Películas, sí, claro. {Privado +18}

Era casi media noche, y sus ganas de salir se había desaparecido por completo al saber que había una maratón de Viernes 13 en la televisión. Así como, algunas veces, Taky con solo escuchar la palabra "whisky", se ponía de pie y se iba a donde la repartirían, también habían algunas veces en las que prefería embriagarse en la universidad, viendo películas.

Miércoles. Compañeros fuera, cigarros, cervezas y comida chatarra en la habitación. En la mente del moreno solo podía haber un nombre rondando, y sabía que, de una u otra forma, ella se aparecería por ahí. Solo esperaba que fuera con pizza vegetariana... bah, se aseguraría de que así fuera. Le mandó un mensaje de texto rápido, diciendo: Morena, pizza familiar, aquí tengo cervezas. Listo. Estaba todo solucionado.

Se puso su "ropa de dormir", que consistía en una polera grande y un buso roto en la basta. Se tiró a la cama, frente al televisor. Igual, Killa tenía la llave de su habitación, ni siquiera iba a necesitar tocar. Poco a poco, sus ojos se fueron cerrando, y la película quedó en un segundo plano.

¿Cuándo se había vuelto su vida tan aburrida? Era la pregunta que rondaba por la cabeza de la chica mientras sus manos se colocaban sobre su vientre y sus parpados se cerraban para dejar pasar todo tipo de respuestas absurdas. Su respiración empezaba a ser cada vez más lenta hasta el punto de ser nula. Estaba conteniendo la respiración. Quizá si dejaba de respirar podría desmayarse y hacer todo un númerito ¿No? Su celular vibro entonces a su lado distrayéndole de su tarea anterior su mano buscando el móvil mientras que abría lentamente sus parpados para leer el mensaje que le había llegado.

Sonrió ante lo que decía en el mensaje y contesto con un simple Más te vale que me hagas pasar un buen rato para proseguir a llamar a las pizzas poniendo la orden, media hora tardaría en llegar y era exactamente lo que necesitaba para arreglarse. No tardo en ponerse de pie y dirigirse al closet de donde saco unos pantalones negros que eran quizá los más ajustados que tenía y se puso una payera blanca holgada encima del sujetador negro. Nada demasiado elaborado ya que después de todo solamente verían la televisión, tomarían cerveza y comerian. Suspiro al verse en el espejo ¿Maquillarse o no hacerlo? Levanto una ceja mientras negaba para si misma mientras tomaba su llaves y el móvil. Ya dispuesta a esperar la pizza se sentó en la cama y empezo a tamborilear los dedos en su rodilla. Lo que le pareció miles de horas después hubo un toque en la puerta y fue por ello que se preparo para salir.

No tardo mucho en llegar al cuarto de Taky y no dudo en usar la llave a la habitación para hacer notar su presencia. Sonrió dejando la caja de la pizza sobre la cama de uno de sus compañeros al ver que muchacho estaba dormido, sus pasos se hicieron cautelosos mientras se acercaba a su cama y sin decir nada se sento sobre ella mirando con cuidado el rostro del chico. Levanto una de sus manos y con el dedo indice recorrio las abdominales del chico, su rostro acercandose al oido del chico -¿Acaso tendre que divertirme aquí sola mientras tú duermes?- pregunto en un susurro mientras sus labios rozaban con su piel.

Nuevamente sus ataques de sueño le estaba jugando una mala pasada. Tan solo pensar que podía quedarse dormir esperando a Killa le ponía las rastas de punta. Era la única mujer por la cual dejaría una ensayo con su banda, ¿cómo podía siquiera, parpadear a sabiendas de que ella estaba en camino? Era algo así como una ley rota en ese momento, en el que Morfeo tenía el control de su cuerpo.

Su voz lo despertó, esa aterciopelada voz, hizo que sus ojos se abrieran poco a poco y esbozara una sonrisa. Estaba ahí, sentada a su lado, con una de sus manos en su abdomen, y sus labios rosando su oído.

—Demoraste mucho —murmuró mientras buscaba sus labios, y le plantaba un profundo beso.

