Cada cosa en su lugar {Libre}

Paseaba por la casa observando cada detalle de esta para ver si todo estaba correctamente. Ashley queria que todo estuviera bien decorado y ordenado, y es que una casa decente decia mucho de sus dueños. No es que fuera obsesiva del orden, pero no hacia mucho que la habia redecorado y queria que asegurarse de que todo estaba como le gustaba para asi no tener que preocuparse mas.

Las cosas ya no eran como antes, y es que cuando Kassandra era pequeña nunca podia tener la casa aceptable. Claro que eran cosas de niños y jugaban sin ver los lios que armaban en la casa, pero Ashley se pasaba los dias ordenando la casa. Y ahora eso habia acabado, e incluso lo echaba de menos.

Vio que el sofa estaba un poco descolocado y se apoyo en el respaldo mientras empujaba esforzandose todo lo que podia sin conseguir moverlo. - ¿Como puedes pesar tanto?- le decia al sofa respirando acelerada por el esfuerzo- Vamos, colabora...

Los pies descalzos se le arrastraban por el piso sin conseguir moverlo - Mueveteeee...

Era increible. ¿Por que habia comprado unos sofas tan pesados? O puede que fuera que ella no tenia fuerza suficiente. La verdad es que eran muy bonitos, y claro una se fija en eso y no su peso. "Para la proxima vez he de tenerlo en cuenta"

Dejo de empujar y estiro los brazos apoyada en el respaldo recuperando fuerzas. Tampoco queria hacerse daño con una tonteria asi. Y fue el momento que escucho a su marido y se aparto un poco dejando que se encargara. - Nunca se sabe ¿y si ocurre algun dia?- le sonrio y se acerco a el tomadole el rostro y regresandole el beso. - Entretenida. Ya lo has visto.

Habia mantenido conversaciones con cada mueble de la casa cuando estos no querian obedecerla. No, no estaba loca, pero a veces hay que entreneterse con cualquier cosita. - ¿Y que tal tu viaje? No te esperaba tan temprano- le dijo mientras le pasaba las manos por el cabello colocandoselo bien.

No soportaba que fuera tan desareglado en casa. Aunque reconocia que aquel aspecto desaliñado y descuidado le quedaba muy bien, pero nunca delante suya.

- Y es por eso que es tan maravillosa. Se parece a su madre.- lo decia con orgullo. Le daba igual si sonaba muy egocentrico, tan solo decia la verdad sobre su hija y de paso elogiarse a si misma un poco. ¿Por que no?- - Lo que no se es que habra heredado de ti.

Se reia mientras escuchaba a su marido. - Ya sabes que no dan gran conversacion. - Lo llevaba hasta el sofa cuando le decia algo sobre su hija. - ¿Y por que esa seriedad? No puede ser tan malo- su marido tenia tendencia a tratar cualquier tema de su hija con mucha seriedad. Sabia que se preocupaba por ella, pero con esa actitud no conseguiria resutados.

Se desclazo mientras Damian se sentada derrotado y se sento a su lado mirando hacia el con los pies sobre el sofa. - Tu si que te quejas, siempre lo haces.- daba igual la calidad de los servicios, su marido siempre tenia queja alguna. - Y lo has hecho. Llegas un poco antes y te encontras con mi amante- Se reia con su broma cuando lo ve levantarse de pronto y sacar un paquetito. ¿Para mi?- siempre le traia algun regalo, pero igual lo recibia con entusiasmo. Le gustaban esos pequeños detalles de el.- ¿Que es? Dimelo...- nunca llegaba a abrir de todo el regalo sin que Damian le mencionara que era. Para los regalos era poco paciente.

- Pero dime, ¿cual es ese capricho de Kass?- le dijo mientras abria el regalo. Le daba curiosidad que era esta vez.

Le golpeó suavemente en el brazo tras su broma. Vamos que si era suya, de eso era difícil dudar. Escuchó cuando era aquel caprichito de su hija y quedó bastante asombrada. Pero, ¿en qué pensaba si hija? Parecía que no conocía a su padre. Ahora sería cosa suya de intentar calmar a su marido. En otras ocasiones no habian sido cosas muy graves y le era fácil. Pero no aquello.

- ¡Oh! ¿En serio? Bueno, déjala. Ya sabes que las alumnas siempre se enamoran de algún profesor y este no sabe redimirse a una joves. Kass se acabará cansando de él y pronto habrá terminado todo- procuró decir calmada y convenciendose a si misma de que asi sería lo que estaba diciendo para que sus palabras sonaran mas creibles. Pero sabía que sus marido no estaría contento con aquello. No cesaría hasta que todo aquello hubiera terminado, y con lo que se parecían padre e hija estaba segura de que el fin estaba muy lejos.

Se rió con aquel comentario. - La próxima vez seguro que llegas a tiempo.- le dijo siguiendole la broma. Le tomó de la mano y lo llevó hasta el sofá sentadose los dos. Cuando abrió la cajita se quedó sin habla. Su boca estaba abierta pero no emanaban palabras de ella. Miaba al reloj y a su marido sin creerselo aún. Cuadno le traia un regalo solia ser pequeño, algo no muy excentrico. Aquel regalo era pequeño en tamaño y grande en valor.

Cuando le preguntó si le gustaba se lanzó hacia él besandolo con fuerza. - Te quiero- le dijo sin despegar los labios de él de los suyos. Podia parecer que su amor solo se debia a que Damian le daba lo que quería y por los regalos que le hacía, pero era mucho más. Queria a aquel hombre por lo que era, por ser un marido fiel, un padre ejemplar y un gran amante. No se imaginaba haber acabado con otra persona.