no llegaba hasta allí y en un arranque de espontaneidad se levantó y corrió dentro del agua. Tampoco está tan fría pensó mientras volvía a sumergir la cabeza en el agua para pasar por debajo de una ola.

A decir verdad, en aquel momento se sentía bien, casi como en casa. Con el clima amenazando tormenta y ella nadando en el mar, como si el frío no importase. Le gustaba aquella sensación, más cuando su casa estaba tan lejos. Desde que se había marchado se había hecho a la idea de que las cosas allí serían muy diferentes a como lo eran antes, y lo había aceptado, pero siempre venía bien hacer algo que también hubiese hecho allí.