A la par, cogía su rostro con una de sus manos, y se levantaba poco a poco de la cama, para terminar sentado, más cómodo. Concluyó con el beso segundos después, mordiendo levemente su labio inferior.

—Pizza —dijo con tono de niño entusiasmado, mirando la gran caja cuadrada frente a él —las cervezas están debajo del televisor —le avisó, dándole un apretón en la pierna. El pantalón que se había puesto la morena le quedaba completamente entallado. Se le veía bastante sexy.

No pudo evitar más que sonreír ante su respuesta ¿Demorar? Había pasado tan solo media hora desde que él le había mandado aquel mensaje ¿O no? Iba a responder a su comentario cuando sus labios se pegaron a los suyos y fue entonces que olvido toda respuesta, su mano se coloco en su cuello jalándole más, el beso siendo profundo sin ser aun así tan pasional como solían ser algunos de sus besos. Sonrió al separarse y miro como el chico tomaba la caja de la pizza. Se levanto dos segundos después de que el chico le dijese donde estaban las bebidas y fue a sacarlas, abriendolas en el cambio con cuidado para darle un trago a su propia cerveza.

Se volvio a sentar donde había estado y entrego su bebida a Taky -No te atragantes ¿Vale?- murmuro al ver como veía a la pizza -Por cierto me debes algún tipo de recompensa porque me sacaste de la comodidad de mi dormitoro y me hiciste gastar los pocos dolares que tengo en tú comida- la chica le guiño un ojo de forma divertida mientras pasaba una de sus manos por su cabello para echar este hacia atras. Después de todo en ese mes lo llevaba corto con algunas mechas largas en el rostro.

Dio otro largo trago a su cerveza mientras se acomodaba en la cama de tal forma que estuviese viendo de frente al muchacho. Sabía bien que en unos pocos minutos le vería devorarse tres o cuatro pedazos de pizza en cuestión de segundos y eso era un espectaculo digno de ver por lo que tenía que estar cómoda para presenciar aquello. Levanto una de sus cejas, desafiándole a hacer aquello. Después de todo ella no comería nada porque antes de recibir el mensaje y ponerse a pensar en toda su vida aburrida se había comido una excelente hamburguesa.

La pizza familiar estaba dividida en ocho grandes trozos. Él los tenía sobre sus piernas casi al instante de haber visto la caja cuadrada cerca. En ese momento, su estómago le pedía que se terminara todos los trozos de un solo bocado, pero no lo haría. Si lo hacía, más la cerveza, terminaría vomitando. Ya le había pasado alguna vez, no quería repetir el plato nuevamente.

Cuando la morena le trajo su botella de cerveza, le sonrió y le guiñó el ojo divertido. Luego soltó una risa burlona al escucharla hablar acerca de algún tipo de recompensa, ¿creía que no le daría nada bueno a cambio? Sabía bien cómo agradecerle.

—Vamos, Killa, ¿una noche conmigo no te basta? —le preguntó soltando un tono arrogante, justo antes de meterse el primer pedazo de pizza en la boca, el cual devoró al instante.

Las verduras eran una de sus obsesiones. Desde que empesó a ser vegetariano, su vida cambió por completo, y le había encantado el hecho de no tener que comer animales para sentirse satisfecho. Dos trozos más en su estómago. Los tuvo que pasar con un gran trago de cerveza.

—Come algo, no estás tan gorda —le dijo en tono socarrón, para molestarla, aunque sabía que no lo lograría. Ese tipo de cosas tan superficiales a ella no le interesaban, más porque sabía perfectamente que de gorda tenía, lo que él de argentino.

-¿Quién dijo que me quedaría la noche?- preguntó con el rostro serio mientras le miraba devorar aquella rebanada de pizza y sin poder evitarlo sonreía ante su último comentario -No te preocupes, comí bastante antes de venir para aca y todavia siento las consecuencias de haberme comigo todas aquellas papas a la francesa- comento encogiendose de hombros mientras saboreaba el sabor de la cerveza, aquel liquido frío bajar por su garganta haciendole sentir una extraña pero placentera sensación.

Levantó la mirada entonces y suspiro un poco -¿No será extraño si llegan tus compañeros y me ven acomodada aquí?- pregunto curiosa, después de todo era miercoles y podrían regresar a cualquier hora para dormir en sus camas o simplemente hacer tareas ¿Cierto? Paso su mirada hacia la puerta de la habitación y entrecerro los ojos pensando en las probabilidades de que en cualquier momento alguien entrase y la sacase arrastrando de aquel lugar. Frunció los labios en suma concentración.

Desvio un momento la mirada para ver al chico -¿Estas cervezas son tuyas verdad?- levanto la botella para hacer enfasis en su pregunta. No lo había pensado, pero todo era probable y más para como era su suerte de mala. Acomodo segundos después la botella entre sus piernas mientras lentamente regresaba la mirada hacia la puerta ¿Estaba actuando de forma paranoica? Seguramente si, pero era mejor prevenir cualquier situación.

La pregunta que hizo la morena provocó que los ojos de Taky se abrieran como platos. ¿No se iba a quedar con él toda la noche? Si pensaba irse de esa habitación se había vuelto loca, nada más. Por último, si pensaba, siquiera, irse sin haber pasado unas cinco o seis horas junto a él, Killa había perdido completamente la razón y necesitaría ayuda psicológica.

—¿Mis compañeros? ¿Para qué crees que tengo esto? —preguntó mostrándole la llave de su habitación que llevaba colgada en el cuello.

Parecía que Killa había llegado media paranoica. ¿De cuándo acá le preocupaba que otras personas pudieran verla ahí, o haciendo cualquier otra cosa que para la gente "normal" no era apropiada? ¿Estaba acaso drogada? El moreno la empezaba a mirar de forma extraña, como si ella no fuera la misma de siempre. Pero para ahorrarle la preocupación, se puso de pie y le hechó llave a la puerta, dejando la misma ahí, cosa que si cualquier otra persona querría entrar, no podía, porque su llave se rompería.

—Ahora sí, nadie podrá interrumpirnos —anunció con una amplia sonrisa, volviendo a la cama y cogiendo otro pedazo de pizza, no sin antes, haberle robado un beso rápido a la morena.

Se terminó toda la pizza familiar dos minutos después, junto a la botella de cerveza, la cual, anunció, era suya, como todo lo que estaba a los alrededores de la cama.

Tiró la caja a un lado y fue por Killa, gateando sobre la cama, hasta recostarse sobre ella, acorralándola. —Dime, ¿qué demonios te pasa? —le preguntó extrañado, mirándola a los ojos, con sus rastas colgando al lado del rostro de la morena.

No pudo evitar reir un poco ante la expresión del chico ante su pregunta sobre si se quedaría en aquella habitación aquella noche. Pero no se distrajo mucho y se quedo mirando la puerta como si de ahí fuese a entrar un alien. Levanto solamente la mirada cuando escucho al chico preguntar que para que tenía una llave, sonrió un poco ante aquello y abrió la boca un par de veces para decir algo sin terminar de decir absolutamente nada. Sabía que estaba actuando como una loca, pero quizá todo era culpa de haber estado sola la mitad de la semana sin tener nada que hacer más que tareas que para su gusto eran aburridas. No habían tenido ensayos de la banda y el chico había estado paseandose con mil chicas diferentes, mientras que ella se había quedado en cama contando las grietas del techo porque no tenía ganas de llamar a alguno de los muchachos que siempre insistían en salir.

Le miro comerse toda la pizza en tan solo unos cuantos minutos y no pudo evitar más que preguntarse ¿Cómo podía comer tanto y conservar el cuerpo que tenía? No es que ella fuese demasiado superficial, pero había cosas que hasta a ella le podían sorprender. Ni siquiera había registrado el beso que le había robado el chico, así de impresionada se encontraba y eso era decir demasiado. Nego suavemente y parpadeo unas cuantas veces para despertarse de su ensoñación y sorpresa.

Sonrió de medio lado al notar como el chico se acomodaba encima de ella, obligandole a recostarse comodamente sobre su cama -Creo que fue todo lo que comí antes o todo el tiempo que estuve sola en la semana- murmuro mientras levantaba sus manoss y las colocaba sobre las mejillas del chico aprovechando para acariciar sus mejillas suavemente -Creo que estar aquí contigo era lo que necesitaba- termino aceptando mientras cerraba los ojos y tomaba una gran bocanada de aire, llenando sus pulmones de la loción del chico.

Creyó más el pretexto de la comida, que el de haber estado sola toda la semana. Sabía que debajo de la manga, la morena siempre tenía un as. Y que cuando ambos no estaban juntos, ella se divertía con cualquier otra persona, sea hombre o mujer. Los dos se habían acostumbrado a eso ya. Lo siguiente sí lo hizo sonreir. Estaba claro que el uno al otro, de alguna forma rara y extraña, se necesitaban, así que no lo sorprendió.

—Digamos que soy como tu medicina —comentó, viéndola cerrar los ojos y respirar profundamente.

Besó sus dos mejillas, sonriendo por el contacto, y luego la punta de su nariz, para terminar en su mentón y sellando el momento con un rápido beso en los labios.

—¿Hoy es tu día o algo así? ¡Yo también quiero cariño, morena! —le dejó en claro, riendo por lo bajo, y volviendo a besarla antes de ponerse de pie y quitarse la polera, tirándola en la cama de al lado.

Se sentía más cómodo en boxers nada más. Era como una especie de libertad dentro de su habitación. La mayoría de hombres sentía lo mismo, o al menos sus compañeros también. Estaban acostumbrados a andar así dentro de ahí. Fue hasta el televisor, para coger, de abajo, otra botella de cerveza, y volvió a sentarse en la cama.

-La medicina a todos mis males- concluyo con una suave risa mientras sentía como su cuerpo se relajaba ante aquellos besos que el chico le proporcionaba y respondió contenta al último beso. Y no pudo evitar formar un pequeño puchero ante la separación del chico de su cuerpo, le miro quitarse la playera y dirigirse por su segunda cerveza por lo que sin posponerlo más ella se puso también de pie y camino hasta debajo del televisor para tomar otra de las botellas, abrirlas y darle un largo trago.

Se quedo de pie arqueando una de sus cejas mientras una sonrisa se aparecía en sus labios -Eres una tentación enorme así como estas- murmuro por lo bajo mientras mordía con cuidado su labio inferior y caminaba lentamente hacia donde estaba el chico. Dejo la botella de su cerveza en el suelo y con cuidado tomo la de él para ponerla en el mismo lugar -No puedes esperar que me controle ¿Cierto?- comento mientras se paraba frente a él poniendo sus manos sobre sus hombros.

Sonrió ampliamente y lentamente coloco una pierna a cada costado de la cintura de él para terminar sentada sobre su regazo. Paso su dedo indice por su mejilla y suspiro -Ya que tú te has quitado algunas prendas.... ¿Puedo hacer lo mismo?- una inocente sonrisa apareciendo en su rostro -Ya sabes para estar comoda- murmuro mientras mordía su labio inferior de nueva cuenta.

Su relación era de confianza, por sobre todas las cosas. Ninguno se negaba al otro, menos sus deseos e instintos. Ambos eran transparentes, y eso era lo que más rescataba Taky de estar al lado de Killa, y de tenerla como complemento y compañera. En las buenas, y en las malas, aunque más buenas que malas, claro.

—¿Y tú crees que con esos pantalones no eres una tentación? —le contestó, con mirada provocadora, al ver lo bien que se le formaban las caderas con ese pantalón encima.

La acomodó con total facilidad sobre él mismo, manteniendo sus dos manos en ambas piernas de la morena. Le sonrió al escucharla, y asintió con la cabeza. ¿Cómo podía negarse a una propuesta como esa? Si su mayor deseo en esos momentos era verla completamente desnuda.

—Pero deja, yo te ayudo —insistió, quitándole la blusa blanca que llevaba encima del brasier negro que tan bien recordaba —si prefieres otra prenda, avísame —murmuró, tirando el pedazo de tela justo donde había puesto él su polera segundos antes.

Sus manos fueron directamente al cuello de la morena, el cual acarició de forma suave, mientras se acercaba un poco más para besarle el mentón con delicadeza.

Sonrió complacida ante su comentario y le beso en la mejilla -Me los puse especialmente para tí- acepto complacida porque él notase aquella prenda. Se acomodo sobre el chico para ayudarle a quitarse su blusa y sin poder evitarlo miro hacia abajo para ver que su brasier estuviese bien colocado sobre sus pechos, no que Taky no los haya visto anteriormente claro esta... Pero un paso a la vez ¿Cierto? Tendría que seguir reptiendose eso para poder hacer que la noche durase más.

Suspiro contenta al sentir sus manos en su cuello y no tardo en ceder, moviendo su rostro un poco para que sus labios acariciaran los del moreno -Tienes menos prendas que yo- murmuro lentamente mientras profundizaba el beso lentamente, para segundos después separarse de él y levantarse llevando sus manos al botón de sus pantalones. Lo desabrocho bajando la cremallera y dejo caer las manos a sus lados mientras miraba al chico -¿Los quieres fuera?- pregunto suavemente.

Si, quizá estaba siendo demasiado rápida... Y solamente esperaba que el chico estuviese buscando lo mismo que ella en ese momento. Llevo la mirada al suelo y saco sus sandalias de sus pies. No levantaría la mirada hasta que el chico dijese alguna palabra, alguna sugerencia de que quería que esa prenda se fuese o que se quedase. Cualquier fuese su opinión ella la respetaría.

Era un hecho. Le habían cambiado a la Killa de siempre. ¿Qué le estaba sucediendo? ¿Por qué no tomaba el control como todas las otras veces? ¿Preguntaba y pedía permiso? Demonios, si no la estuviera viendo bien en ese mismo instante, juraría que le cambiaron de morena y él ni cuenta se dio. En realidad, era más por sus pechos, no los suplantaría cualquier persona, él lo notaría.

Asintió con la cabeza a aquello de que tenía menos prendas que ella. Tan solo su buso y sus boxers. Detrás de ella, y frente al moreno, la televisión seguía prendida, reproduciendo las películas de Viernes 13, sin que ninguno le de mayor importancia.

—¿Que si los quiero fuera, gata? —le preguntó incrédulo, mirándola directamente a los ojos —tú mejor que nadie sabe que desnuda, aprecio mejor tu cuerpo —declaró negando con la cabeza, mientras que a la par la ayudaba a quitarse los pantalones.

No es que solo se buscaran el uno al otro para tener sexo y listo, era algo mucho más profundo que nadie comprendería, por eso mismo, nunca había visto a Killa como pareja o algo parecido. Era simplemente su complemento y punto, nada más. Podían confiar entre ellos y todo lo demás, pero de ahí no pasaban.

El cuerpo de Killa era un dilema sin fronteras. Sus curvas, sus piernas, su cabello, su piel, todo en ella era inspiración para el moreno. Y quizás no sólo era lo físico, iba más allá. No era la típica chica que andaba con uno y con otro por el simple hecho de creerse bonita o simpática. Mucho menos era una vieja amargada a la que nadie se le acercaba.

Taky sabía que ella salía con diferentes hombres, y no le importaba, sabía que la "relación" que tenían iba más allá que la exclusividad, y también sabía que el trato que tenían entre ambos, ninguno lo tenía con nadie más.

—Estás así, ¿y me preguntas qué haremos esta noche? —le preguntó al instante, viéndola jugar con la botella de cerveza.

Soltó una risa bastante sonora, y un poco contagiante, mostrando todos los dientes, provocando que sus ojos se vean pequeños y unas marquitas aparecieran a sus lados. Típico en el moreno cuando algo en verdad le causaba gracia.

—Killa, en acá —le dijo en tono divertido, tirando de su delgado brazo y sentándola sobre su regaso, con las piernas de ella rodeando sus costados.

Sus labios recorrieron desde su frente, pasando por su nariz, hasta llegar a sus labios, los cuales se juntaron a los suyos y no la dejó. Sus manos atraparon su cintura, pegándola mucho más a él.

Rió entre dientes sin poderlo evitar mientras negaba de forma divertida -Quizá tú quieras ver la película- comento mientras señalaba con su dedo indice la pantalla que estaba frente a ellos. Le miro reirse y escucho lo que dijo con una de sus cejas levantadas. No pudo evitar más que soltar un gritillo de sorpresa ante como le colocaba encima suyo, pero la sorpresa se vio interrumpida por sus labios sobre los suyos en un pasional beso, sus manos atrayendole más a su cuerpo por medio de su cintura mientras que las suyas propias se colocaban en sus mejillas sosteniendole de forma que pudiese controlar el beso.

Mordió delicadamente su labio inferior e inmediatamente de eso separo sus labios de los suyos para colocarlos en su oido -Mmm creo que esto me gusta más- murmuro concluyendo su comentario anterior. Sus dientes capturaron el lobulo de su oreja, mordiendo este con suavidad mientras sus manos se colocaban en sus hombros -Más te vale que esta noche valga la pena- sus labios bajaban lentamente por su cuello besando este suavemente.

Amaba esa relación que llevaba con Taky, era sumamente relajante no tener que preocuparse por escenas de celos y sobre todo poder contar con él a cualquier hora posible. Era el tipo de amistar perfecta, realmente no cambiaría esa amistad con Taky por nada... O por lo menos en ese momento no se le ocurria nada realmente.

El beso que había plantando en los labios de la morena fue correspondido. Le encantó la forma en que lo terminó, con la mordida en el labio inferior, y lo siguiente le gustó todavía más, tanto que provocó que el moreno soltara un suspiro entre dientes, y cerrara los ojos, de forma relajante.

—Si me decías que no, no te creía —comentó, con respecto a lo de que a ella le gustaba mucho más lo que sucedía en lugar de ver una película.

Sintió cómo sus labios fueron hasta su cuello, y sonrió de forma leve, mientras tenía sus manos en las piernas de ella, sobándolas de arriba hacia abajo. Sentía cómo su entrepierna se iba haciendo notar más, al sentir el roce de la intimidad de ella con él. Cada caricia que involucraba a Killa con él, le provocaba la misma reacción en su cuerpo.

—Siempre te he dejado satisfecha —le comentó, buscando nuevamente sus labios, mientras se recostaba en la cama con ella encima.

Necesitaba que en ese momento, Killa tuviera el control de la situación, como solía hacer en algunas ocasiones. Se mostraba como una mujer que sabía lo que quería, y eso a Taky lo volvía loco. A pesar de ser algo egocéntrico y siempre querer hacer todo a su manera, con la morena todo cambiaba, era una persona más en el mundo, que simplemente tenía a alguien que lo complementaba de manera perfecta.

Si, realmente necesitaba tiempo a solas con él. Aprovecharía cada segundo que tuviesen y no solamente disfrutaría ella sino que haría que él no se olvidase de esa noche... Por decirlo así sería un buen recuerdo hasta el proximo encuentro que tuviesen. Sonrió contra la piel de su cuello sin poderlo evitar en cuanto sintió aquel ya conocido bulto en la entrepierna del chico y sin dudarlo dos veces movio sus propias caderas para crear aquella placentera fricción entre ambas zonas intimas. Mordió suavemente la piel de su cuello y paso la punta de su rosada lengua por la marca que había dejado.

Sonrio contra sus labios y sin separarse de esto logro susurrar su respuesta -Tienes razón- y es que era cierto, toda noche que pasaba con él resultaba ser mejor que la pasada era como si de alguna forma ambos hubiesen mejorado su juego y quisiesen poner en practica esos nuevos movimientos. Se levanto con ayuda de sus manos para estar sentada sobre él y mirarle divertida mientras daba unos tentativos movimientos hacia adelante y hacia atras para ver que tanto placer provocaba en su cuerpo aquellos roces, después de todo solo les separaba su respectiva ropa interior. Y es que lentamente la chica se había encargado de deshacerse del buso del chico para poder apreciar aquel buen cuerpo del muchacho.

-Creo que es hora de quitar estos- murmuro señalando sus boxers y segundos después bajando sus labios al cuello del chico y haciendo una trayectoria con estos hasta el abdomen del chico, su cuerpo haciendose hacia atras mientras sus labios hacian su lento descenso. Sin dudarlo beso debajo de su ombligo y lentamente sus dedos fueron haciendo el trabajo de bajar su última pieza mientra la chica le miraba con una sonrisa picara en los labios.

Control. Su cabeza estaba apunto de explotar al sentir los movimientos de la morena, pero necesitaba control. Debía respirar tranquilo, nada agitado, su cuerpo debía estar relajado, listo para disfrutar cada caricia. Para su mala suerte, o quizás para la buena, ella lograba tomar el control más que él, y al moreno solo le quedaba contener sus ganas de cogerla por la cintura e ingresar a su interior de un solo movimiento. Prefería mil veces los juegos previos a ese momento, y más si Killa daba pie a estos.

Sin que se diera cuenta, se vio tan solo con sus boxers, recostado sobre la cama, con la morena de sus fantasías más retorcidas sobre él, besándolo. Sonrió al ver el camino que hacía sus labios sobre su piel, y se mordió el labio inferior cuando sintió el beso debajo de su ombligo. Cada roce lo provocaba mucho más.

—Me siento, abusado, K, me encanta —murmuró, mientras le devolvía la mirada, y le sonreía de lado.

Sin dudas, las mujeres con caracter eran su debilidad. O mejor dicho, la morena era su debilidad. Él podía estar con veinte mujeres a la vez, pero ninguna lograba satisfacerlo como lo hacía Killa. De alguna u otra forma, ella encontraba la manera de hacerlo todo diferente, a su modo, y eso, a Taky, le fascinaba.

Quería llevarlo al punto donde le rogase por ese más que ambos estaban deseando. Sonrió suavemente mientras tiraba los boxers de lado y levanto la mirada -Será una divertida noche- murmuro mientras acercaba su mano al miembro del chico, tomándolo con cuidado, pero firmemente para empezar a mover su mano de arriba a abajo lentamente, queriendo que disfrutase y sintiese la necesidad de más. Y es que mientras hacia aquello se acomodo de tal forma que pudiese pegar sus labios al de él, un beso lento y en el cual su lengua exploraba cada rincón dentro de su boca.

Su mano adquirió un ritmo pausado y prosiguió con aquello durante unos cuandos minutos más antes de soltarle, separandose de igual forma de sus labios para sentarse y llevar sus manos a su espalda donde estaba el seguro de su sujetador. Mordio suavemente su labio inferior mientras dejaba caer aquella prenda, los tirantes cayendo por sus brazos y al final la prenda terminó en el abdomen del chico mientras que sus brazos cubrían sus pechos.

Y si bien su mano ya no estaba acariciando el miembro del chico, este no había perdido atención por parte de la chica ya que había adquirido su anterior posición y rozaba su sexo con el de él, sí, todo lentamente. Todo estaba friamente calculado o por lo menos eso era lo que pensaba la chica en ese momento, todo podía cambiar rapidamente, todo en cuestion de segundos y que tanto se dejase llevar ella por lo que estaba pasando.

Killa. ¿Cómo describirla con palabras? Era imposible. Cada cosa, por más pequeña que fuera, marcaban algo en la vida del moreno. No eran nada, y a la vez eran mucho. Ni ellos mismos entendían el tipo de relación que tenían desde hace ya bastante tiempo. Con eso se conformaban, con pasar buenos ratos, sin necesidad de compromisos, ni nada por el estilo.

Las manos de la morena lo dejaron al descubierto. Estaba desnudo de pies a cabeza, y con su entrepierna cada vez más grande. Pero a ella pareció no importarle la necesidad que él tenía de entrar en su interior, solo se limitó a masajear esa sensible parte, de arriba a abajo, de forma suave y tímida, como si nunca lo hubiera hecho antes. Luego, se las ingenió para continuar haciéndolo, y a la vez, poder besarlo.

Taky al instante le correspondió el beso, explorando cada pequeño espacio de la boca de ella. El sabor de sus labios quedó impregnado en los del moreno, quien la veía directamente a los ojos al verla levantarse un poco, y despojarse de su brasier negro que tan bien le quedaba. Sonrió cuando la vio taparse los senos con los brazos, negando con la cabeza. ¿Acaso nunca la había visto desnuda?

—K... —fue lo único que salió de sus labios, mientras sentía la intimidad tíbia de la morena, rosar con su miembro ya estimulado, y listo para entrar en ella.

Se levantó, sentándose, y poco a poco le bajo la ropa interior a Killa, deshaciéndose de ella en un dos por tres. Le sonrió y colocó sus manos en las caderas de la morena. Necesitaba sentirla por completo, no podía esperar más. De un cuidadoso movimiento, tomó sus caderas e hizo que su miembro entrara en ella directamente, sentándola sobre él, abrazándola por la cintura. Soltó un suspiro ahogado cuando logró su cometido.

Si no fuese por el cariño que le tenía al chico y lo mucho que su amistad significaba para Killa, hacía años que hubiese intentado llevar una relación formal con él. Pero había mucho que no les haría durar demasiado y por su parte era que no le gustaban los compromisos, aparte de que le gustaba tener de donde escoger, y si bien le gustaba estar con Taky y le prefería sobre muchos hombres, había otras personas que le hacían pasar buenos momentos. Una relación seria entre ellos era imposible al menos que ambos estuviesen deacuerdo en dejar su personalidad atras.

Dejo caer sus brazos y se acomodo en el chico en cuanto él le había despojado de la última prenda que le había quedado. Una sonrisa aparecio en su rostro y no pudo evitar soltar su nombre en un suspiro en cuanto le sintió introducir su miembro dentro de ella. Se sentía completa y no solamente por el echo de tenerle dentro sino que había algo que le hacía sentirse ella cuando estaban juntos. Subio lentamente sus caderas y lentamente volvio a sentarse en él, creando ese vaivén entre ambos. Paso sus brazos por su cuello y acerco su rostro al suyo -Eres demasiado impaciente- murmuro mientras continuaba aumentando el ritmo de sus caderas. Su pecho pegado al de él y era así como notaba como el latir del chico se volvía más rápido.

Sus labios buscaron desesperadamente los de él al instante en que sus movimientos se volvían más rápidos. Se escuchaba bien en la habitación sus respiraciones, sus gemidos y también el singular sonido de piel contra piel. Con cada penetración el cuerpo de la chica pedía más... Deseaba tener más y no solamente más velocidad sino que más intensidad. Un escalofrío le recorrio por completo y no pudo evitar arquear su espalda haciendo con esto que sus labios se separasen de los de él.

Impaciente. Sí, esa era la palabra. Cuando se trataba de Killa, lo dominaba su necesidad y deseos por tenerla así. No tenía por qué ocultarlo. La morena despertaba en él sus deseos sexuales más escondidos, tanto que no podía contenerse y en todo momento debía tener contacto físico con ella, así fuera para un beso o una caricia.

Le correspondió el beso al instante, mientras lograba concentrarse en mover sus labios al mismo ritmo que ella, y a la par sentirla subir y bajar sobre él. Podía sentir sus senos pegados a su pecho, uno de los tactos más placenteros a su lado. Subió sus manos, sin dejar de besarla, y acarició ambos, de forma circular.

Su cuerpo empezaba a emanar calor, y su corazón latía con más rapidez. Siempre sucedía aquello con Killa. Ninguna de sus visitas podría solo limitarse a estar juntos y ver una película. Incluso habían llegado a hacerlo en el baño de una disco. No habían "peros" cuando se trataban de sus ganas por estar juntos.

Sin embargo, habían ocasiones en las que podía pasarse una tarde entera con ella, recostados en algún lugar, tan solo conversando o discutiendo por A o B motivo. Extraño. Sí, esa era la mejor descripción de su relación.